Esta semana se estrena en España R.I.P.D (Requiem in peace Department, o lo que es lo mismo Departamente de Descanse en Paz). Llega así esta nueva adaptación de obra de cómic a la gran pantalla en forma de superproducción, con actores de renombre y una factura aparentemente atractiva. Pero la losa de sus sospechosas semejanzas con la saga Men In Black tal vez puede ser demasiado pesada.
El cómic original.
R.I.P. es una obra de Peter Lenkov y Lucas Marangon que se editó originalmente en la editorial Dark Horse entre 1999 y 2000, en forma de miniserie de 4 números. Poco antes del estreno de la película en EE.UU. apareció una nueva miniserie de 4 números en forma de precuela de lo que aparecería en la película, también escrita por Lenkov junto a Jeremy Barlow y dibujada en esta ocasión por Tony Parker (nada que ver con el jugador de San Antonio Spurs). La historia cuenta cómo el policía Nick Cruz, en lo más alto de su carrera tanto profesional como personal, muere a manos de un asesino desconocido. Una vez muerto, hace un trato con el Departamento de Descanse en Paz para trabajar para ellos persiguiendo criaturas demoníacas o que se resisten a pasar al otro lado, a cambio de una oportunidad para atrapar a su asesino. Para ello tendrá que trabajar con Roy Pulsipher, un veterano con pintas a lo Bufalo Bill, con una personalidad opuesta a la del joven Cruz y que le irá guiando en esta nueva situación a la que se tendrá que enfrentar desde el lado de los muertos.
El dibujo original de Marangon es un dibujo muy cartoon, con una gran gama de colores. Es un cómic colorido y con un tono de comedia slapstick muy marcado, algo que veremos parcialmente en la adaptación, no tanto por el color, sino por el tono de comedia desenfadada, sin ninguna pretensión.
En esta adaptación cinematográfica han contado con actores de peso. Ryan Reynolds encarna a Nick Walker (Cruz quedaba demasiado latino para ser interpretado por Reynolds). Poca presentación requiere este actor al que seguro que recordaréis por encarnar en la gran pantalla a otros personajes de cómic como Masacre en Lobezno: Orígenes y a Hal Jordan en Green Lantern. Parece que Reynolds está compitiendo con Chris Evans por ser el actor con más personajes de cómic en su currículum. Su papel no tiene mucha chicha, es el poli novato que tiene que ir descubriendo cómo funciona todo, a medida que vamos descubriendolo nosotros mismos. El jugoso papel de Pulsipher lo encarna Jeff Bridges, un actor que borda el papel de viejo tejano gruñón que pasa de adaptarse a tiempos modernos y que solo conoce una manera de hacer las cosas: la suya. En cuanto a secundarios tenemos al villano Kevin Bacon, que le está cogiendo el gusto a esto de hacer de malo y a Mary Louise Parker, que hace un genial papel de Proctor, la encargada de asignar misiones en el DDEP (la verdad es que entiendo que hayan elegido dejar lo de RIPD, queda mejor). Por último, tenemos al asiático James Hong y a la modelo Marisa Miller encarnando a los avatares terrenales de Nick y Roy, en uno de los chistes recurrentes más divertidos de la película.
La historia.
Pocos cambios respecto al cómic. Si acaso, que aquí sabemos que Kevin Bacon es el villano desde el principio, al contrario que sucede en el cómic, que se deja la identidad del asesino como «sopresa», pero es que es demasiado evidente. Aplaudo la opción de los guionistas de no tomarnos por tontos cuando es algo que canta desde que aparece por primera vez el personaje. Aquí Nick es asesinado por su compañero, que busca unas misteriosas piezas con las que abrirá un portal al mundo ordinario para la llegada de los no-muertos. Su relación con su nuevo compañero será todo lo contrastada que cabe esperar en unas personalidades tan dispares. Una historia de intriga y acción con un tono prevalentemente cómico, en una producción de 96 minutos que la hace un entretenimiento aceptable… si no te importan ciertas cosas.
Men In Black.
Y es que el gran problema de RIPD se llama Men in Black, la película de 1997 con Will Smith y Tommy Lee Jones, una película con una trama misteriosamente parecida a esta RIPD. Sólo que en aquella ocasión, en lugar de criaturas demoníacas o no-muertos, eran alienígenas los que se ocultaban entre las personas normales. La historia daba para que se hubiera hecho algo parecido sin ser un plagio descarado. En el cómic se detecta la inspiración claramente, se identifica como una versión de MIB, pero no tan descaradamente como en la película. Lo que más me ha molestado es la innecesaria copia del aspecto de la película. No voy ni a entrar en que la historia y los personajes (tanto en antecedentes como en personalidades) son muy similares a las de los agentes K y J, algo que salta a la vista. El problema es que la escena en la que Nick llega al RIPD es idéntica a la de la llegada de J a la sede de los MIB. El aspecto de ambas es similar, tenemos a los aliens/muertos arrestados, tenemos a Proctor/Zed como agentes resignados que le explican la situación al novato. Tenemos a Roy/K negandose a aceptar a un novato como compañero… la estructura y aspecto es escandalosamente similar. Tal vez podían haber usado unos escenarios con fondos rojos a lo llamas del infierno, o blanquecinos a lo nubes, con unos uniformes diferentes… pero no, todo tiene esas gamas gris plata y todos tienen los pulcros trajes negros. Un plagio innecesario, visto el presupuesto con el que contaba la película.
En definitiva.
Una película que, de no existir Men in Black, hubiera sido un éxito en taquilla, ya que resulta entretenida, con gags que funcionan y que resultan suficientemente divertidos en todo momento, pero que en nuestro caso ya los hemos visto en su mayoría hace 16 años en una película que muchos tenemos muy frescos porque fue un éxito difícil de olvidar, con unos chistes y situaciones que han quedado presentes en la retina de los que somos aficionados a este tipo de películas. Si tuviera que quedarme con algo, lo haría sin duda con la interpretación de Bridges, que borda el papel de tejano malhumorado y pasota (imprescindible ver en versión original, eso sí) y con las curvas de una Marisa Miller que hace desear que el genial Bridges no aparezca tanto en pantalla…