Sesión de tarde
Guión de Jonathan Lara.
Dibujo de Stephen Hausdorff.
La Cúpula. 2016
Rústica con solapas, 148 págs. Bitono.
14€
Ya la semana pasada daba pistas de algunas de mis manías como lector y es que me es mucho más difícil alejarme en el plano emocional de los personajes cuando no van en pijama con capas de colores o viven en el futuro o un pasado lejano o incluso en galaxias aún más lejanas. En este tipo de comics realistas la historia me termina quedando por debajo de los personajes y cuando algo no me encaja, tiendo a ser menos permisivo que en obras recalcadamente ficticias
Sesión de tarde de Jonathan Lara y Stephen Hausdorff es una historia que podría haber ocurrido muy cerca tuyo. Tiene lugar entre Galicia y Portugal a finales del año 82, pero si no fuera porque ya no hay proyeccionistas ambulantes y por la revelación final (que no espoilearé), podría tener lugar ahora mismo y muy cerca tuyo, puede que incluso a alguien que conoces.
Sesión de tarde nos cuenta la historia de Isaías, un proyeccionista que va de pueblo en pueblo montando sesiones de cine. Ya en el 82 era una profesión casi extinta, pero Isaías se empeña en mantenerla, tesón que oculta otras motivaciones. Descubriremos la delicada situación familiar de nuestro protagonista, criado por su abuela tras sufrir el abandono de su padre y la muerte de su madre. Con el recurso del viaje, iremos conociendo más profundamente a Isaías, sus motivaciones y emociones.
El periplo, los pueblos, la gente que conocerá y el socorrido recurso de los flashbacks serán las herramientas a través de las que Jonathan Lara nos contará una historia de sentimientos enterrados. Pese a ser Lara y Hausdorff dos autores relativamente noveles, el tratamiento de la historia está muy bien construido y da un rato de lectura muy agradable. Sin embargo, el riesgo de trabajar con una historia de emociones, es lo fundamental de los momentos dramáticos. Hay que tener especial cuidado en mantener suficiente aura de sinceridad para que funcione la empatía del lector. Desgraciadamente un solo momento dramático que suene a impostado puede empeñar el resto y en Sesión de tarde no he podido evitar toparme con algunos. En ocasiones las emociones caen en un cierto postureo y cuesta creerse un historia cuya mayor mérito debería ser su cercanía. Es una verdadera lástima en un cómic que por lo general está repleto de aciertos.
Quizá podamos achacarlo a la relativa novatez de sus creadores, en cuyo caso Sesión de tarde los coloca en esa lista de autores a seguir en el futuro, pero esta obra tiene alguna que otra esquina que dificulta su redondez. Puede que haya un exceso de construcción que resta naturalidad a la obra y contribuye a que se vean algunos hilos.
La parte del dibujo de Hausdorff es claramente deudora de Bryan Lee O’Malley, pero sin llegar a su nivel de depuración en el acabado, la composición y la narrativa. Pese a sus limitaciones, el dibujo consigue su objetivo en un tebeo donde lo primordial es que los personajes transmitan de manera directa y casi reducida a lo elemental.
Sesión de tarde es una obra prometedora en manos de unos autores con mimbres. No es perfecta, pero viene a ser algo parecido al viaje del protagonista. Quizá la vida en la furgoneta no sea la más cómoda, pero al finalizar el camino, cada historia vivida nos habrá enseñado algo.
