Cuando hace más de un año oímos que Gabriel Hernández Walta estaba preparando un proyecto con Jeff Lemire para TKO Studios, ya estábamos muchos babeando por lo que podíamos esperar de este equipo artístico. Lo que nos ha llegado es Sentient , una obra de ciencia ficción, que desde la primera página deja continuas sensaciones de déjà vu y una historia que en ningún momento brilla por su originalidad. Sí, no hace falta que volváis a mirar la puntuación que le he dado… A pesar de ello me parece una obra tremendamente disfrutable y con unas virtudes más que evidentes, que ahora desgranaremos. Panini ha publicado la miniserie completa en un tomo cartoné, con un tamaño algo mayor (el habitual de los tomos Deluxe), y sin ningún extra más allá de las portadas.
No voy a entrar demasiado en detalle sobre la trama. Digamos que la historia gira en torno a un grupo de niños que deben retomar el control de una nave espacial con una inteligencia artificial que intentará protegerlos en todo momento, y conseguir que lleguen sanos y salvo a la Tierra.
Con este simple bosquejo de la trama, seguro que se os han venido ya muchas referencias, pero si encima abres el cómic y ves los diseños de Gabriel H. Walta, son más: Alien , 2001 , El señor de las moscas o incluso la serie de CW Los 100 , por no citar a decenas de títulos posteriores que han bebido en gran medida de la influencia de estos títulos tan emblemáticos (bueno, el último menos). Pero aun siendo evidente que la originalidad no es el gran fuerte de la obra, Lemire no lo oculta… e incluso se aprovecha de ello, jugando a confundir al lector, con sus expectativas sobre cómo cree que va a desarrollarse la historia. Eso produce que la lectura avance y esperes que la historia vaya por un sitio… que lo mismo va por donde creías como que no. Lo mismo pasa con los personajes, y su intencionalidad, en continua duda de quién es el bueno y quién no, especialmente cuando se meten las inteligencias artificiales de por medio, momento en el que nuestro bagaje cultural nos va a impulsar a pensar de una manera y dudar continuamente de si son o no fiables.
Esto además lo consigue Lemire gracias a un trasfondo político que, apenas detalla, pero que da pie a conocer que hay una situación en la Tierra y un bando de negacionistas rebeldes que están dispuestos a luchar por defender lo que creen que no es más que un abuso del poder, con mentiras para conseguir sus objetivos. Es una trama que desarrolla lo justo, a partir de algunos diálogos. Precisamente esa falta de información hace que, a medida que avance la trama, y surjan personajes que acusan o niegan ser de esa facción rebelde levanten todavía más dudas al lector, que no va a poder evitar el desconcierto.
Esta premisa de historia de intriga continua, se ve potenciada mucho más con el dibujo de Walta. Se trata de una historia en la que hay muchos diálogos, y el dibujante plantea una narrativa mayormente estática, con primeros planos o planos medios en los que todo va a moverse a través de las reacciones de los personajes, y de sus emociones. Si en algo brilla el dibujante melillense es en su habilidad para reflejar la expresividad de los personajes.
Pero la historia tiene escenas que van más allá del diálogo, cargadas de acción o intriga. Es ahí, cuando Walta deja a un lado la estática para jugar con planos angulados y más lejanos, en los que el lector va a sentir verdadera tensión al leerla. Todo se refuerza con esas paletas de colores apagados y completamente desaturados, donde el único contraste lo encontramos en el color de la inteligencia artificial, un color propio que solo encontramos en todo lo relacionado con ella.
En definitiva, Sentient puede tildarse de ser una historia poco original, que no deja el poso de otras obras de Lemire, pero es innegable que es una lectura magnética, que provoca una tensión continua y juega al desconcierto con las expectativas del lector que se cree que ya sabe lo que va a suceder, llegando a cambiar continuamente el «sé lo que viene a continuación» por «creo que el guionista sabe que voy a pensar así y va a hacer lo contrario», y viceversa. Una obra en la que el dibujo apoya por completo el guión, sin pretender brillar con luz propia en ningún momento, sino que van de la mano para conseguir una atmósfera claustrofóbica y angustiosa.
Lo mejor: Lo sutiles que son los recursos de Walta, pero el efecto tan genial que consigue. Su ambientación su genial capacidad de tensar al lector.
Lo peor: El precio del tomo, que invita a pensarselo muy bien.