Este año se cumplen nada menos que 40 años del lanzamiento de una serie que cambió Marvel en muchos sentidos: Secret Wars. La serie fue un encargo de la empresa juguetera Mattel para promocionar una línea de figuras de acción que pudieran aprovechar el enorme tirón de los Masters del Universo que nos tenían encandilados a casi todos los que en aquellos años éramos unos chavales. La serie limitada de 12 números supuso un antes y un después porque era, no la primera vez que podíamos ver en una misma serie a personajes de todas las franquicias, pero sí la primera vez que estaban todos reunidos en una misma serie limitada con la intención específica de dar al lector lo que siempre había soñado. Lo que han vivido los espectadores de Vengadores Endgame, pero treinta años antes. ¿Qué aporta entonces este Marvel Super Héroes Secret Wars: Mundo de Batalla que edita Panini ahora y que nos muestra parte de la historia que muchos leímos hace casi medio siglo? Pues una excusa para tirar de nostalgia… a la par que se explican algunas incongruencias del movimiento mercantil que se llevó a cabo a principios de los ochenta.
Y es que, una de las consecuencias del éxito que tuvo tanto la serie como la línea de figuras fue que dio lugar a la puesta en marcha de una segunda tirada de figuras. Curiosamente, los personajes elegidos fueron algunos tan conocidos como Daredevil, Halcón, Barón Zemo o Constrictor, una decisión muy acertada de no ser porque… dichos personajes no aparecían en la serie original de Marvel. Otro asunto que nos llamaba la atención a los que tuvimos alguna de esas figuras es que cada una traía un escudo con unas imágenes holográficas que lo molaban todo pero… no tenían mucho sentido ni justificación. ¡Qué demonios! A un niño de 10 años eso le importa un pimiento.
Sea como sea, y siguiendo la línea de series revival que están siendo probablemente la (única) seña de identidad de Cebulski como editor jefe de Marvel, se nos plantea una serie que nos muestra lo que sucede en un lapso de tiempo concreto en el que se había fijado el foco de atención sobre el Capitán América y Reed Richards, que se devanaban los sesos para encontrar una manera de retornar a la Tierra. Aquí lo que nos cuentan es cómo se lleva a Spiderman y su flamante traje negro nuevo a una misión paralela… en la que precisamente entrarán en juego algunos de esos personajes que tenían su figura de acción sin haber aparecido en una sola viñeta de los 12 números originales.
Como viene sucediendo con gran parte de estas series que intentan aprovechar la nostalgia del lector añoso, esta Marvel Super Héroes Secret Wars: Mundo de Batalla no va a pasar a los anales de la historia del cómic por su contenido. Ni siquiera teniendo al frente a todo un peso pesado como Tom DeFalco en los guiones, la historia consigue ser más que un divertimento intrascendente que sirva para enfrentar a un grupo de supertipos entre sí, a la par que se da sentido a algunas de esas incongruencias de las figuritas y sus escudos. Pero sinceramente, la lectura deja poco poso y se olvida en poco tiempo una vez la acabas. Sí tiene guiños simpáticos, como mostrarnos a ese Spiderman feliz con su nuevo traje, sin saber lo que nosotros ya sí sabemos, o ver qué se estaba testando realmente en esta «prueba», pero su desenlace brusco y las nulas consecuencias de lo que ha pasado dejan ese regustillo a que nos quedamos igual que al principio.
Y eso que al dibujo también tenemos a otro veterano, Pat Olliffe, con un estilo que entona a la perfección con ese espiritu de nostalgia e incluso resulta cercano al dibujo original de Mike Zeck. Aún así, tampoco el dibujo va a ser lo que nos enganche a un primer vistazo siendo un dibujo cumplidor sin mucho más. El tomo, además, no contiene ningún extra más allá de sendos artículos a cargo de Lidia Castillo y un recopilatorio de las portadas alternativas de los cuatro números que conforman esta miniserie.
En definitiva, Marvel Super Héroes Secret Wars: Mundo de Batalla es una miniserie pensada para aprovechar la nostalgia de una serie que recordamos con mucho más cariño del que merece artísticamente pero que para muchos fue uno de los momentos más felices que hemos vivido como lectores de cómic. Esta serie intenta justificar algunas incongruencias de las figuras de acción de Mattel y su conexión con el cómic, pero no deja de ser una serie de leer, esbozar una sonrisa, identificar los tres guiños… y olvidar. Me da especial rabia ver que la idea de Cebulski de volver a grandes momentos de la historia de Marvel podría estar mucho mejor aprovechado, pero una tras otra suponen un disparo con balas de fogueo.
Lo mejor: Justificar algunas decisiones del pasado. Los guiños al traje de simbionte. Entretiene.
Lo peor: Lectura entretenida pero absolutamente olvidable.