En el último Expocómic de Madrid, hablando con un autor con el tengo cierta complicidad, le comentaba los pocos cómics que hay ambientados en ambientes médicos ( y mucho menos de terror, que es el género que este autor más se prodiga). Precisamente en mayo de 2015, Panini Comics, a través de su sello de producción propia eVolution comics lanzó la obra 17, vivir, revivir, sobrevivir, de Alex Santaló, una obra que gira en torno al cáncer. Aprovechando que este mes de julio ha salido a la venta la 2ª edición, le dedicamos unas palabras en Es la hora de las Tortas.
La historia.
Este tebeo no es un tebeo al uso, más bien es una herramienta terapéutica. El propio Santaló, así como algunos amigos que escriben en prólogos o extras, lo reconocen abiertamente. Y es que 17, vivir, revivir, sobrevivir es una obra autobiográfica en la que el autor nos cuenta la doble experiencia que tuvo que pasar al ser diagnosticado en dos ocasiones de un tumor de testículo. La historia está contada en primera persona, y relata de primera mano las vivencias personales y de sus seres queridos más cercanos en esta dura experiencia. Como todos los relatos autobiográficos, el hilo argumental se basa en fragmentos de la historia del protagonista, solo que en este caso, Santaló es «uno de los nuestros», un lector de cómics empedernido, que adorna la historia de curiosas anécdotas y pensamientos que cualquiera de nosotros haría (comparaciones con Ojo de Halcón, La Cosa, el Joker, Capitán América, Robocop, Kaneda de Akira…) lo cual hace que conectemos un poco más con la dura historia.
Y es que a diferencia de otras obras autobiográficas, esta no es una historia teñida de tristeza. Generalmente en este país tenemos la virtud de cebarnos en las desgracias y en lo patético (un rápido vistazo al panorama cinematográfico hispano para saber a qué me refiero). Esta es una historia teñida de sensaciones normales en gente ajena a la jerga médica, en una situación tan trágica como la notificación de una enfermedad potencialmente letal: Miedo, incertidumbre, esperanza… Incluso algunos detalles que darían para poder hacer leña de la relativa insensibilidad con la que los sanitarios podemos tratar estas situaciones son contadas sin ningún tipo de rencor o crítica. Y me refiero por ejemplo a la escena en la que el padre de un joven Santaló pide al médico si tiene los resultados que indicarán si su hijo está curado tras todos los tratamientos realizados y este le pregunta si no puede dejarlo para el día siguiente, ya que se estaba yendo para casa… (Que conste que al final se dio la vuelta, valga el spoiler), Y me gusta mucho también una escena en la que tras ser intervenido, y pedir la cuña para orinar, la enfermera de guardia reta a los dos pacientes operados a una carrera al baño a ver quién gana (con un planteamiento de la escena en página tremendamente divertido por parte de Santaló).
El autor.
Alex Santaló es un ilustrador barcelonés salido de la cantera de la Escola Joso, ha trabajado como ilustrador en revistas como Panenka o Perarnau y ha colaborado en varias ocasiones con Cels Piñol, la última el cómic exclusivamente publicado en catalán por Panini, 1714 Baluard. Esta supone su primera obra en solitario editada para el mercado nacional.
El estilo de Santaló es sobrio, con un trazo grueso y limpio, y con un planteamiento de página sobrio, sencillo y correcto. Lo apropiado para una historia de este tipo. Páginas con 3-5 viñetas, en B/N con un uso muy efectivo de las escalas de grises y ciertas pinceladas de color, que siempre tienen un claro objetivo. Mención especial al uso del color del final de la historia, con una última página en la que una estructura de pequeñas viñetas nos mostrarán cómo es la vida normal de una persona que ha padecido cáncer. Fantástica.
El guión se apoya en una estructura en paralelo del pasado y el presente, comparando ambas situaciones y se apoya en unos diálogos en los que predomina ese miedo e incertidumbre de los que antes hablaba, pero siempre teñido de un humor y un optimismo contagioso que hacen querer quitarse el sombrero.
El poder terapéutico de recordar, estructurar, escoger escenas y poner en orden una experiencia tan traumática es mucho mayor del que se pueda imaginar. El médico e ilustrador británico (bajo el seudónimo Thom Ferrier) Ian Williams acuñó hace años el término Medicina Gráfica y lleva años investigando la relación entre ambas disciplinas, y lo interesante que puede resultar en determinadas patologías como recurso terapéutico. Fundó la página graphicmedicine.org e incluso organiza congresos anuales por todo el mundo en los que durante unos días al año, Comic y Medicina van de la mano. Tuve el privilegio de hablar varias veces con él a través del email cuando conocí su página y es un tipo que contagia entusiasmo y que cree firmemente en ese poder terapéutico que aquí Santaló acaba reconociendo.
17 vivir, revivir, sobrevivir es una historia autobiográfica, sin aspavientos, en la que el autor nos cuenta su experiencia doble ante la enfermedad, con un final predecible (por suerte), y que se ve apoyada por una introducción francamente bonita por parte del exfutbolista Eric Abidal y unos extras con textos de sus padres, amigos e incluso una simpática ilustración de su amigo Cels Piñol. El texto de los extras complementa perfectamente la historia que hemos leído y sirven de bastante más que de relleno. La obra está presentada en un tomo cartoné con papel satinado de alto gramaje con 112 páginas al precio de 16€. Muy recomendables para los que se hayan tenido que enfrentar a esta enfermedad como paciente, familiar o como sanitario.