Hola de nuevo a todos.
El autor que hoy nos acompañará es ciertamente un recién llegado entre los recién llegados. El primer rastro que este articulista ha obtenido del guionista Zac Thompson data de 2017, de manera que ustedes comprenderán que nos encontramos ante un escritor de tamaño talante como para haber conseguido llamar la atención de muchos en tan efímero espacio de tiempo. Thompson, asistido en muchas ocasiones del también guionista Lonnie Nadler, responde a un perfil de autor manifiestamente moderno: transita tanto por la senda del indy como por la del mainstream.
Pero vayamos sin más preámbulos a cartografiar algunos puntos importantes de la carrera de Zac Thompson. Se trata de un guionista que, al igual que algunos otros talentos pujantes, obtiene su primera oportunidad de relieve en la editorial Black Mask Studios (¿he dicho ya que me duele profundamente no haber visto ninguna de sus obras traducidas al castellano? Si es así, lo repito). De manera que a principios 2017 se publica The Dregs, una miniserie de 4 entregas que llamó considerablemente la atención. Vestida con los lápices de Eric Zawadzki más el coloreado de Dee Cunniffe, el cómic narra la investigación que lleva a cabo un sintecho acerca de misteriosas desapariciones acontecidas en su desfavorecido barrio de Vancouver. El protagonista en sí sufre una fuerte adicción agudizada por depresión y complicaciones mentales, aún y así no cesará en su empeño en descubrir la relación que existe entre los supuestos raptos y la apertura del misterioso y exclusivo restaurante de carne que tanto éxito está cosechando. Se trata de un relato a medio camino entre los clásicos del género negro (con sentido homenaje a Raymond Chandler en varios momentos) así como una crítica a fenómenos que actualmente acusan las ciudades como la gentrificación.
El descubrimiento de The Dregs supuso para mí una muy agradable sorpresa a la par que puso en mi radar a Zac Thompson. Es por ello que tras esta lectura continuó su siguiente miniserie en Black Mask: Come into me (2018). En este caso y en clave de ciencia ficción, el tándem Thompson y Nadler abordaban un incómodo relato de cohabitación artificial de personas dentro de un solo cuerpo. Definitivamente se trata de un relato capaz de encajar en la serie de TV Black Mirror o en una película de David Cronemberg. Seguimos sin abandonar en territorio independiente para hablar de Her Infernal Descend (Aftershock, 2018), aquí una mujer de avanzada edad –aunque no todavía anciana- que ha perdido recientemente a su familia viaja literalmente al Infierno a buscar a sus seres queridos. Una historia depresiva que sirve también para contar con ilustres cameos de artistas dispares como Jimi Hendrix, William Blake o Agatha Christie. Y aún podemos dedicar una frase más a otra obra indy, se trata de Relay (Aftershock, 2018), una reflexión tecnológico religiosa ambientada en un futuro muy lejano.
Pero no penséis que vamos a obviar los trabajos de Thompson para Marvel, principalmente porque resultan ajenos al aburrimiento. El desembarco en una gran compañía se produjo en 2017, cuando tomó la labor de clausurar la colección de Cable de la época con una saga que abarcaría los números 155 – 159 (Cable: Miedos del pasado, 2017). En esta ocasión y también en compañía de Lonnie Nadler, ambos demostraron un buen dominio de la perspectiva del personaje a la par que no perdieron el toque enfermizo e incomodante de sus obras precedentes. Los mutantes, dicho sea de paso, parecen ser terreno cómodo para Thompson. Tras la historia de Nathan Summers, Zac Thompson ha devenido una pieza importante en la actual saga de la franquicia X: Age of X-Man. De esta aventura servidor ha podido leer su arranque, el número denominado Alpha, y les he de confesar que me ha resultado un tanto perturbador. El guión habla de un mundo idílico para los hijos del átomo, sin embargo las letras de nuestro protagonista de hoy empiezan a sugerirnos que existe algo muy turbio (¿fascismo tal vez?) bajo la superficie y pronto empezaremos a ser testigos de ello.
Zac Thompson y Lonnie Nadler son una pareja de escritores atípicos. Ya sea en historias propias o ajenas parecen interesados en perturbar al lector mediante escenas vitriólicas. Sin plantear grandes complejidades, los guiones que el autor (sólo o en compañía) plantea cuentan con personajes de trazo fino, autoconscientes y amenazas sutiles pero corrosivas a largo plazo.
Está claro que la propuesta de Thompson no va a ser del gusto de todos, pero es de agradecer que haya optados por tomar el camino de la singularidad. Por este motivo apuesto por que va a obtener seguidores muy constantes, como un servidor.
Hasta la próxima, diletantes.