Llevo hablando de tebeos con amigos más de 35 años, y reseñando una media de 2-3 títulos por semana en esta vuestra web más de 10. Si os digo que la reseña de Ruido blanco es probablemente uno de los mayores retos a los que me he tenido que enfrentar no temería estar exagerando. Escucho a “Luis” en su podcast Bullpen desde casi sus inicios, y en todos estos años me había hecho una idea del tipo de autor que podía ser, pero la realidad acaba siempre superando la ficción. Bueno, no hay ficción… o sí… vamos, que no me esperaba encontrarme con lo que me he encontrado, dejémoslo así. Ruido blanco forma parte de una trilogía independiente, a la que ha denominado la «trilogía fractal», con puntos comunes, y que se publica de manera casi simultánea en tres editoriales diferentes. Esta ha sido la primera en ver la luz, a cargo de Planeta Cómic, pero ya tenéis en vuestras librerías El palíndromo imposible, de cARTEm, y en breve aparecerá Manga, editada por Fandogamia.

Todo lo que rodea al autor y a su obra ha sido (y sigue siendo) un misterio. El propio David Hernando, cuando lo entrevistamos a principios de año en el podcast, nos contaba que ni él mismo podía aportar mucha información cuando este título aún estaba sin publicar, y si entráis en cualquier web, buscando la sinopsis o alguna imagen, os encontraréis poca información sobre de qué va este título. Por ello, voy a intentar mantener el misterio y a intentar reseñarla aportando la información justa sobre ella, pues entiendo que ese desconocimiento, esa sensación continua de desconcierto a la que te somete implacablemente su lectura forma parte de la propia experiencia buscada por su autor. Por eso, voy a respetar el hermetismo del propio autor y no voy a decir mucho de su sinopsis, más allá de que es un thriller protagonizado por un grupo con altas capacidades que están bajo la tutela de un grupo gubernamental. Del resto, solo necesitáis saber que es un thriller lleno de incógnitas que te mantienen todo el rato intentando ubicarte y conocer qué está sucediendo.

Sin entrar en demasiado detalle, pero ese es el gran motor de esta obra: el desconcierto… y el que cada lector sea quien cree su propia historia, puesto que la obra no es en absoluto amable en ese aspecto. Ruido blanco es poco complaciente en cuanto a la información que proporciona. No es de esas obras que te tienen devanándote los sesos todo el rato y haciendo mil teorías pero hacia el final va despejando las incógnitas. En ese aspecto la impresión que me ha quedado una vez finalizado es que hay muchos aspectos que no me han quedado claros en absoluto y que probablemente necesite una segunda lectura. Pero dudo mucho que sea algo que le importe a su autor. En la contraportada del libro ya hay una pista sobre esto, puesto que la sinopsis que nos muestra no es más que una definición de lo que es el ruido blanco y acaba con una frase en la que dice claramente «Pero esta historia no va, en realidad, de nada de lo previamente citado». Y es que, para mí, esta obra va más sobre cómo interpretamos cada una la información y cómo, en ocasiones, es mejor carecer de ella que de la trama gubernamental que sobrevuela en todo momento la lectura.

Para ser una primera obra, el dibujo es muy sorprendente. En blanco y negro, y con un trazo grueso muy expresivo, la obra se va viendo cada vez más emborronada por ruido, tramas, luces. Es un dibujo que muestra la formación académica del autor, aunque alguna vez le he escuchado renegar de ella… pero el acabado es sumamente bello, con proporciones perfectas y encuadres que no son nada propios de un autor «amateur». Con personajes reconocibles como Koldo Serra, Paco Hernández o Alfredo Matarranz, resalta la expresividad que consigue y lo bien que maneja las luces y saca partido del blanco y negro.

Ruido blanco es una obra sorprendente, para bien o para mal, que intuyo que provocará opiniones muy polarizadas. Habrá quien diga que es un cómic pretencioso, y no seré yo quien lo discuta, como mucho intentaría sustituir el término por ambicioso. Pero entiendo que haya quien no entre para nada en el viaje, en la propuesta de “Luis”. Para los que ya conozcáis un poco mis gustos, sabéis que disfruto mucho de aquellas obras que invitan a la reflexión, que exigen un esfuerzo por parte del lector, que te invitan a investigar cuando la acabas de leer, a hablar con conocidos sobre ella… Esta obra lo consigue con creces, y deja en manos del lector su interpretación. Igual que Sandman gira en torno de las historias y cómo se cuentan o Lucifer lo hace en torno de la espiritualidad, creo que Ruido blanco habla sobre cómo interpretamos cada uno una historia, y para ello nos pone esta historia compleja, enrevesada y poco cómplice con el lector, para que cada uno de los que la lean vivan su propia experiencia y se encuentren con una experiencia carente de influencias externas.  Y no habrá mejor piropo para su autor que si estás leyendo esto después de leer la obra, no estés de acuerdo con nada de lo que estoy diciendo. Me consta que las otras dos partes de esta trilogía son historias independientes e innecesarias para comprenderlas cada una por su lado, aunque hay puntos en común y, al menos yo, voy de cabeza a por ellas…

Lo mejor: Toda una experiencia. Intentad ir lo más vírgenes posible a su lectura. El dibujo me ha parecido muy coherente con la obra, y está lleno de matices. Invita a la relectura y a su comentario.

Lo peor: No es nada complaciente con el lector y habrá quien llegue a la mitad de su lectura sin saber qué leches están leyendo…