Me encantan las recreaciones radicales de personajes conocidos. Tomar un concepto y hacer un personaje radicalmente distinto pero que a la vez siga siendo reconocible tiene mucho mérito, y si además se cuenta con él una historia interesante, miel sobre hojuelas.
Lo que pasa es que estas recreaciones suelen ser historias autoconclusivas y tampoco hace falta preocuparse demasiado por el trasfondo. De los Elseworlds, quizás los que más apariciones han tenido son el Batman victoriano (dos apariciones y lo de Cuenta Atrás A Crisis Final) y el Batman vampiro (tres y Cuenta Atrás). Los Just Imagine Stan Lee tuvieron una serie/colección de especiales y ya, como los Amalgam.
Hasta que llegó Tierra 2.
De todas las recreaciones del Nuevo Universo DC, fue sin duda Tierra 2 la más imaginativa. Habiendo decidido trasladar la Sociedad de la Justicia a otra dimensión, y no siendo ninguno de los miembros del grupo grandes iconos de la editorial, fue una colección marcada por el todo vale. La reinvención llegada de las manos de James Robinson estuvo profundamente inspirada, pero es que a Robinson se le da bien la JSA. No en vano, tres de mis trabajos preferidos de este autor están relacionados con este grupo. La memorable La Edad de Oro, la nunca suficientemente alabada Starman, y no olvidemos que fue él quien arrancó la serie JSA cuyas riendas tomó Geoff Johns al poco de empezar.
En esta serie, el mundo superheroico se desarrolló de una forma totalmente distinta. Batman, Superman y Wonder Woman habían existido, pero habían caído en una invasión de Apokolips. Jay Garrick recibió sus poderes de Mercurio. Alan Scott era un avatar de la naturaleza al estilo de la Cosa del Pantano. Hawkgirl era afroamericana (como en la televisiva Legends Of Tomorrow). Se podían ver influencias del Universo DC tradicional, de la Tierra 2 clásica (aquí la Cazadora es Helena Wayne) y de una revisión totalmente innovadora.
Y llegó el Fin del Mundo.
Una de las series semanales que nos trae periódicamente DC fue Tierra 2: El Fin del Mundo, en la que se nos narraba una nueva invasión por parte de los ejércitos de Darkseid. Y esta vez, el Señor de Apokolips consiguió sus objetivos: la Tierra de esta dimensión fue destruida. Pero sus habitantes consiguieron salvarse previo paso por Convergencia, el evento editado mientras DC se mudaba a California. Tras un peregrinaje en busca de un planeta en el que asentarse al más puro estilo de Battlestar Galactica buscando Nueva Caprica, los héroes de la Tierra caída encontraron un nuevo hogar.
Y aquí estamos…
Daniel H. Wilson, escritor superventas de Robopocalipsis, novela cuya adaptación cinematográfica contará -se supone- con Chris Hemsworth, Anne Hathaway y será dirigida por Steven Spielberg, lleva al frente de estos personajes desde el cataclismo anterior. Y después de tanta destrucción, llega un momento de calma… más o menos.
Sociedad de Tierra 2 empieza un año después de la colonización de Telos. Las naves de la flota que transporta los restos de la humanidad han aterrizado y han sido utilizadas para construir las ciudades del Nuevo Mundo. Terry Sloan, el personaje reescrito como villano/antihéroe/personaje de moral dudosa, está intentando reescribir su Tierra original en el nuevo planeta con un backup guardado que tenían de la antigua… pero Alan Scott tiene algo que decir al respecto. Y nos presentan a dos villanos nuevos, Doctor Imposible y Johnny Sorrow. El primero, con una nueva identidad bajo el traje. El segundo… ya iremos viendo.
En resumen…
No sé. Me ha dejado una sensación agridulce. Por un lado, la Sociedad de la Justicia es probablemente mi grupo de héroes preferido, y volver a tenerlos por aquí, aunque sea una versión alternativa, siempre es agradable. Además, el dibujo del granadino Jorge Jiménez es absoultamente espectacular. Atentos a este tipo, tiene MUCHO que decir. Pero por otro… A ver, la serie se deja leer. No es de estos tomos que dejas una y otra vez en la pila, no se hace cuesta arriba. Pero también hay que decir que no emociona. Es una historia… no sé, desangelada. Sí, es un nuevo punto de partida para unos personajes que llevan un calvario a sus espaldas, pero no tiene la sensación de maravilla que produjeron las etapas de James Robinson y, en menor manera, Tom Taylor. No diría que sea un cómic fallido, pero sí que le ha faltado algo.
Me ha quedado la sensación de que Wilson tiene ideas interesantes, pero que no termina de dominar el medio. Que es un recién llegado y aún tiene que pulir su estilo. De todos modos, su colaboración con Sociedad de Tierra 2 se ha limitado a plantear un nuevo tablero de juego. Para los siguientes números, será sustituido por el mucho más eficaz Dan Abnett. Veremos que nos tiene que contar.