Creo que no es necesario decir que a Jack Kirby le fascinaba el espacio, con lo que tampoco es que le hicieran falta acicates, pero para cuando crea Sky Masters junto con Dave Wood y Wally Wood — sin parentesco alguno entre ambos — la conquista de las estrellas era un tema que estaba en boca de todo el mundo. Faltaban aún tres años para que Yuri Gagarin venciera la gravedad y se pusiera en órbita y aún otros ocho más para que un hombre pisara la Luna, pero en el contexto de 1958, era un tema en plena efervescencia, en esto que pudo haber sido el lado más amable de la Guerra Fría.
El tema estaba en la prensa, desde la más generalista hasta la más especializada y Jack Kirby, que ya sentía inclinación por ello, era una esponja de cuanto se podía leer del tema.
Por otro lado, la creación de su propia tira de prensa era algo que Kirby llevaba persiguiendo prácticamente toda su carrera. Por aquel entonces los dibujantes de tiras estaban mucho mejor valorados — y pagados — que los de comic-books, que eran considerados una especie de subclase de segunda. Sky Masters no fue el primer trabajo de Kirby en las tiras, pero los anteriores intentos apenas habían tenido repercusión ni se habían prolongado más allá de un puñado de pruebas. Pero quiera que se pusieran de acuerdo esos astros del cielo a los que todo el mundo miraba para que Sky Masters pudiera existir.
La historia de cómo surge y deviene Sky Masters la cuenta Alejandro M. Viturtia mucho mejor que este torpe reseñador en el tomo integral que publica ahora Aleta Ediciones, pero merece la pena dedicarle unas líneas, porque más allá de su valor como obra en sí, Sky Masters es una bisagra fundamental en la Historia de los cómics.
Sky Masters es una suerte de eslabón perdido entre Challengers of the Unknown y los 4 Fantásticos. Tal vez no tanto temática y tonalmente — aunque algo de eso también hay — sino porque es la responsable de la secuencia de acontecimientos que llevaría de la primera a la segunda. Durante su periplo en Challengers, Kirby coincide con el guionista Dave Wood, Wally Wood a las tintas, el editor Jack Schiff y aparece la figura del representante Harry Elmlark y de la unión de todos ellos surge la posibilidad de la realización de una tira que terminaría siendo Sky Masters.
Pero es que también debido sobre todo a desacuerdos con Jack Schiff, en un cruce mutuo de acusaciones, la cosa terminó en los tribunales. Ya sabemos de la histórica mala suerte y falta de desenvoltura de Kirby en asuntos legales y el fallo a favor de Schiff terminó dejando a Kirby sin tira, sin un duro y vetado en DC hasta la jubilación de Schiff, momento en que volvería a crear el Cuarto Mundo. En ese momento, en la única puerta que le quedaba abierta estaban a punto de cambiar el cartel de Timely por el de Marvel.
Pero es que en medio de todo esto, nos dejan esta joyita llamada Sky Masters, un total de 774 tiras recopiladas en esta edición apaisada y que pueden complementarse con el volumen de las planchas dominicales que Aleta publicó hace unos seis años y que sería maravilloso reeditar, ya que es completamente inencontrable y no digamos su anterior edición de Glénat/EDT. En cualquier caso y afortunadamente, este tomo de Aleta se puede leer por separado y contamos además con las minuciosas anotaciones de Ferrán Delgado para ubicar cada cosa en su sitio.
Sky Masters es un juego de palabras porque realmente es el nombre de nuestro protagonista, un piloto de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos — creada en esta tira mucho antes que en la vida real — que vivirá aventuras relacionadas con la conquista del espacio, pero a diferencia de otros héroes espaciales como Flash Gordon o Buck Rogers, la parte de fantasía y exotismo queda minimizada — aunque no eliminada — en favor de una cierta búsqueda de la verosimilitud o, al menos, una base real. Haciendo el chiste tonto, podriamos decir que Sky Masters es una aventura espacial con los pies en la Tierra.
Todo comienza cuando el Coronel Martin, primer hombre en salir al espacio, parece esfumarse misteriosamente cortando toda comunicación con la base. Sky tendrá que embarcarse en una misión de rescate de su mentor.
A partir de aquí, y finalizado el primer arco, tendremos un poco de todo: sabotajes, misterios en la estación espacial, rescates, naufragios… y es que aunque siempre tengan la vista puesta en la documentación real y en el marco de la verosimilitud, el coqueteo con la aventura escapista y la insinuación de la posibilidad de algo un poco menos terrenal están siempre ahí. Ciencia y tecnología que por más base científica que pueda tener, se terminan llevando al terreno del invent delirante; nativos cazacabezas melanesios o continuas alusiones a «resolver misterios» nos dan una muestra de que, al margen de un enfoque hasta cierto punto realista, esto no deja de ser una serie de aventuras que debe tener un gran cliffhanger al final de cada tira.
No obstante, también hay hueco para temas testigos de su tiempo y tal vez un mayor calado, como la propia carrera espacial, la manipulación de los medios y la publicidad, el runrún de la vida en otros planetas y, aunque de un modo mucho más sutil de lo que llegaría en Marvel, la Guerra Fría. La serie irá alimentando además un reparto de secundarios como Holly Martin, el sargento Riot, Mayday Shannon y otros tantos y, a medida que crezca el reparto, lo hará también el melodrama.
A partir de la tira 266, con la partida de Wally Wood, la tira parece perder cierta gravedad, no sólo en la parte visual, sino que parece tomarse un poco menos en serio y abandonar la sofisticación inicial. En la presente edición este punto es también cuando cada página pasa a tener tres tiras en lugar de las dos con las que no han obsequiado para poder admirar a buen tamaño el arte de Kirby y Wood.
Y es que la parte visual, sobre todo hasta esta parte, va a requerir que os sujetéis la mandíbula. No es sólo ya que las tiras eran el hermano mayor de los comic-books y estaban mucho más cuidadas, sino que la fuerza de Kirby con la elegancia y rotundidad de Wood sí que son de otro planeta. Kirby está monstruoso, pero dada la naturaleza de la tira y que aún estaban por llegar los tiempos en los que se iba a desatar por completo, está un tanto más comedido de lo que sabemos que llegaría. Pero lo de Wood es galáctico. Su manejo de las masas de negro, la distición en el uso de las tramas mecánicas… No termino de explicarme como es capaz de refinar los lápices de Kirby hasta ese punto sin hacerlos perder ni un ápice de su fuerza
El Jack Kirby que tenemos después sigue siendo un Kirby imperial. No olvidemos que estaba a punto de parir a los 4 fantásticos, con lo que no hay duda alguna en su estado de forma, y además en estas tiras había mucho más cuidado y detalle. Sin embargo, tenemos un resultado digamos más convencional y no todas las tiras están entintadas con la misma dedicación ni habilidad. De todos modos, incluso con el formato tira y cuando las posibilidades de la historia lo permiten, vemos en Sky Masters de vez en cuando un Kirby que se pone juguetón y elimina los marcos, cambia el formato horizontal por el vertical u otra serie de pequeños experimentos no tan usuales en este tipo de historias río de prensa con un cierto corte realista, que a menudo discurren por cauces más rutinarios.
Sea como fuere, si no es por lo insólito de Sky Masters en la carrera de Kirby, que sea por su importancia histórica, por revivir la excitación de la era espacial, por el mimo en la realización de esta recopilación o simplemente porque está tira está genial, pero merece la pena como mínimo echarle un vistazo a este pequeño tesoro.