La verdad es que he llegado tarde al personalísimo universo de Charles Burns. Llevo treinta y tantos años leyendo cómics de forma regular, pero no fue hasta hace algo más de seis años que tuve mi primer contacto con este autor, con la reciente reedición de Big Baby. Tras él llegó la demasiado tiempo retrasada lectura de Agujero Negro, y ahora, con Skin Deep, volvemos a esos fascinantes primeros tiempos del autor.
Skin Deep incluye tres historias cortas, de entre 14 y 48 páginas, serializadas en Big Baby entre 1988 y 1991, totalmente inconexas argumentalmente pero con la tradicional mezcla de cotidianeidad y surrealismo enfermizo del autor. Abre el tomo con Días de perro, una historia protagonizada por Dog-Boy, uno de los pocos personajes recurrentes en la obra de Burns. Dog-Boy surge como un personaje de chistes de una página, protagoniza aquí una historia bastante más extensa en la que se nos cuenta el origen del personaje, donde vemos que era un tipo que no se podía permitir económicamente una operación de corazón y, acudiendo a un médico de baratillo, le implanta un corazón de perro que, además de mantenerle vivo, le deja como secuela ciertos comportamientos caninos como morder piernas o roer huesos. Tenemos personajes cotidianos, su puntillo de crítica social (el clásico tema de la inalcanzable sanidad estadounidense para las clases bajas) y el clásico barniz de extrañeza made in Burns que nos deja claro que estamos dentro de su perturbada cabeza.
La segunda es la historia más larga del tomo, Dorado a fuego, fue publicada hace casi treinta años por La Cúpula en una grapa independiente, con el título original de la historia, Burn Again. Bliss Blister es un predicador que lleva toda la vida entregado a una versión charlatana de la religión, desde que de pequeño sobrevivió al incendio de su casa y se le quedó en el pecho una quemadura con la forma pareidólica del rostro de Jesucristo y fue mostrado por su padre como un niño milagrero. Puede parecer que todo nos está contando una crítica a la religión en general y a los predicadores sacacuartos en particular… pero es que Bliss realmente ve a Dios. O al menos lo cree. Pero es que el Dios que ve no es una figura amable y pacífica.
Cierra el tomo con Un matrimonio infernal, una historia que nos recuerda a los cómics románticos de los años 40 y 50 mezclados con el clásico giro sorpresa final de las historias de la era dorada de la EC, sobre un soldado que vuelve de una guerra tras haber pasado una temporada en un hospital por las extremas heridas sufridas en combate. Ya de vuelta a casa, mantiene una distancia lejana con su mujer en el plano más íntimo, y a ella le cuesta mucho aceptar esta nueva situación. Pero no todo es lo que parece, y quizás la idealizada familia tradicional no sea tan perfecta.
Skin Deep es una colección de historias entrelazadas con sus primeras páginas (al principio de Días de perro sale Big Baby, Dog-Boy se encuentra con Bliss en la primera página de Dorado a fuego…) en la que tenemos presentes ya todas las características de la obra de Charles Burns. Gráficamente es perfectamente reconocible -quizás la última historia, la primera publicada originalmente, sea la más titubeante-, y tiene ese ambiente cotidiano y enfermizo a partes iguales. Quizás no esté tan depurado como en obras posteriores, pero la esencia del autor está claramente presente.
Esta tercera edición tiene ocho páginas más que la primera y cuatro más que la segunda. La sección de extras consiste en ilustraciones varias del autor relacionadas con las tres historias incluidas y notas contextualizando el material del tomo.
Que Charles Burns es un genio es algo que no hace falta repetir a estas alturas. Los lectores que ya hayan entrado en su mundo se dividen en dos grupos: los que ya tiene Skin Deep y los que necesitan este libro pero aún no lo saben. Sí conviene señalar, en cambio, que obras posteriores suyas pueden ser quizás una experiencia demasiado potente para acercarse al autor. Quizás quien tenga curiosidad por lo que se puede encontrar en este perturbado mundo debería probar con una obra un poco menos extrema como esta Skin Deep para luego pasar a material más duro como Agujero Negro.