Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reseña Providence nº1

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Providence nº 01
Guión de Alan Moore
Dibujo de Jacen Burrows
Panini Cómics
2016

Tal vez creáis tener ya una idea de lo que os vais a encontrar en Providence nº1 si habéis leído The Courtyard o Neonomicon. La primera fue originalmente una historia corta de Alan Moore en prosa para una antología y él ni siquiera estuvo implicado en su adaptación al cómic. Moore dijo abiertamente que Neonomicon llegó fruto de un apuro económico con Hacienda, con lo que fue un pagafacturas. Podría tirar del tópico “Alan Moore al 50% es mejor que la mayoría de los guionistas al 100%”, pero no me va hacer falta. En los últimos años Moore ha afianzado su relación con la editorial Avatar Press y Providence es una muestra de su compromiso. Estamos ante una obra compleja, sólida y de largo recorrido.

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Si Courtyard era un pequeño homenaje a la obra de H.P. Lovecraft y Neonomicon una revisión, Providence es un completo repaso, análisis, desconstrucción y reconstrucción bajo el prisma de Moore. El trabajo del barbudo de Northampton es muchísimo más exhaustivo que en sus dos precedentes y aunque hay un componente personal, digamos que la ruptura no es tan profunda como en Neonomicon y toda la reconstrucción parte de un profundo conocimiento y cariño por la obra de H.P. Lovecraft.

Como viene a ser costumbre en Alan Moore, prefiere dibujantes discretos que cumplan milimétricamente sus minuciosos guiones por encima de propuestas plásticas personales. Jacen Burrows encaja perfectamente con el perfil y, aunque aún se le pueden observar ciertas limitaciones, he de reconocer que la mejora con respecto a The Courtyard es abismal.

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Providence nos cuenta la historia de Robert Black, un periodista del Herald que emprenderá un viaje a la busca de un misterioso libro. El libro resulta ser en este primer tomo un Macguffin y el personaje será el vehículo de Moore y Burrows para irnos desplegando un complejo estudio y revisión de la mitología de Lovecraft. No voy a ahondar en exceso ya que la cantidad de información y referencias que tenemos en este tomo es bestial (aunque mucho más cercana y liviana que lo que podemos ver en algunas de las últimas obras del mago de Northampton, al menos para los fans de Lovecraft), pero sí hay algunas cosas que convendría comentar. No obstante, si hay alguien que quiera profundizar, le recomiendo Facts in the Case of Alan Moore’s Providence, una completísima guía de referencias de la obra.

Dentro de lo que el espacio de una reseña me permite y tratando de no aburrir al personal, debería comentar que este Robert Black está basado en el personaje de Robert Blake, un clásico de las historias de Lovecraft, que a su vez está inspirado en el escritor Robert Bloch y en menor medida en Clark Ashton Smith y el propio Lovecraft. Pero es que Moore no se conforma con eso y añade a la masa a Samuel Loveman, otro escritor amigo de Lovecraft, que era judío y homosexual. Con estos mimbres, y en la América oculta de 1919, Alan Moore nos embarca en un viaje en el que repasa los mitos de Lovecraft, mientras les da un fundamento físico, histórico y les da un nuevo discurso.

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Cada capítulo hace referencia a un relato de Lovecraft. Así, el primero hace referencia a Aire frío, el segundo al El horror de Red Hook, el tercero a El miedo que acecha y el último a La sombra sobre Innsmouth. Pero Moore no se queda en el homenaje, sino que analiza cuáles pudieron ser los referentes reales que fueron el germen de dichos relatos y los incluye en el viaje de Black. De ese modo, se hablará de nuevo el El Rey Amarillo (como ya se referenciaría en Neonomicon), del Valdemar de Poe, de las brujas de Salem, Jung, masonería y hasta incluso abducciones alienígenas insinuadas. En todo este extraño y misterioso ambiente, un personaje como Black encaja como un guante. Black es un personaje profundamente instruido, pero enormemente inseguro, quizá por su condición (oculta al mundo) de judío y gay. Constantemente trata de racionalizar y negar muchos de los hechos que experimenta, superado por los acontecimientos.

Se nota en Providence un trabajo concienzudo con la obra de Lovecraft. Nos significa eso que no estén por aquí todas las neuras habituales de Moore. De hecho, podría decirse que es una de esas obras personales de Moore más allá del encargo. Veremos aquí ingredientes de American Gothic (Swamp thing), Promethea, La Liga de los Extraordinarios caballeros, From Hell o hasta Watchmen. Nada como Lovecraft para lanzarnos su ideas sobre el lenguaje como conformador de realidades, el sexo como parte de la magia y todas esas cosas a las que nos tiene acostumbrados. Sin embargo, la labor con la obra de Lovecraft es tan exhaustiva y tratada con tal profundidad, que incluso las licencias (que por ejemplo en Neonomicon fueron polémicas) están introducidas con un inmenso respeto. Es como si esta vez Moore hubiera decidido tomarse en serio del todo lo que en Neonomicon fue un trabajo menor.

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Cualquier fan de Lovecraft debería disfrutar como un enano con esta obra donde la imaginería del genio de Providence es reubicada en un contexto real y dotada de una nueva coherencia. Tenemos en esta obra un torrente de información donde cada detalle está pensado hasta el milímetro, pero sin por ello sobresaturar al lector (como sí sucede en otras obras de Moore) y nos mantiene siempre dentro de un atractivo juego con la ambigüedad, que rodea la obra de un hálito de misterio y suspense. Por ello no sólo quiero recomendar esto a los seguidores de Lovecraft, sino a todos aquellos que quieran introducirse en la obra de este genio del siglo XX. Providence exige un pequeño esfuerzo por parte del lector y su lectura se dilata algo más que la de un cómic medio (en gran parte por los apéndices de texto al final de cada capítulo), pero estamos de nuevo ante ese Moore que sabe darte la información en varios niveles y que deja del lado del lector dosificar, sin necesidad de darte un atracón en la primera lectura, pero con la posibilidad de saborearlo en más de una.

En pocas palabras, da igual si has leído o no Neonomicon o si te ha gustado o no. Providence es la que hay que leer si te llama la atención lo lovecraftiano.