A mediados de 2001, Jeph Loeb y Tim Sale sorprendieron a los lectores de cómics con la miniserie Daredevil Amarillo, una serie con un punto de vista nostálgico y que exploraba la parte más humana del personaje. El éxito provocó el lanzamiento de la siguiente miniserie «de color», prácticamente tras acabar la primera. Era precisamente esta Spiderman Azul. El éxito se repitió, por lo que un par de años tras acabar la publicación más esta, la dupla volvería con la que parecía que sería la última de la saga: Hulk Gris. Tal vez alentado por la moda de los revivals, una década más tarde acabaría viendo la luz la hasta ahora última entrega de esta colección de miniseries con colores: Capitán América Blanco, que Panini publicó el pasado año. El éxito de estas series es sin duda la conexión entre la acertada mirada que nos sugiere Loeb y la acertada visión que nos proporciona Sale ante esa sugerencia. Son series en las que vemos el lado más humano de los personajes. Con esta Spiderman Azul Loeb aprovecha la historia del personaje y nos proporciona una segunda visita a una etapa muy recordada, cambiando el punto de vista y el protagonismo de los personajes de aquellos números.
La historia.
Spiderman acaba de desenmascarar al Duende Verde y cree haber dejado aparcada su carrera criminal. Pero no es el único peligro al que tendrá que enfrentarse. Mientras villanos de la talla de Rhino, El Lagarto o un nuevo Buitre impiden que se tome un respiro, Peter tendrá que debatirse entre el ángel de sus sueños, Gwen Stacy, y la nieta de la mejor amiga de su Tía May a la que acaba de conocer, una tal Mary Jane Watson. Con el fondo de las peleas, vamos a centrarnos en la relación con ambas chicas, en si finalmente se decide por declarar sus sentimientos a Gwen o aprovecharse de la impulsividad de Mary Jane y acercarse más a ella. Pero no puede dormirse en los laureles porque su amigo Harry Osborn no pierde el tiempo fácilmente y ha puesto su mirada en Mary Jane.
Todo esto está contado por una voz en off que presumimos es de Peter, aunque desconocemos exactamente a quién se lo está contando ni cuándo. Tan solo sabemos que Peter está desnudando su alma y contando realmente cómo se sintió en aquella época… y lo mucho que echa de menos a Gwen.
Los autores.
Jeph Loeb (Superman/Batman, El Largo Halloween, Hulk) nunca me ha parecido un buen guionista, pero cuando se asociaba con Tim Sale se transformaba por completo y firmaba historias absolutamente asombrosas, muy introspectivas, dando voz a los sentimientos de los personajes y dejando ver algo más que ese uniforme y esos super poderes. Y por suerte para nosotros no lo hizo pocas veces: El Largo Halloween, Dark Victory, Superman: Para todas las estaciones, Catwoman: Si vas a Roma, la cuatrilogía de los colores de Marvel… Todos ellas fabulosas obras en las que no cabe duda que el talento de Sale ayuda mucho, pero cuyos guiones tienen un mérito indiscutible. En esta Spiderman Azul, Loeb echa la vista atrás a los hechos recogidos en los números 40 a 49 de The Amazing Spiderman, pero le cambia el punto de vista. En aquellos números de Stan Lee y John Romita Sr., la trama principal eran las peleas y las tribulaciones de Peter con respecto a esos villanos, cómo dudaba si Norman Osborn iba a descubrirle cuando recordase que él es Spiderman; cómo ese recluso Blackie Drago se hacía con el uniforme de El buitre e intentaba quitarle su sitio; cómo Curt Connors intentaba enfrentarse a su otra identidad El Lagarto… Sin embargo aquí Loeb nos pone eso en un segundo plano, y prefiere hablarnos de los sentimientos y dudas de Peter hacia Gwen y Mary Jane, o de cómo se compadeció por primera vez del tarugo de Flash Thompson que sentía devoción por Spiderman… El final de esta miniserie, revelando a quién y cómo está contando Peter la historia (más de moda que nunca gracias a una reciente serie de TV de Netflix) no hace más que coger esa nostalgia que ha ido despertando a lo largo de los seis números de los que consta la miniserie y darte con ellos un puñetazo en el estómago que te deja con un nudo en la garganta.
Y si Loeb acierta de pleno con el tono y el punto de vista, qué decir del trabajo de Sale (Superman Kriptonita, Deathblow, Investigadores de lo desconocido). Siempre ha destacado por esa narrativa sutil, ese uso de las sombras, esos encuadres siempre correctos… pero sus rostros tendían a ser feos. Los suele hacer muy alargados y picudos. Sin embargo aquí es consciente de lo que está contando y sobre todo, del trabajo en el que están basadas estas historias, nada menos que del gran John Romita… Y dibuja unas Mary Jane, pero sobre todo una Gwen, que hace que entiendas por qué Peter pierde el norte por ellas. Es consciente de la importancia que tienen ambas chicas y se recrea en ellas y las dibuja más guapas que nunca. Las escenas de lucha tienen agilidad, son muy dinámicas, pero los autores hacen que casi sean un estorbo para la historia. Rápidamente te apetece volver a las preocupaciones de Peter y sus dudas con ambas muchachas.
En definitiva, Spiderman Azul.
Estamos ante una obra que explora el aspecto más humano de Peter, no solo por las dudas que presenta en lo que nos cuenta, sino por la nostalgia y el cariño que emana en cada cuadro de texto de ese Peter del futuro echando la vista atrás. Goza de la suficiente acción para no aburrir a los de corazón más rocoso, pero sin duda es una obra que apasionará a los más nostálgicos y sensibles.
Panini Comics ha editado este Spiderman Azul en su línea Marvel HC, como ya hiciera con Capitán América Blanco. Es una edición en cartoné, con 168 páginas a color conteniendo los seis números de la edición original y una serie de bocetos y comentarios de los autores al respecto. Su precio es de 15€.
Lo mejor: Lo increíblemente guapa que dibuja Sale a Gwen. La nostalgia que emana. Ver unos hechos que ya nos han contado antes desde otra perspectiva.
Lo peor: Si no te gustan las historias sensibles, puedes verlo un cómic ñoño. Pero, ¡hey, salen tipos en malla pegándose!
Para admiradores de la dupla Loeb/Sale. Para los que tengáis los «otros colores» de Marvel. Para pijameros de corazón sensible.