Esta reseña NO es objetiva. Empiezo por ahí, para que luego no nos llevemos a engaños, al menos lo aviso de antemano y así no podéis acusarme de partidista. Me pierde total y absolutamente el dibujo de Gary Frank. Me parece uno, por no decir mi dibujante favorito en activo del cómic actual. Dicho esto, empecemos la reseña:
En el año 2010, DC comenzó a publicar una línea con el sobrenombre de Tierra Uno. De hecho, fue con su personaje más emblemático, Superman, al que dejaron en las manos de Joseph M. Straczynski para dar el pistoletazo de salida a esta línea editorial. El invento no es más que una emulación de lo que Marvel comenzó en su universo Ultimate, una modernización de sus personajes, empezando desde cero y planteando unos orígenes e inicios que pudieran hacerse asequibles para potenciales nuevos lectores que llegaran al mundo del cómic con ganas de leer aventuras de esos llamativos personajes y con los que no sabían por dónde empezar a leer. Dado el éxito de la primera aventura de Superman en 2010, a los dos años apareció el primer volumen de Batman Tierra Uno. En ese tomo veíamos a un Bruce Wayne novato, que se caía al saltar por las azoteas y se destrozaba las costillas, que era un pardillo peleando y que tenía que dejar que su mayordomo, que por otro lado era un veterano militar con entrenamiento de élite, le ayudase a dar sus primeros pasos en su lucha por el crimen. El gran villano sería El pingüino, que estaba intentando hacerse con el control de Gotham y acabaría muerto a manos del propio Alfred, aunque a ojos de la prensa, el responsable había sido el hombre murciélago. 2 años más tarde, y tras un apabullante éxito de ventas, nos llega a cargo del mismo equipo creativo (Geoff Johns y Gary Frank) la segunda novela gráfica ambientada en el Gotham de Tierra Uno: Batman Tierra Uno, vol. 2.
La historia.
La historia comienza poco después del final del primer tomo, Batman está en entredicho por haber asesinado a un criminal, y especialmente perseguido por el fiscal del distrito Harvey Dent, cuyo pasado está ligado al de Bruce Wayne, especialmente por la afinidad que este tenía con su hermana Jessica. La relación siempre había sido muy tensa entre el actual fiscal y el millonario aficionado a saltar de azotea en azotea por las noches. Simultáneamente, la prensa habla de un misterioso ser de apariencia reptílica que habita en las cloacas de Gotham. Pero el villano principal de esta historia parece ser un tipo que está cometiendo actos terroristas con la peculiaridad de que antes de cometer el crimen les da una oportunidad a las víctimas permitiéndoles que resuelvan un acertijo para salvar sus vidas. Evidentemente, ya sabéis de quién estamos hablando. La trama de esta historia es una vez más (y he aquí uno de sus mayores fuertes) muy coral, con numerosas tramas y personajes que se van entrelazando, así como de infinidad de semillas que se van plantando para futuras historias o como mero guiño para los lectores más veteranos.
Los autores.
Hablar de Geoff Johns y de Gary Frank se me antoja innecesario. Johns es uno de los artífices de la DC de la última década, y responsable de las mejores historias que hemos podido leer de la editorial. Gary Frank es un bastardo británico que posee magia en sus manos y es capaz de hacer páginas dotadas de una potencia y una belleza que pueden dar hasta rabia. Tengo que intentar hablar mal de él, porque si no esto va a quedar demasiado fanático.
El guión de Johns es brillante. De los trabajos buenos del guionista, de esos que te dejan con la boca abierta y con una gran satisfacción por el dinero empleado. Al igual que fue capaz de escribir (una vez más) el origen de Superman, y precisamente junto a Frank, en El origen de Superman, aquí es capaz de hacer una versión «ultimatizada» del personaje sin quedar en un pastiche o en una parodia del universo Batman. Todo lo contrario, le da vueltas radicales a personajes como el de Alfred o Killer Croc… y le queda maravilloso. Hace una recreación del origen de Dos Caras… y le da un cambio muy ingenioso que abre las puertas a un personaje a priori muy interesante. Pero no solo eso, te cuenta una historia con hasta 3 villanos (o proyectos de villano) y se permite dedicar páginas a dar volumen a la relación entre Bruce y Alfred, Batman y Gordon, Harvey y Bruce, Jessica y Bruce, Gordon y Bullock, Waylon Jones y Batman… Impresionante.
Si el trabajo de Johns es brillante, lo de Frank es de otro planeta. ¿Qué tiene de especial? Amén de unos rostros muy bien caracterizado, aunque con una marca de la casa que llega a recordar en algunos momentos a Steve Dillon, la capacidad de expresar emociones de los personajes es su punto fuerte. Las escenas de diálogo cobran una fuerza impresionante, lo que en cualquier otro cómic puede ser una escena de relleno que se usa para aportar información a través de una conversación, aquí se usa para expresar reacciones que dotan a los personajes de aún más volumen. Ninguna conversación se libra de ello, si os fijáis con detenimiento, en todas vemos alguna reacción de uno de los personajes que nos muestra una faceta aunque sea mínima de la personalidad del protagonista. Independientemente de esto, la capacidad narrativa de Frank, especialmente en las escenas de acción, el uso de splash pages simples o dobles… es una auténtica gozada.
En definitiva.
Buscaos a otro reseñador más objetivo, lo siento. Tal vez a algunos os haya parecido un cómic tontorrón, o una historia más que no merece encumbrarse en ningún aspecto. Pero a mí me parece de una brillantez soberbia y estoy deseando leer el volumen 3, 4… y los que lleguen. Al igual que el Superman de Tierra Uno me parece un cliché tras otro y un cómic bastante tontorrón, este Batman Tierra Uno me parece un derroche de imaginación, saber hacer y un dibujo con el que deleitarse. ECC ha publicado el tomo en cartoné, con sus 160 páginas satinadas a todo color por 16,95€. Si no lo compráis, allá vosotros.