Las primeras páginas de este segundo arco de Rumble empiezan sirviendo como recordatorio de los hechos acaecidos en los cinco números recogidos en el primer tomo publicado por Astiberri, Rumble 1. El color de la oscuridad (aquí hablamos de ella). No es mala idea, refresquemos un poco qué es lo que teníamos hasta ahora.
Rumble es una serie «imagera» de reciente cuño (en España, ya que en EEUU empezó a publicarse en 2014) escrita por John Arcudi y dibujada por James Harren, con los colores de Dave Stewart. Aquí la está publicando Astiberri en tomos de cinco números en recio cartoné. En el primer tomo nos explicaron cómo toda una serie de razas —monstruosas a nuestros ojos, aunque bellísimas cuando las dibuja Harren— que poblaron el planeta ya cuando Pangea era el gran cacho de tierra emergida, se han cuidado de permanecer apartadas a los ojos del hombre para conseguir sobrevivir. Uno de esos primeros pobladores es Rathraq, en tiempos pretéritos una máquina de matar no-humanos de musculado envoltorio «cimmerio», que perdió su cuerpo —y su corazón—, y cuyo espíritu sobrevive alojado en el interior de un escuchimizado espantapájaros. Portador de un mandoble del tamaño de dos contrabajos, sigue aterrorizando a unos sibilinos y mágicos monstruos a los que no les ha quedado más remedio que reagruparse en torno a su reina; una criatura que usa el corazón de Rathraq como elemento de extorsión… y salvaguarda para los suyos. Y entre todo este ancestral berenjenal, Bobby, un humano que pasaba por allí, no le ha quedado más remedio que tomar parte de la trifulca junto con su amigo Del.
Tras los cinco primeros números, teníamos una serie que se apoyaba sobre todo en un dibujo espectacular, con unos diseños de personaje de James Harren muy variopintos y atrayentes, y unas escenas de acción en las que cada espadazo de Rathraq «rathraqgaba» las páginas (no exagero si os digo que está entre las dos o tres series con mejor dibujo de cuantas sigo). Mientras que por otra parte, Arcudi no parecía complicarse demasiado con una trama simple pero efectiva, haciendo del tebeo una lectura entretenida que fluía muy bien y que nos dejaba algún destello mordaz de humor y sátira.
Y hasta aquí puedo leer para los no iniciados…
Ahora Astiberri Ediciones acaba de sacar el segundo tomo, Rumble. Una pena que es locura, con los números del 6 al 10, y las sensaciones de la entrega anterior respecto al carácter decompressive de la serie se confirman. En Rumble. Una pena que es locura, todo el quilombo provocado por el espantapájaros entre las filas de monstruitos, hace que éstos se alteren y convoquen un concilio para tratar el problema y decidir si les compensa pasar al ataque. Ya sabéis, esas reuniones tensas que como en Tiburón o Star Wars, son caldo de cultivo para los outsiders y cazarrecompensas dispuestos a jugarse el pellejo. Así, Arcudi nos da algún que otro detalle adicional sobre personajes secundarios conocidos, profundiza en el pasado de Rathraq y su personalidad, y añade algo más de drama a la vida de un sobrepasado Bobby que poco a poco parece estar más cómodo con la fantasiosa situación, también porque su situación en la vida real es algo deprimente, y supongo que por ahí van los tiros a la hora de escoger el título del arco. En este tomo nos hablan de su madre y el frágil estado de salud de ésta —dejando alguna viñeta emotiva—.
Partiendo de la base de que estamos ante una obra de tramas bastante livianas, hay que decir que sigue siendo una lectura muy entretenida que continúa ofreciendo contados chascarrillos de un humor que se apoya en lo entrañable de algunas de las criaturas de James Harren, además de generar algo de expectación ante un nuevo tipo de raza (no digo más porque sería spoiler). Aún así, me choca que no haya avanzado demasiado, teniendo en cuenta que en el siguiente tomo cierran ya una etapa.
Una de dos: o bien tampoco pretendían ir más allá, o bien estos primeros quince números no son más que la peana de lo que está por venir. Como ya sabréis, y si no os lo cuento, el número 15 americano es el último dibujado por James Harren, así que en cualquier caso, pienso que en el siguiente tomo que publique Astiberri le darán un cierre… bien sea un punto y seguido, o bien un punto y aparte. Y es que a continuación comienza la etapa de un David Rubín con quien tuvimos la suerte de hablar en el reciente Salón del Cómic de Getxo, y que se deshacía en elogios hacia el arte de James Harren. Por mi parte, y viendo el alto nivel al que está el autor gallego, creo que por el tono de Rumble, el tipo de historia y el imaginario que viene cosechando, le viene como anillo al dedo.
No sé cuántas veces he escrito ya la palabra «Harren» en esta reseña, pero son pocas. Sigue pletórico. Le ves venir, sabes que sus criaturas van a pasar de ser «cuquis» al horror lovecraftiano, y aún así te maravilla. Es el principal motor de la serie, y además la edición de Astiberri incluye en sus extras comentarios suyos sobre el proceso creativo, las ideas y diseños desechados, y algunos detalles adicionales bastante instructivos. Como en el primer tomo, son de esos extras que merecen la pena.
Leyendo este tebeo me he acordado de un debate reciente entre torteros sobre los What if de Conan. Había uno en el que Conan recorría las calles de Nueva York en pleno siglo XX y le pateaba el culo al Capi, igual que el espantapájaros recorre nuestras calles. Y es que me he dado cuenta de que lo que más me gusta es ver el pasado de Rathraq, cuando todavía era una bestia hipermusculada con el cercenamiento de extremidades entre ceja y ceja. La figura del personaje creado por Robert E. Howard está en todas partes y tiempos, pasados y presentes. Jason Aaron opositó con Relatos Salvajes, Thor, y su versión badass del Caín bíblico en Los malditos, hasta finalmente conseguir hacerse con los mandos del cimmerio; y viendo lo que está haciendo John Arcudi con Rathraq en Rumble, y a sabiendas de que ya fue colaborador en Marvel para La espada salvaje de Conan, yo diría que también estaría encantado de aportar su granito a la leyenda del famoso personaje en su nueva etapa.
En resumen y volviendo a lo que nos ocupa, veremos si en el tercer tomo cierran con llave y relanzan la serie, o si bien van a dejar la puerta medio abierta para la etapa posterior. Sigue por buen camino y es altamente disfrutable, aunque queda por saber si Arcudi tiene en mente ese plot twist que suba un pelín las miras de Rumble a nivel de tramas.
Seguiremos atentos… espada en mano.