Liana Editorial sigue trayéndonos pequeñas joyas de cómic europeos difícilmente encontrables en otros sellos editoriales de nuestro país. En esta ocasión hablamos de Shhh, un título infanto-juvenil de una autora noruega, Magnhild Winsnes, que proviene del mundo de la ilustración y que ha realizado numerosos cortometrajes de animación. Este título viene avalado, además, por numerosos premios en su Noruega natal.
La premisa de la obra es muy sencilla: Todos los veranos, la joven Hanna va a pasar una semana con sus tíos y sus primos a su casa de la playa. Su prima Siv tiene más o menos su edad, mientras que la mayor, Mette, ya está en plena adolescencia. Las niñas siempre han jugado en el campo, en la playa… a cosas de niñas. Pero este verano es diferente. Mette comienza a presentar cambios en su cuerpo y en sus propios intereses, ante la extrañeza de una Hanna que no acaba de entender el por qué de esos cambios.
La obra está contada desde el punto de vista de Hanna. La niña es inocente e infantil, lo normal en alguien de su edad, y se muestra curiosa por los cambios, juega a hacerse la mayor, intentando ponerse a la altura de su prima… pero acaba metiendo la pata y al final su candidez acaba aflorando metiéndola en algún que otro lío con sus primas. Shhh juega a mostrar esa transición, muchas veces imperceptible, de la niñez a la juventud. No voy ni a decir a la edad adulta, porque ni siquiera Mette es adulta en el estricto sentido de la palabra, sino que está en esa edad del pavo en la que intenta aparentar una madurez que no tiene (ni tiene por qué tenerla, dicho sea de paso). En eso la obra acierta de pleno, porque resalta con detalles muy simples cómo Hanna acaba aprendiendo por las malas que su inocencia y sus ganas eternas de jugar dejan de ser divertidas. Mete la pata con sus primas y estas cambian su percepción hacia ella. Esa infancia que se marchita queda representada en la obra en forma de pluma de pelo y de gorra con una cola como de ardilla o mapache, que llevan Siv y Hanna.
El dibujo de Winsnes es muy sencillo, con rostros poco detallados y una distribución de página pensada para no agobiar a los niños. Cada página contiene un par de viñetas, de forma circular y que quedan rodeadas de un mar de espacio blanco. Pero cuando menos te lo esperas, ese abuso del espacio en blanco deja paso a una viñeta a toda página en la que el fondo queda coloreado y detallado, dejando una sensación curiosa en el lector de estar viendo la historia a través de un pequeño agujero, y en determinados momentos se abre mucho más el objetivo proporcionando el efecto de la sorpresa, de quedar impresionado por bonitos paisajes campestres. Me ha encantado también el detalle de la numeración de los capítulos, con una página en blanco con una hormiga, y a cada capítulo se suma otra más…
En definitiva, Shhh es un título delicioso, pensado para una edad juvenil, con el que vamos a ser testigos de cómo la pequeña Hanna va perdiendo poco a poco la inocencia de la niñez y los juegos reiterativos de todos los años van dejando de interesar a su prima y se vorzada a empezar a mostrar interés por otras cosas. Nos brinda una reflexión sobre una etapa por la que todos hemos pasado, contada con objetividad, y sin artimañas para endulzarla. Si te gustan las historias estivales tipo Aquel verano o Una hermana, con Shhh vas a volver a disfrutar de una historia tranquila, pausada, como pasan los días en las vacaciones de verano.
Lo mejor: A pesar de su extensión, tiene una narrativa muy fluida que hace que te lo leas en un rato, lo que la convierte en muy apta para un público más joven, sin demasiado hábito lector.
Lo peor: Tal vez el final de la obra, la moraleja que queda, es demasiado amarga si consideramos que está dirigida para los más jóvenes, aunque… la vida es así.