Si el lector medio de cómics sigue siendo hoy por hoy un señor cercano a los 40 años, tal vez el mundo de las fashion bloggers no le interese en exceso. Es más, echando un vistazo al estilo gráfico con extra de amerimanga y doble de glamour de una Leslie Hung de la que nunca habíamos oído hablar, tal vez no se atisben demasiados incentivos para acercarse a Snotgirl 1. A Peloverde le da igual. Pero aquí entra en juego el nombre de Bryan Lee O’Malley.
O’Malley arrasó con su Scott Pilgrim, que tuvo adaptación a película y videojuego. Desde entonces solo habíamos podido verle en Seconds, una novela gráfica que pasó de forma mucho más discreta que su predecesora, pero una calidad más que considerable y en un registro en el que no lo conocíamos. Cinco años han tenido que pasar para volver a saber de Bryan Lee O’Malley y ha sido al frente del guión de Snotgirl.
Snotgirl nos cuenta la vida de Lottie, una fashion blogger influencer con legiones de seguidores. En su vida todo es glamuroso, perfecto y rebosante de éxito a todos los niveles… o tal vez no. Pronto descubrimos la alergia que atormenta a Lottie y que da título a esta obra (snot = moco), pero veremos que la alergia no es lo único que oculta.
Descubrimos una Lottie repleta de inseguridades que vive para la galería. Apenas tiene amigas y odia a las que tiene. Encapsula, etiqueta y enmascara con motes a cuantos se cruzan por su vida, como si tuviera que filtrar la realidad para poder asumirla. Lottie vive obsesionada por sus secretos, anhelando autenticidad, pero esclava de su mentira y torturada porque no sea una mentira perfecta. Tenemos aquí una mirada con mala leche sobre el fenómeno de los influencers y es que el el mundo de la perfección es una mierda.
O’Malley escoge para comunicar todo esto una estructura un tanto caótica, donde los pensamientos en off de la obsesiva protagonista bombardean la narración. Por frívolas que puedan ser en muchos momento, ese cúmulo de emociones desordenadas, nombres y hashtags nos sumergen en el caos mental de Lottie, algo así como si tuviéramos una red social en la cabeza.
Leslie Hung es una recién llegada, pero su estilo se adapta como un guante al tono de la historia. En tandem con la colorista Mickey Quinn consiguen una estética con especial cuidado en el vestuario, el estilismo y el color, donde todo rebosa glamour. Tal vez el punto más fuerte de Hung sea la caracterización de personajes a través de sus diseños y acting. No obstante, puede que un narrador más veterano pudiera haber sacado más jugo de una historia donde el apoyo del texto en off nos permite experimentar y añadir valor a lo que nos cuenta el guión. Hung realiza un trabajo poco más que cumplidor a este respecto. Nos traslada la historia de O’Malley, pero no aporta valor a la misma.
Tal vez por cómo está contada gráficamente o quizá porque deliberadamente está repleta de personajes antipáticos o incluso por una excesiva inmersión en el huracán emocional de Lottie, Snotgirl puede resultar angustiante en ciertos momentos y ni siquiera la trama a policíaca (si, hay una trama criminal de fondo de la que no daré más detalles) lograr atenuar esta sensación de aturdimiento.
En cualquier caso, tenemos el arranque de una nueva serie con un O’Malley que se reinventa de nuevo en una mirada punzante sobre el mundo los influencers donde nos nos revela lo más insano y retorcido que oculta.