Terry Moore es uno de los pocos autores de la ola de independientes de los 90 que sigue en activo con un buena salud creativa. Rachel Rising es la tercera de sus obras de autor y con el tercer tomo que publica Norma editorial, cierra una etapa de 5 años que ha supuesto su incursión en el género de terror.
Rachel Rising 3. Polvo al Polvo
Guión y dibujo de Terry Moore
Rústica. 15,2 x 22,9cm. 372 págs. B/N
24,00 €
Norma Editorial. 2017
Comenzábamos hace un par de tomos con la escalofriante imagen de una mujer enterrada viva boca abajo. Desde entonces le ha pasado un poco de todo a Rachel, nuestra no-muerta protagonista. Lo que arrancó como una historia de terror, derivó en un thriller de investigación y después llegaría la fantasía sobrenatural y todo lo demás. Lo que parecía el relato de un asesinato aislado aislado en el pequeño pueblo de Mason termina por tomar proporciones bíblicas y casi literalmente, dado que tanto Lilith como el mismísimo Diablo estarán implicados en la trama. Como en tantas otras obras hemos visto, el Apocalipsis no empieza con un gran cataclismo a nivel mundial, sino con pequeños actos en un pueblo aún más pequeño.
En Manson todo el mundo parece tener un secreto oscuro y conocer tantos a sus pobladores como sus secretos son parte del encanto de Rachel Rising. Como decía, habrá terror, misterio, fantasía e incluso humor, pero todas estas temáticas son una excusa para hacer lo que mejor se le da a Terry Moore: desarrollar personajes, dejar que se interrelacionen y jueguen entre ellos y delegar en ellos el crecimiento de la historia. Este es el motivo por el que Moore puede cambiar de tono y casi hasta de género de escena en escena sin que la narración se resienta. Una vez conocemos a las protagonistas ( y digo ‘las’ porque apenas hay un personaje masculino de cierta relevancia) nos enganchamos a ellas más allá de lo que haya en la trama.
Mucho se ha hablado del realismo de los personajes femeninos de Terry Moore, pero me temo que no puedo estar de acuerdo. Por ejemplo, en el caso concreto de los personajes de Rachel Rising no son tanto un reflejo realista de cómo son las mujeres (si es que la generalidad de las mujeres puediera ser de algún modo) sino casi una idealización de cómo nos gustaría que fueran. Desgraciadamente ni las mujeres en concreto ni las personas en general son tan interesantes como los personajes de Terry Moore. Más que realistas son personajes tridimensionales y profundamente atractivos.
Los diálogos y la caracterización son el mayor talento de Terry Moore, pero no el único. Es su primera obra de terror y consigue ese suspense sostenido tan difícil que es el terror en los cómics. Cuenta con la ventaja de ser guionista y dibujante, con lo que la narrativa gráfica tiene mucho que decir. Guión y dibujo dosifican los diálogos y las escenas mudas, los planos de recurso (a veces simbólicos y a veces tan sólo como ambientación y manejo de ritmo) consiguen el enganche necesario para desarrollar una trama donde el cómo es muy superior a lo que se cuenta. El estilo abigarrado de Moore con ese blanco y negro puro sin mancha consigue de algún modo encajar a la perfección con una historia que a priori podría prestarse a un estilo más oscuro. Tanto a nivel puramente estético como narrativo quizá estamos también ante su mejor trabajo gráfico.
He de decir no obstante que al bueno de Moore a veces se le va la mano con las escenas auxiliares de ambientación. En ocasiones dotan la historia de atmósfera y cierta lírica, pero el resultado en algún que otro momento llega a alargar el misterio y lastrar la historia.
Ya que estamos, en el plano negativo encontramos también en Rachel Rising esa dispersión propia de Moore que provoca que la trama y el misterio se alarguen más de lo debido. Está claro que le interesan más los personajes que la trama y, frecuentemente la historia de desvía de sus rumbo de manera un tanto errática. También al final se le podría poner alguna pega. Después de dar tantas vueltas, se echa de menos un final algo más trabajado.
La edición mantiene el formato rústica y un poco más pequeño que el tamaño comic-book para guardar la coherencia con el resto de obras de Terry Moore publicadas por Norma. Ningún problema salvo quizá en el hecho de la falta de lógica de usar papel satinado para un dibujo en blanco y negro puro.
Brujas, asesinos en serie y el mal puro en un pequeño pueblo; subtextos de fondo sobre la violencia de género y la violencia en general, del lado más oscuro de la humanidad; picoteo de varios géneros que van saltando desordenadamente… decenas de ideas y una gran dificultad para discernir cuál es la troncal. Sea con mafias de fondo, ciencia ficción o terror Terry Moore te trae su rollo, ya lo conocemos, y pese a todos sus defectos y su habitual dispersión, cada obra mejora y Rachel Rising es mejor que sus predecesoras. Estoy deseando picar con Motor Girl, su próxima obra.