Superman: El Tercer Kryptoniano
Guión: Kurt Busiek
Dibujo: Rick Leonardi, Walt Simonson
Tinta: Dan Green, Renato Guedes
Color: Alex Sinclair
Edición original: Superman Nº 668 a 670 y 666 (DC Comics)
Formato: Libro rústica, 128 págs.
Editorial: Planeta
Precio: 10,95 €
Planeta saca de la serie regular la saga formada por los números 668 al 670 de la serie Superman y los une al especial 666 en un único tomo bajo el título Superman. El Tercer Kryptoniano. Esta curiosa recopilación incluye dos historias: por un lado la saga de la búsqueda del tercer nativo vivo del planeta de Superman, a cargo del guionista Kart Busiek con lápices de Rick Leonardi, y la demoníaca historia del especial 666 con el mismo guionista y dibujos de Walter Simonson.
En la primera historia veremos solucionada la incógnita creada en el segundo número de la serie española actual del Hombre de Acero, cuando el Subastador hablaba de la presencia de tres Kryptonianos en la tierra. El primero de ellos es el propio Superman. El segundo sería Chris Kent el nuevo hijo adoptivo del Hombre de Acero tras los sucesos de la saga ‘El último Hijo de Krypton’. Aunque esta misma saga supone también el regreso de Zod, Ursa y Non, parece ser que los pasan por alto (tengamos en cuenta que esta historia aún no ha acabado). Pero será en torno a la identidad de este misterioso tercer Kryptoniano sobre lo que girará este volumen. Acompañado de Batman, Superman partirá en su búsqueda y cuando lo haga las cosas no serán como él espera. Durante la historia descubriremos fragmentos jamás contados de la historia de Krypton y asistiremos a momentos memorables como el encuentro de Chris Kent con Robin.
En el especial 666 veremos a un Superman sucumbiendo a sus más bajos instintos en una historia mucho más siniestra de lo que estamos acostumbrados. Pero tranquilos, que se trata de un número 666 y todo tiene su explicación.
Kurt Busiek despliega su buen hacer habitual ofreciéndonos una historia sin grandes pretensiones, pero entretenida de principio a fin y con un respeto total a los personajes, nacido sin duda del conocimiento y el amor a éstos. La trama terminará por no tener una gran trascendencia en el devenir del Hombre de Acero, pero con todos los ingredientes necesarios para una buena historia de superhéroes: acción, misterio, secretos, caracterización de personajes y cualquier cosa que pueda servirle para hacernos pasar ese buen rato intrascendente, que tanto nos gusta.
Sin embargo, Busiek no destaca aquí con respecto a la media de sus obras y es en los dibujantes donde deberíamos poner especial atención: Rick Leonardi y Walter Simonson. El primero de ellos es uno de esos artistas que nunca conseguiremos explicarnos por qué no es una estrella. Tras más de 25 años de carrera a sus espaldas y títulos como X-Men, Spider-man o Capa y Puñal, Leonardi no pasa de ser para el gran público más que un mero artesano que vaga de serie en serie. Su estilo de línea fluida y sólida tienen todo lo que se le debería pedir a un dibujante: personalidad, dominio de la anatomía y la narrativa, sentido del impacto visual… Si aún no lo habéis descubierto este es un buen momento.
En cuanto a Walter Simonson, a estas alturas poco más se puede decir de este veterano autor que ha dejado su imborrable marca en Thor, Factor-X u Orion. Si hablábamos de la personalidad del estilo de Leonardi, la de pocos autores puede comparase a la de Simonson. Esta llega hasta tal punto que ha sentado gran parte de las bases de la narrativa de la mayoría de la generación de los noventa, si bien casi ninguno de éstos se le acerca, como nos demuestra en este cómic. Cada elemento de sus páginas es puro diseño a favor de la fluidez narrativa y del sentido del clímax. Cada encuadre, cada viñeta tienen la forma correcta en el lugar adecuado, casi como una ciencia, y sin embargo, sin perder un ápice de frescura. Y es que dicen que la veteranía es un grado.
No se trata de un tebeo imprescindible, pero si sois amantes del género superheroico, aquí tenéis un tebeo con todo lo necesario para un total entretenimiento y si encima lo dibujan dos monstruos como Leonardi y Simonson, el disfrute está asegurado.