Hoy reseño una obra que Tyrannosaurus Books nos trajo hace unas semanas y que posiblemente pase más desapercibida en vuestras tiendas de lo que merece. Estoy hablando de Set to Sea (Hacerse a la mar), la primera novela gráfica del autor americano Drew Weing, publicada originalmente por Fantagraphics, y mucho que comentar sobre ella.

La historia.

El protagonista es un tipo grande, bastante más de la media, con aspecto noble y alma atormentada. Es poeta y aspira a escribir la obra de su vida, pero se encuentra en un momento de bloqueo literario y falta de inspiración. La falta de liquidez y los devenires de la vida, lo acabarán llevando a formar parte de la tripulación de un barco con rumbo a Asia. Allí, se hará grumete a la fuerza, acoplándose a una vida que ni quiere ni le resulta cómoda. Pero poco a poco, se irá haciendo a la fuerza a esa vida, y le irá cogiendo el gustillo, hasta el punto de permitirle retomar su verdadera vocación y seguir escribiendo poemas. Piratas, ballenas, escalas en puertos con diferentes posibilidades de ocio, quehaceres en una travesía en barco, compañerismo naval… Poco a poco vamos recibiendo fragmentos de la vida marítima y de la poesía que hay inmersa en ella. Esa poesía es la que busca nuestro protagonista.

El autor.

Drew Weing publica con esta su primera novela gráfica, su primer proyecto personal, aunque lleva trabajando de guionista y dibujante a encargo en series como Bob Esponja como la más reconocible desde principios de siglo. Autor del webcomic The Creepy Case of Margo Magaloo y de la obra infantil Flop to the pop, junto a su propia esposa (Eleanor Davis), consigue con Set to sea publicar un proyecto tan personal como experimental en algunos casos como veremos a continuación.

Estilo.

Si esta obra puede llamar la atención es por su estilo. El guión, la historia (palabras trae pocas) es un relato sencillo, tierno, pero poco original. La historia del marinero que se hace a la fuerza y cómo va haciéndose a esa nueva vida no es que sea algo especialmente llamativo. Además, la extensión de la obra es relativamente corta y su ausencia de diálogos y textos en general hace que te la puedas leer en un período bastante corto de tiempo.

Sin embargo, su estilo artístico suple con creces el punto “más flojo” de guión y hace de esta obra un producto muy interesante y atractivo. El libro está compuesto por páginas de una sola viñeta, tiene un formato algo más reducido (tamaño de bolsillo) y en blanco y negro. Eso favorece aún más la velocidad de lectura. A priori, cuando vi los dibujos se me vinieron a la mente dos referencias inmediatas: El Bone de Jeff Smith, capaz de combinar el estilo cartoon de algunos personajes con el estilo formal en paisajes y otros personajes (aquí solo con paisajes y escenarios en general); y Alicia (Alice the goon) el personaje de Popeye. Curiosamente, cuando terminé el libro y leí el texto de la contraportada vi que se hacía referencia a Gustavo Doré, por el rigor de algunos escenarios, y al Popeye de E.C. Segar. Las narices de los personajes son muy similares y la forma de los cuerpos ciertamente recuerdan a los compañeros de aventuras del marinero adicto a las espinacas.

Precisamente la elección de usar una sola viñeta por página contribuye mucho a la experiencia lectora. El hecho de que vayas pasando páginas y viendo muestras de la vida en el barco o fragmentos de la vida del protagonista, hace que tengas esa sensación de estar hojeando no solo el libro sino la vida del protagonista, de ir pasando página a página y estar a la vez pasando año tras año. Algunas viñetas son francamente detallistas y bonitas en cuanto a acabado. Además, un pequeño spoiler que no creo que os fastidie la lectura, pero que me ha encantado es el detalle narrativo de usar la misma estructura para empezar y acabar el libro, de manera que el libro empieza y acaba exactamente de la misma forma, con las mismas viñetas solo con los años de por medio.

En resumen.

Una obra corta, de esas que te lees y tienes la sensación de que te han durado demasiado poco. Pero luego lo retomas y vuelves a echarle un vistazo para ver algunos detalles, y te das cuenta de que por su extensión, lo estás leyendo otra vez. Y te lo has leído dos veces y casi ni te has enterado. Y luego escribes una reseña y lo coges para recordar algunos detalles… y te das cuenta de que te lo estás leyendo otra vez, y que te has impregnado de la poesía de ese grandón que se aleja de la violencia si puede evitarlo y que solo está buscando las musas para escribir la obra de su vida.

Tyrannosaurus nos trae esta obra en formato rústica 13×16 cm. 142 páginas en blanco y negro repletas de poesía por 13,95€. Echadle un ojo, y dejad de leer si podéis.