Desde hace décadas la sinergia entre el mundo de los videojuegos y los cómics ha existido. Siempre ha habido adaptaciones de los juegos de éxito o de moda, de esas recreativas que nos hacían dejarnos las perras de moneda de cinco duros en moneda de cinco duros o de las últimas virguerías que llegaban a las consolas de casa. Sin embargo en la última década se ha potenciado este tipo de adaptaciones que, además de contar con autores de primer orden muchas veces, complementan los hechos contados en los juegos en modo de precuelas que nos ayuden a conocer mejor a los personajes o bien secuelas que siguen la historia por si nos habíamos quedado con ganas de más.
Muchas veces el valor creativo de este tipo de producciones es cuestionable sobre todo basado en su oportunismo. Pero tenemos algunos casos donde el cómic casi es hasta necesario para complementar la historia del juego. Algunos ejemplos que se me ocurren de esto son la maxiserie de Mortal Kombat X publicada por Wildstorm o los cinco años de precuela narrados en la epopeya de Injustice. Pero no son los únicos. Gears of War, Assasin’s Creed, Resident Evil o Batman: Arkham Knight son son otros ejemplos.
Así llegamos hasta Sekiro. Desarrollado por FromSoftware (y distribuido por Activision), Sekiro es la última locura de los responsables de Bloodborne o Dark Souls. Publicado en marzo de 2019, nos ponía en la piel de un ninja en el periodo Sengoku de Japón (la larga etapa de inestabilidad civil que tuvo lugar entre 1467 a 1615). La trama del juego es rica y variada teniendo la posibilidad de interactuar con varios PNJ (personajes no jugables), entre ellos Hanbei. El protagonista de nuestro spin off en forma de manga es un samurái aburrido de la vida, que ha sido “castigado” con el don de la inmortalidad y al que conoceremos en el templo desolado.
Estas breves líneas sirven para conocer un poco mejor a Hanbei, el inmortal, puesto que el manga no explica nada, siendo este, posiblemente, su mayor defecto. Casi diría que está hecho exclusivamente para buscar la complicidad del Gamer de turno que se compra un cómic al año. Shin Yamamoto construye una historia que se lee en un suspiro, que es interesante y que no aburre gracias a sus soberbias escenas de acción, pero en lo que se refiere a su relación con el videojuego también hace aguas porque acaba dejando con más preguntas que respuestas.
Shin Yamamoto es un gran mangaka que ya tiene experiencia en esto de trabajar en licencias de videojuegos, pues se encargó de ilustrar al completo Monster Hunter: Flash, el cómic basado en el juego de Capcom. Su estilo le viene como anillo al dedo a la obra al saber plasmar con sus lápices el realismo del periodo Sengoku junto con elementos sobrenaturales como la inmortalidad de Hanbei. Es muy buen narrador, consiguiendo unas escenas de acción fluidas llenas de detalles, así como por supuesto su capacidad para presentar a Hanbei, el samurái que no muere, resultando perturbador al resto de personajes de la obra como Ashina Isshin (que ha conquistado varios territorios de manera brutal topándose con Hanbei y quedando estupefacto a las pocas páginas). Este volumen también aportará más información sobre los Oni de ojos rojos que asolan por el mundo de Sekiro.
Los que hayan jugado a Sekiro: Shadows die twice lo disfrutarán más al ver algunos parajes y personajes que más tarde aparecerán en el videojuego de FromSoftware (no en vano, el estudio ha supervisado todo el proyecto). Los que simplemente busquen un manga de acción autoconclusivo y barato para pasar el rato también acertarán. Por mi parte creo que se ha perdido una oportunidad estupenda de ahondar en esta profunda historia dando como resultado un producto entretenido, pero muy prescindible al quedarse lejos de otras obras de este tipo.
Os dejo con una cita del autor:
Espero que disfrutéis de esta historia tanto si habéis jugado a Sekiro: Shadows die twice como si no. Y ya sería la bomba si, después de adentraros en el manga, ¡volvierais a disfrutar del videojuego!