Saludos, mis queridos lectores. Hoy reseñaremos una de esas obras curiosas. Porque hablaremos de un tebeo de Sherlock Holmes donde no sale Sherlock Holmes.
No, no he vuelto a beber guinnes diluida al 7% en agua :-).
Primero porque la historia está ambientada en 1892. Holmes está muerto. Murió el año pasado, en Suiza. ¿No leísteis las noticias en el Strand? Hay incluso un relato del Doctor Watson explicando los detalles de ese suceso.
El protagonista de esta obra es Sigerson, el explorador noruego. Si, hombre, el que viajo a La Meca y a Kartum, ya sabéis.
Este tebeo es el tercer (y por ahora último) tomo de la trilogía que comenzó con aquel viaje de Holmes a Barcelona.
¿Y qué tipo de historia tenemos aquí? Como podríamos haber imaginado sin leer la sipnosis ni ninguna reseña (si tenéis que leer una sola reseña, ya sabéis que debería ser de esta web, queridos lectores .-) ), estamos ante un pastiche que toma elementos básicos de Holmes y los usa para una historia nueva. Una historia nueva ambientada en un periodo tan desconocido que el guionista puede hacer lo que quiera.
¿Y que ha querido hacer? Os lo explicaría pero no quiero destriparos la historia. Solamente os diré que se ha inclinado más por el aspecto de aventura de héroe victoriano (personalmente no la considero una historia pulp) y que, estando en el Tibet, tiene que aparecer sí o sí ese ser en el que estáis pensando.
También os quiero comentar que, al igual que en muchas obras de este estilo, se mezclan personajes reales con otros imaginarios. Es dificil a veces distinguirlos.
Recordad que la realidad siempre supera a la ficcion.
El dibujo no es demasiado detallado ni realista. Cumple con su función (y sin tener que dibujar salas de concierto, si leéis el tebeo pillaréis el chiste) y es narrativamente fácil de seguir. Sin embargo, se echn de menos unos personajes más trabajados según el estilo de Sidney Paget. Por supuesto, si Jordi Palomé lee esto y recuerda el trabajo que daban esos dibujos originales, vendrá a buscarme con un perro prestado por la familia Baskerville.
Me ha gustado la diferencia entre los interiores del siglo XIX y los exteriores. El ambiente opresivo de ciertos edificios grandes e importantes para la trama consigue ponerlos nerviosos, en el lugar de esos personajes que los exploran.
El color ha sido obra de Romina Molist.
La edición viene con unos extras bastante interesantes. Empecemos con las guardas del libro. Las del inicio nos traen una cronología histórica comparada del Tibet y del Imperio Británico. Las posteriores nos traen una similar, dedicada a la vida de Holmes durante el gran hiato (recordemos que ese es el nombre entre los aficionados para el periodo en el que estuvo «muerto»).
Tenemos también un Prólogo del director de la casa del Tibet de Barcelona.
Sin olvidar un artículo de dos páginas del propio Sergio Colomino.
Y no dejaremos de mencionar las cuatro páginas de bocetos e ilustraciones.
¿Portadas alternativas? Dos tendremos. Una de ellas dedicada al que posiblemente sea el tebeo más conocido sobre el tibet. Ya sabéis, ese en el que un antiguo capitan de barco va con un amigo que dice que es periodista y un perrito blanco y…
¿Por qué leer SHERLOCK HOLMES Y EL MISTERIO DEL TÍBET?
Te pillas cualquier cosa que ponga Holmes en el título. Buscas ese tipo de historias donde se mezcla a personajes reales o literarios que nunca coincidieron. Todavía no sabes nada del asesinato del honorable Ronald Adair.
¿Por qué no leer SHERLOCK HOLMES Y EL MISTERIO DEL TÍBET?
Te has quedado en el Canon y ya te va bien así.