Rey de Negro ya ha quedado atrás, como una muy eficaz traca final de la memorable etapa de Donny Cates haciendo y deshaciendo a su antojo en la serie de Veneno. Pero aún quedaban un par de tie ins, con una relación bastante tangencial, que Panini ha retrasado hasta julio, un mes después de haber terminado el evento. Vamos a por ellos.
La Unión: El proyecto Britania
Union Jack es un personaje con un gran diseño, pero no especialmente popular. Desde que la tercera encarnación del personaje fue creada hace cuarenta años en la legendaria etapa de Roger Stern y John Byrne en Capitán América, tan sólo ha protagonizado dos miniseries, limitando su presencia a series grupales y a apariciones como invitado en series varias. Recientemente estaba casi olvidado: en los últimos cinco años, tan sólo había aparecido en cinco tebeos. Con la excusa de Rey de Negro, Marvel ha lanzado una serie limitada de cinco números protagonizada por un grupo de héroes británicos entre los que destaca por encima de todos este personaje. La Unión es un grupo de personajes del reino Unido, casi todos de nueva creación, apadrinados por un magnate tecnológico: el inglés Union Jack, la escocesa Kelpie, la galesa El Coro, el irlandés Serpientes y Britania representando al Reino Unido completo. Durante su presentación en sociedad, un dragón de Knull hace acto de presencia, infecta con simbiontes a un buen puñado de tortas y el disfuncional grupo tiene que encargarse de salvar el día.
El principal problema que tiene esta serie es que, al ser una presentación de personajes -y no pocos- tiene que repartir su limitado espacio en intentar que nos importen algo unos personajes que no hemos visto nunca y contarnos una historia que nos interese. Y se queda a medio camino en ambas tareas. Los personajes no son standies de cartón, pero tampoco son precisamente profundos ni interesantes. Y la historia se deja leer, pero también es cierto que deja una cierta sensación de indiferencia, que no termina de atrapar al lector. Quizás esté más enfocada al mercado británico, que lleva desprovisto de héroes locales desde hace los últimos intentos de Marvel UK, haciendo alguna broma relacionada con la forma de ser de los brits. No es un tomo que deje huella en el lector, y si hubiera que apostar por si veremos de nuevo a La Unión en algún momento, quizás el no sea la apuesta más segura.
Como detalle curioso, señalar que el escritor de esta historia es Paul Grist, creador de Jack Staff, un personaje claramente inspirado en Union Jack y surgido de una historia que Grist hizo para el héroe inglés y Marvel rechazó.
Rey de Negro: Namor
El segundo tomo que hemos podido ver este mes relacionado con el evento está protagonizado por Namor de Atlantis, uno de los personajes más antiguos de la editorial, escrito por Kurt Busiek, posiblemente el mejor escritor posible para tratar el pasado de la editorial con un claro espíritu clásico. A priori, la combinación es ideal, ¿no?
Bueno. Hay que decir que la sensación que deja es de profundo desconcierto. Si te acercas a un tomo que pone “Rey de Negro” en la portada, lo primero que te esperas es que tenga algún tipo de relación con el evento en cuestión… cosa que aquí no se encuentra salvo quizás en un par de pinceladas insinuadas. Es una historia del pasado del personaje, de cuando era adolescente, en una aventura compartida con Attuma y Dorma, que da toda la sensación de llevar tiempo cogiendo polvo en un cajón -tampoco es que Namor sea el rey de la comercialidad- y haber sido reescrita en un par de puntos para justificar el título del crossover de turno. La relación con el mismo es tan tenue que si no apareciera el logo en la portada, posiblemente nadie se daría cuenta de que tiene algo que ver… porque no lo tiene.
Sí es cierto en cambio que la historia está escrita con oficio -no nos esperamos menos de Kurt Busiek-, pero no se aprecia emoción en ella. Da la sensación más de un trabajo alimenticio que otra cosa. En cambio, los ilustradores, Ben Dewey y Jonas Scharf, hacen un trabajo más que competente retratando la Atlantis tanto del presente como del pasado.
La valoración de ambos tomos es exactamente la misma: son absolutamente innecesarios para la comprensión global de Rey de Negro, y sólo son recomendables para seguidores de sus respectivos personajes protagonistas.
