Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Skybourne, de Frank Cho.

Skybourne, de Frank Cho.
Guion
Frank Cho.
Dibujo
Frank Cho.
Color
Marcio Menyz.
Formato
Tapa dura. Color. 27,5 x 18 cma .152 páginas.
Precio
17,10 euros.
Editorial
Panini Comics. 2018.

“Saludos, querido librero, ¿tienes algo interesante para mí?

Bueno, apreciado Lamastelle-san, tengo una cosa algo gore, violenta, y con escenas de sexo de un tal Frank Cho que… que…. ¿Qué me estás tirando en el mostrador?

Es dinero. Avísame cuando sea suficiente y guárdame una copia en cuanto llegue.”

Hoy reseñamos Skybourne. Frank Cho en plena forma. Guionizando y dibujando una historia de violencia, mujeres hermosas y violentas, acción, aventuras, espionaje, más violencia, chistes, chistes subidos de tono, ¿he mencionado ya la violencia?

¿Qué nos trae Panini en este tomo? Una historia digna heredera de las películas de los años 80 del siglo XX (Dios, qué viejo me siento teniendo que especificar esto de los siglos).

Héroes invencibles e inmortales que no es que se rian del peligro, es que lo cogen de la camisa y le escupen a la cara. Heroínas poderosas para las cuales la palabra “machista” es sinónimo de “cadaver”. Bromas dedicadas al adversario justo antes de morir. Chistes subidos de tono, tetas y culos ( estamos hablando de Cho). Quizás faltan monos; pero no lo podemos tener todo, lectores queridos.

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Tenemos una historia de aventuras, misticismo y ciencia ficción, pero la verdad es que nos da un poco igual. Ey, hemos pagado la entrada de cine comprado el libro para ver peleas, violencia, sangre y echarnos unas risas.

El guión tiene ese toque de aventura sin pausa, generales autoritarios con acceso a armas nucleares, sacerdotes no muy sacerdotales, héroes ultrapoderosos, mujeres hermosas (morenas y violentas, por si no lo he dicho ya) y gore sin sangre aunque de lo más divertido y causante de risas entre el público.

¿Tiene coherencia interna? Si. ¿Nos importa? No.

Hemos venido a lo que hemos venido. Matar, matar, matar, reirnos…

Giros de guión, el punto justo de sentimentalismo para que empaticemos con los héroes, chistes dentro de la historia, chistes rompiendo la cuarta pared tan bien hechos que los personajes no son conscientes de que los están haciendo, chistes de ingenieros, chistes de tetas, lanzagranadas, DRAGONES.

Cho sale al escenario y, como los buenos músicos nos pregunta: ¿Queréis diversión a raudales? Siiii, le contestamos. Y nos la da mientras se suelta el pelo con un solo de guitarra.

Notaréis, queridos lectores, que os hablo más de sensaciones que de detalles del argumento. Me lo agradeceréis cuando leáis esto. Yo lo leí en mi casa. Y solamente os digo que si lo hubiera leído en el bus, los demás pasajeros me habrían mirado mal al oir mis carcajadas y comentarios.

¿Y qué diremos del dibujo? ¿Alguna vez os habéis preguntado cómo serían los dibujos de la Capilla Sixtina si a Miguel Ángel le hubieran dejado dibujar a lo bestia? Pues eso. Cho sabe anatomía. Humana y animal. De chicos y de chicas. En esta obra deja las exageraciones para ceñirse a figuras humanamente posibles. Menos en las peleas y muertes, claro.

Y dibuja seres mitológicos. Creibles. Reales. Realistas. Preciosos.

Con movimiento y acción tan dignos sucesores de una película como el guión. A ver si hacen con esto como con Kingsman y lo pasan al celuloide pero ya.

¿Y lo del nivel de violencia, Lamastelle-san?

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Psss, he visto cosas más violentas y llenas de sangre en cualquier periódico al alcance de un niño en la hemeroteca pública, la verdad.

Tampoco es un tebeo infantil, no nos engañemos. Supongo que Panini ha querido curarse en salud avisando en la portada. Pero no es que nos vayamos a escandalizar (si estáis leyendo esta web, estáis ya algo curtidos leyendo, queridos lectores).

Por ponerle un defecto, hay un par de fallos en la rotulación y lo que parece una falta de ortografía (ya sabéis que aquí nos fijamos en cosas muy extrañas al leer y al reseñar). Pero la tipografía es clara y muy fácil de leer. Algo que agradecemos los lectores de cierta edad y muchas dioptrias.

El color es una maravilla. Sin ser estridente, encaja a la perfección con el tono realista del dibujo. Pero tiene los contrastes fuertes justos para resaltar algunas viñetas.

Le da el tono justo al dibujo para que, sin dejar de ser realista en la mayoria de los personajes, haga que los protagonistas destaquen como estatuas de marmol en la Acrópolis.

Y es obra de Marcio Menyz.

La traducción me ha parecido de lo más correcta, realizada por Silvia Ruiz. Incluso respetando los tacos e insultos de la obra original (algo que a veces se pierde, me temo).

Hay también un prólogo de Cels Piñol en este tomo, lleno de referencias y algunos chistes que me han recordado lo viejo que soy y el mucho tiempo que llevo leyendo tebeos.

Y una pequeña galería de portadas alternativas.

¿Por qué leer Skybourne?

Acción, humor, violencia, aventura. Mujeres hermosas que no dejan que les falten al respeto. Dragones.

¿Por qué no leer Skybourne?

No hay oscuras maquinaciones en la sombra que duran siglos y diez tomos.