A lo largo del año pasado vio la luz una nueva colección del trepamuros con el sugerente título de El Imparable Spiderman, firmada por dos autores que ya tenían experiencia con Spiderman, Joe Kelly y Chris Bachalo. La serie fue cancelada en su quinto número, con un imperdonable cliffhanger para una serie cerrada. Cinco meses después, Kelly volvió al personaje, esta vez sin Bachalo, con Salvaje Spiderman, una miniserie que venía a cerrar las tramas que Imparable había dejado abiertas y que Panini ha publicado en una serie limitada de tres grapas.
Imparable trataba temas como el racismo y las drogas, interesantes y coherentes con la vertiente más social del personaje, pero el empeño de los autores de darle un tono trepidante acabó convirtiendo la serie en algo más cercano a Fast & Furious que al potencial que tenía la historia de fondo. El final, más alocado de lo que nos podíamos imaginar pocos números atrás, terminaba con Spiderman convertido en un monstruo arácnido, una transformación pretendidamente sorprendente que ya habíamos visto en un buen puñado de ocasiones previas, alguna de ellas incluso ya entrada en el S.XXI.
Y aquí empieza Salvaje Spiderman, con el héroe protagonista convertido en una araña gigante del tamaño de una persona, a la que aún le quedan restros del destrozado traje que llevaba cuando aún era humano. Colaborando con el Barón Zemo contra un grupo supremacista que defiende la pureza racial en el que tenemos un asiático, un africano, un nativo americano… pero todos muy puros racialmente.
Espera. ¿Qué?
Sí, efectivamente. La idea que plantea aquí Joe Kelly es que la pureza racial no es solo cosa de nazis arios, que también hay gente de otras razas que desprecia a los mestizos. Algo así como los notallmen con el machismo, pero con el racismo. No solo es que la idea no esté llevada muy allá que digamos -que no lo está-, es que encima deja un regusto ideológicamente rancio que empeora la lectura de un tebeo que ya de por sí no es gran cosa.
En el plano gráfico, el dibujante es Gerardo Sandoval, dibujante de estilo heredero del noventerismo, al que hemos visto bastantes trabajos mejores que éste. Siguiendo en la línea de Imparable Spiderman, el diseño de página y la espectacularidad predomina por encima de la narrativa, y aunque nos encontramos con ilustraciones espectaculares aquí y allá, la fluidez de la historia no es la que pide un cómic bien hecho.
La verdad es que el sabor de boca que nos ha dejado Salvaje Spiderman es bastante malo, argumental y gráficamente. Imparable Spiderman empezó como una serie prometedora, pero que se fue deshinchando poco a poco, y esta continuación que viene a cerrar la historia que quedó a medias ha seguido el nivel descendente con el que iba la anterior. Lo que más lamentamos habiendo terminado las seis grapas que cierran la historia que quería contar Joe Kelly es el tiempo que hemos perdido en su lectura. Única y exclusivamente para completistas, y para los que por algún motivo necesiten terminar de leer la historia que empezó en Imparable.