Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Soy una matagigantes

Soy una matagigantes
Guion
Joe Kelly.
Dibujo
Ken Niimura.
Formato
Cartoné, 308 págs, B/N. 17x26 cm.
Precio
23,95€.
Editorial
Norma Editorial. 2021.
Edición original
I Kill Giants #1-7 (Image Comics).

Soy una matagigantes  es una de esas obras que está en boca de todos pero sin hacer un ruído excesivo. Se publicó originalmente en 2008 y continuamente salen reediciones, concretamente en España tenemos la que sacó directamente en tomo Norma en 2009, y ahora sale esta nueva edición, ampliada con más de cien páginas de extras muy jugosos. Es de esas obras que no suele salir en ningún top pero que si le preguntas a cualquiera o miras sus puntuaciones en bases de datos tipo Whakoom… se llevan puntuaciones cercanas al 10. Una obra que puso en el mapa al español de ascendencia japonesa Ken Niimura y que ha acumulado premios allá por donde pasaba, incluido el mercado oriental, habitualmente muy cerrado a todo lo occidental.


La historia de Soy una matagigantes  puede sonar, hoy día, algo trillada. Barbara es una chica de unos 10-11 años que vive con sus dos hermanos y disfruta de su papel de bicho raro en el colegio. Se aisla del mundo exterior con sus historias fantásticas y sus partidas de rol, y está continuamente preparándose para la venida de los gigantes. Armada con su martillo, que guarda en un pequeño bolsito se prepara para defender al mundo de la llegada de estas criaturas, y convive con otras criaturas fantásticas ajenas a la vista del resto de la gente.

He estado reseñando precisamente estos meses la serie Middlewest , que podría girar en torno a esa versión fantástica de la realidad a ojos de los más pequeños, y tenemos otros referentes culturales recientes que utilizan también esta fórmula, pero Soy una matagigantes  me parece muy distinta al resto. En primer lugar por esa protagonista, que lejos de ser la chica oprimida que soporta con resignación el ataque de los matones de su clase, planta cara. Es la «outsider» del colegio… pero lo asume con orgullo. Acepta las expulsiones de clase y las turras de la psicóloga del centro, y sigue a lo suyo.


Pero si algo me parece rompedor de esta obra y que la hace distinta es el dibujo de Ken Niimura. No os voy a engañar, siempre me había producido cierto rechazo, y al empezar a leerla ahora la sensación era similar: un dibujo con demasiada influencia manga, muy infantil y una energía que no me parecían acordes con la historia. Pero qué equivocado estaba. Después de leerla entera me he encontrado absorbido por una narrativa vertiginosa, que atrapa al lector y le retuerce las entrañas cuando es necesario, con una potencia visual alucinante.

Niimura utiliza un dibujo de trazo fino casi a mano alzada (es impresionante ver los bocetos en los extras del tomo), muy espontáneo y con los detalles justos, con una estética y una narrativa muy oriental, tanto en expresiones como en el empleo de líneas cinéticas y escenas de saltos o peleas. Pero es un estilo que cambia cuando resulta necesario, aumentando el grosor del trazo en las escenas fantásticas o en las terroríficas, igual que se hace aún más fino para mostrar las hadas y las criaturas fantásticas que quedan solo a la vista de Barbara.

El tomo se completa con 100 páginas de extras que incluyen comentarios sobre el diseño de los personajes, el tono de la historia, los fondos utilizados, unos pequeños cómics realizados por Niimura en los que cuenta su versión de cómo fue el trabajo en equipo con Kelly de una manera muy divertida, y el guión del último capítulo de la historia. Además, esta edición incluye un pequeño print firmado por ambos autores. La obra ha resultado merecedora de premios a lo largo de todo el mundo, como el Premio internacional de manga de Japón, o la nominación al Eisner a mejor obra juvenil y ha sido editada en todos los formatos (europeo, americano y tankôbon japonés). Además, cuenta con una adaptación cinematográfica a cargo de Netflix en 2018.


En definitiva, Soy una matagigantes  es una obra desgarradora, por lo directa que resulta, por la caracterización de los personajes y sobre todo por un guión cargado de frases certeras y un dibujo que parece ser de corte infanto-juvenil, dinámico y alegre pero que cuando la historia lo requiere está dotado de una potencia visual que sorprende mucho. Una edición definitiva repleta de extras interesantes.

Lo mejor: La rotundidad visual de Niimura. Algunos diálogos de Kelly. Aquello de lo que no puedo hablar pero que cuando la hayáis leído sabréis a qué me refiero, el último capítulo es devastador.

Lo peor. El papel estucado de la edición resulta demasiado brillante, tal vez. Habérsela perdido hasta ahora.