Tras su accidentado salto al cine y TV, Geoff Johns parece de vuelta a jornada completa en el mundo del cómic. DC le ha encomendado una tarea que le viene como anillo al dedo: recuperar la edad de oro de la editorial. Para ello, escribió el one-shot especial The New Golden Age, que plantearía un misterio que se iría desarrollando en una serie limitada, a priori de 12 números, del grupo de héroes veteranos de DC, junto con alguna miniserie a modo de tie-in como Stargirl. El problema es que en pleno desarrollo de su plan, DC ha decidido, oh sorpresa, lanzar un nuevo megaevento global que se llama Dawn of DC, y las cosas se han complicado un poco. Es cierto que la edición de todo el material que está saliendo es un poco rompecabezas para los que editen fuera de EE.UU. estas series, pero intentaremos analizar en esta reseña el plan de ECC para este Sociedad de la Justicia de América 1 (de 2).
Para los que no estéis muy al día de lo que se cuece en DC, a lo largo de 2023, la editorial norteamericana ha desarrollado Dawn of DC, que viene a ser un nuevo New 52 o Renacimiento en el que, durante un año tenía preparadas numerosas miniseries llevadas a cabo por equipos creativos estelares que girarán en torno al megaevento anual Knight Terrors. Si queréis saber un poco más de este evento, o conocer qué números o qué miniseries forman parte de ella, podéis consultar en este artículo de Wikipedia. Pero, ¿por qué hablo de esto cuando el tomo que reseño hoy forma parte de la llamada Nueva Edad de Oro? Pues precisamente porque han acabado convergiendo ambos eventos, y de hecho, han salido nuevas series derivadas de uno y que forman parte del otro. ¡Qué lío!
A decir verdad, si uno sigue la edición de ECC no necesita conocer muchos más detalles, pero es cierto que puede sorprender que hayan contenido la serie limitada de la Sociedad de la Justicia de América, el one-shot y Stargirl en ella… y luego veas que han aparecido otras tres miniseries como son Wesley Dodds: The Sandman, Jay Garrick: The Flash y Alan Scott: The Green Lantern, que deberían poder entrar en este título contenedor de toda esta nueva Edad de Oro, pero que viendo esa numeración preconcebida en dos tomos, queda a todas luces fuera de ella.
El motor de esta nueva JSA, que se explica en el one-shot con el que abre el tomo, es que están apareciendo asesinados diferentes miembros de la JSA en distintas líneas temporales y será Helena Wayne, la Cazadora, quien deba encargarse de averiguar quién se esconde detrás de estos asesinatos y de intentar poner fin a las muertes. En el tomo se incluyen también los primeros tres números de la miniserie Stargirl que, aparentemente, cuentan una historia independiente en la que Red Arrow y ella investigarán la desaparición de algunos sidekicks de héroes de la Golden. Puntualizo lo de aparente porque aparecerán algunos personajes que vamos a ver previamente en las páginas de esta edición.
Johns vuelve a hacer lo que mejor sabe: tirar de material clásico para contar nuevas historias, aunque para ello recurra a personajes que ya ha utilizado él mismo previamente en su larga etapa en el volumen anterior de esta serie. Pero, igual que sigo disfrutando mucho su vasto conocimiento del Universo DC y de la Golden Age, sí estoy notando algunos tics en esta nueva andadura que me han gustado un poco menos. En primer lugar, la excesiva autorreferencia. Para entender de dónde surge esta nueva línea, deberíamos haber leído su Más allá de Flaspoint, y también nos van a dejar caer alguna referencia al Reloj del Juicio Final o, incluso si me apuras, Tres Jokers. Aunque lo que más me ha hecho torcer el gesto es el cambio en su estilo de escritura. Hasta ahora Johns ha sido un autor que ha sabido ir planteando misterios que se resolverían más tarde, pero la claridad de sus series era total, con una narrativa clásica en cuanto a guion que te tomaba de la mano e iba llevando por donde quería. Aquí no sucede eso. Es como si Johns se hubiera querido disfrazar de Tom King y el inicio de la historia puede llegar a resultar un poco confuso, por los continuos saltos temporales y las diferentes tramas que se nos van planteando. Al tener la suerte de haber leído esto en una edición en tomo, no tardas en irte orientando, aunque para aquellos que no estén familiarizados con los personajes de la Sociedad de la Justicia puede llegar a resultarle un poco frustrante en los primeros números, pues son muchos los personajes que aparecen, y de diferentes líneas temporales cada uno.
El aspecto gráfico refleja los tiempos actuales en las grandes editoriales de superhéroes: solo hay que echar un vistazo a los créditos de esta reseña y tener en cuenta que tenemos once dibujantes para nueve números. Si bien la serie principal de Sociedad de la Justicia de América la dirigen prácticamente entre Mikel Janín y Jerry Ordway, y la de Stargirl Todd Nauck, son muchísimos los cambios de estilo continuos que vamos a presenciar en estas 240 páginas de tomo. Por suerte, la mayoría son dibujantes de un gran nivel que hacen más fácil digerir estos cambios, y además los cambios de líneas temporales ayudan a la coherencia gráfica, pero me parece un verdadero problema que no sean capaces de dotar de una imagen homogénea casi ninguna serie actual. Sí me gustaría destacar la evolución que ha tenido en los últimos años Todd Nauck, cuyo nivel de detalle y dinamismo parece no alcanzar techo.
En definitiva, Sociedad de la Justicia de América 1 es un regalo para los amantes del Universo DC de toda la vida, los que conocemos bien la evolución de los personajes, a los que se nos brinda una historia coral, que repasa las diferentes encarnaciones que ha tenido el equipo en las muchas décadas que los llevamos viendo en nuestros cómics. A pesar de que su comienzo es algo confuso, yo que últimamente ando un poco desconectado del rumbo que ha decidido seguir la editorial en los últimos años, he disfrutado de esta historia como hacía mucho tiempo que no disfrutaba con una serie de DC.
Lo mejor: Johns hace lo que mejor sabe y tira referencias que son caramelos para el lector veterano. Todd Nauck y Mikel Janín.
Lo peor: Creo que intenta imitar un poco a Tom King en la manera de contar la historia. La habitual carencia de artículos.