En octubre del año 2012 la todopoderosa Disney anunció la compra de Star Wars. Esta compra tuvo muchísimo revuelo, pues con la misma se anunció una nueva trilogía de películas (quedan apenas un par de semanas para el estreno de Episodio IX), spin-offs y el reseteo del noventa por ciento de su universo extendido. Hasta aquí todo entraba dentro de lo normal. Lo que sucede es que unos años antes había comprado Marvel Comics, por lo que solo había que sumar dos y dos para que los derechos de explotación de la franquicia creada por George Lucas volviera a La casa de las ideas.
Y digo volver, porque desde 1977 hasta 1986 fue Marvel Comics la encargada de publicar una larga colección de comic books que narraban tanto los hechos ocurridos en las películas como historias nuevas dentro del canon galáctico. Lo cierto es que fueron unos tebeos bizarros a más no poder (¿Alguien recuerda al conejo verde?). Ya en 1987 Dark Horse se encargó de publicar un millar de historietas donde abordó todos y cada uno de los personajes, lugares y situaciones de las películas, novelas o videojuegos presentados hasta el momento. Sin embargo, con la susodicha compra antes mentada llegamos a enero de 2015 y el debut del primer número de la nueva cabecera de Star Wars. Con un sinfín de portadas alternativas y un equipo creativo de lujo llegó a vender más de un millón de ejemplares y se mantuvo en el top ten de ventas durante muchos meses, todo un logro para un cómic procedente de una franquicia.
Los elegidos para esta nueva puesta de largo fueron Jason Aaron, quien lo estaba petando con su Thor, y John Cassady, uno de los personajes más solventes de la industria encargado normalmente de proyectos importantes como el comienzo de Imposibles Vengadores, Astonishing X-Men o la gran Planetary junto a su amigo Warren Ellis. Si bien es cierto, Cassady solo se encargó del primer arco, pero ojo, que el resto de artistas que podremos leer en este primer omnibus no es moco de pavo: Stuart Immonen, Jorge Molina, Leinel Francisc Yu o Mike Deodato Jr. Menos agraciados son los lápices de Simone Bianchi y de Mike Mayhew, pero por suerte solo se encargan de uno y dos números, respectivamente. Es destacable cómo todos y cada uno de los artistas tratan de emular los rasgos físicos de Mark Hamill, Harrison Ford o Carrie Fisher. Por lo general, el resultado en este sentido es muy satisfactorio.
Pero mejor nos centramos en las historias, que es lo que nos interesa. Esta nueva cabecera de Star Wars está situada tras los acontecimientos narrados en Episodio IV: Una nueva esperanza. La Alianza Rebelde le ha dado un duro golpe al Imperio con la destrucción de la primera Estrella de la Muerte. Darth Vader siente una incipiente amenaza en un joven granjero de Tatooine y el novato Luke Skywalker tendrá que tratar de aprender los caminos de la fuerza de manera solitaria tras la muerte de su maestro Obi Wan Kenobi. Así pues, los treinta tebeos que leemos en este tochazo están ambientados en esa época.
Estamos ante un buen puñado de aventuras entretenidas, trepidantes, llenas de acción y de momentazos que bien podrían llevarse al cine de manera espectacular. Ahora bien, el principal problema que se encuentra Jason Aaron al estar su campo de juego en un periodo de tiempo tan determinado es que su libertad creativa está muy condicionada. No puede realizar ningún cambio que pueda contradecir lo que se ve en las películas. Aaron se las apaña para narrar hechos trascendentes que puedan servir de puente entre ambos episodios… Porque si recordamos, en El Imperio contraataca veíamos a los Rebeldes contra las cuerdas. Y es que se nota que Darth Vader es el personaje predilecto de Aaron (ya podría haberse encargado también de su serie regular), siendo el lord de los Sith un completo badass: imparable, poderoso, inteligente, siempre un paso por delante. Sin duda de lo mejor que puede verse en estas páginas. También le coge el punto a Han Solo y Leia Organa con su juego de “te pillo o no te pillo”, y es que la química y la tensión entre la princesa y el pirata está realmente bien conseguida, consiguiendo los personajes algunas de las mejores secuencias del cómic.
Por contra, Luke Skywalker, el que debería ser el héroe de la función, es bastante papanatas. El guionista nos ofrece la cal y la arena con sus apariciones, en las que tan pronto está interesado en conocer más sobre los Jedi y los caminos de la fuerza, como reniega por completo de su linaje. Este hecho está posiblemente influenciado por esa escasez de libertad creativa que tiene con una serie como Star Wars. Los encuentros y combates entre Luke y Darth Vader son forzados, poco espectaculares y normalmente acaban resueltos con un Deus Ex Machina como la copa de un pino. Imagino que mucho de lo que hemos visto vendría impuesto por el editor de la serie o los mandamases de Disney (como el hecho de eliminar el uniforme de esclava de Leia). Sea como fuere, lo más interesante sucede cuando Luke no está en pantalla.
En las historias aquí recopiladas podemos encontrar un poco de todo: Desde el asalto a una armería por parte de los Rebeldes al intento de robar un Destructor Estelar, aventuras en la luna de los contrabandistas (con un Rancor cyborg incluído), el crossover integro de Vader derribado o la presentación de algunos personajes interesantes como el caza recompensas wookie Krrsantan el Negro o el escuadrón cicatriz, formado por un puñado de Stormtroopers de élite y que me da a mi que está bastante influenciado por los distintos tipos de soldados jugables del videojuego Star Wars Battlefront. También hay tres episodios autoconclusivos que sirven para descansar entre los distintos arcos argumentales, protagonizados por un joven Obi Wan, y situándose poco despues de su combate con Anakyn en Mustafar. Con el nombre de Los diarios de Obi Wan, ofrecen historias entretenidas que ayudan un poco a entender cómo logró sobrevivir un pringado como Luke en un planeta desolado como Tatooine.
Star Wars Omnibus de Jason Aaron es una obra que posiblemente apasione a todos los fans “warsies”, así como a los aficionados menos hardcore de la franquicia y que se hayan visto atraídos por las últimas películas. Desde luego es un cómic en el que pasan muchísimas cosas y que no da un segundo de respiro al lector. Aunque si se es un poco exigente, posiblemente sepa a poco.
Por último, destacar que este volumen de Planeta solo incluye las cubiertas regulares (en bruto, sin maquetar, solamente la ilustración), y que no tiene ni un solo artículo.