En realidad, si no ponemos pejigueros, técnicamente este es el volumen 2 de Spider-Boy. No obstante, lo que nos dejan aquí Dan Slott, Paco Medina y Ty Templeton nada tiene que ver con aquel revoltijo de Spiderman y Superboy que nos dieran Karl Kesel y Mike Wieringo en aquel universo Amalgam noventero. Tras la máscara de Spider-Boy se encuentra Bailey Briggs, un chaval de 10 años que lleva los tres últimos como sidekick de Spiderman… aunque tú no lo recuerdes.
En realidad todo forma parte de una artimaña de Dan Slott. Hace un par de años, Slott, en su afán por superar el récord de Brian Michael Bendis y convertirse en el guionista que más números del trepamuros ha escrito, volvía a su personaje fetiche en la colección titulada simplemente Spider-Man, a secas. Allí volvía en lo que presuntamente será su última visita a Universo Spiderman y nos hablaba del concepto de la Red de la Vida y el Destino. Descubríamos que Spider-Boy había sido borrado de la misma y ahora nadie, ni el propio Spiderman lo recuerda.
Así lo dejaba Slott en esa cabecera y así lo retomamos en Spider-Boy 1: El chico menos maravilla. El pobre Bailey se encuentra sin nada y sin nadie al que acudir; un niño araña abandonado que tiene que recurrir al Centro Festín, un albergue que ya habíamos visto en las páginas del trepamuros, para poder sobrevivir. Sin embargo, pese que el trasfondo trágico estará ahí se le sacará punta, Spider-Boy ha sido toda una sorpresa y nos ha dado una de las series más inesperadamente divertidas de los últimos años de Marvel.
La condición de olvidado, desahuciado y niño — no adolescente, sino niño — serán tres de los ejes principales de los que Slott y Medina sacarán petróleo para construir todo un mundo a su alrededor. El cuarto eje será su condición de híbrido humano-araña con algunas mutaciones algo más extremas de las que estamos acostumbrados con los apolíneos Peter Parker o Miles Morales.
Con todo esto, Slott y el mexicano Paco Medina articulan todo un universo para el personaje: su propio elenco de secundarios, su propia galería de estrafalarios villanos, su pasado con misterios resueltos y misterios por resolver… y lo mejor es que con la excusa de que siempre estuvo ahí aunque no lo recordemos, se pueden permitir crearlo todo de sopetón y perder el tiempo en presentaciones y prolegómenos.
A través de su extravagante elenco de villanos, como Madame Monstruosidad, Bola de Canal, Dumbicornio, Matallonario o Emilio Helio, el Hombre Globo, Slott nos deja caer diferentes aspectos de la idiosincrasia de Spider-Boy. Nos deja claro que en sus estrambóticos conceptos, sus aventuras se sitúan en el ámbito de la comedia desenfadada, llena de humor y cercana a su espíritu infantil; nos dan detalles de su origen y nos dejan clara su condición de desposeído que lucha contra los poderosos… puede que hayamos olvidado a Bailey, pero en las cuatro grapas de Spider-Boy 1 queda perfectamente definido, como si realmente hubiera estado allí siempre y de camino nos lo pasamos de fábula.
Pero no todo es nuevo y hay que anclar al personaje al viejo universo Marvel y para ello tendremos por aquí a Peter Parker, como no podía ser de otro modo, pero también a Miles Morales o al Capitán América y además villanos conocidos como el Supervisor, manejados todos ellos con la habitual agudeza de Slott para caracterizar personajes, en este caso Spider-Boy, y su lugar en el mundo Marvel.
Y sí decíamos que el recurso de haber estado siempre allí ayuda a no perder el tiempo, su particular sentido arácnido que siente el peligro en otros, es la excusa perfecta para llevar a Spider-Boy de una otra aventura sin ambages y dejar que Paco Medina se explaye en lo que mejor se le da: las espectaculares escenas de acción superheroica de las que este tebeo está repleto. Medina es ya todo un veterano bregado en mil batallas desde hace más de dos décadas. No obstante, pese a su solvencia, casi siempre lo hemos podido ver como dibujante de apoyo. Lo más parecido a etapas largas serían los casos de Marvel Team Up, con Robert Kirkman, y sobre todo series de héroes juveniles como New X-Men, New Warriors o Nova, con lo que Spider-Boy parece irle al pelo. Medina es limpio, resultón y tal vez no narrativamente virtuoso, pero sí muy eficaz, el tipo de dibujante que no genera fricción a la vez que te deja un look agradable, llamativo y lleno de energía. Pero no solo tenemos a Medina, ya que cada capítulo incluye una pequeña historia de backup seriada que sucede durante un desfile de acción de gracias y en el que Spider-Boy hace team-up con nada menos que Papa Noel y la Chica Ardilla. Además atentos porque habrá cameos de personajes de los rincones más olvidados de Marvel como Forbush Man, Ziggy Pig o Planet Terry. Para esta historia tendremos a Ty Templeton, aún más veterano y muy ligado a las series de cómics basadas en versiones animadas de los héroes DC, como Las Aventuras de Batman.
Al final, lo que podía parecer al principio estirar el chicle de una saga como El fin del Universo Spiderman, que ya era estirar el chicle en sí misma, ha resultado ser toda una sorpresa y dejarnos un tebeo completamente disfrutón y muy prometedor, si bien y aunque se trate de una serie regular que ya cuenta con once números publicados en USA, es esperable que que un proyecto como este no se vaya a prolongar demasiado tiempo. Probablemente sea uno de esos grandes tebeos de los que nadie va a hablar y que quedará en un puñado de números más. No hay mal que por bien no venga y seguro que esto nos dejará una historia contenida, apañada y muy divertida. Que nos quiten lo bailao.