Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reseña: Orbitador

En 2003 se publica en EEUU bajo el sello Vertigo la obra que hoy nos ocupa: Orbitador. El tebeo en el que el escritor Warren Ellis homenajea a los héroes de la carrera espacial y a los astronautas en general. Para aquella fecha ya habían pasado más de treinta años desde que el capitán norteamericano de la NASA Eugene Cernan pisó la Luna en nombre de la humanidad por última vez. Treinta años huérfanos de gestas espaciales, treinta años en los que el interés general por el espacio había retrocedido. Durante todo ese tiempo aprendimos a mirarnos de nuevo el ombligo. Al fin y al cabo, ¿qué coño se nos había perdido ahí arriba?

Orbitador
Guion: Warren Ellis.
Dibujo: Colleen Doran.
Editorial: ECC.
Formato: Cartoné, 112 págs. A color.
Precio: 13,50 €


En Orbitador, Warren Ellis pretende que volvamos a fijar la vista en el cielo, que volvamos a mirar las estrellas con la fascinación que merecen, que nos entusiasmemos con el misterio del universo y, por qué no, que intentemos volver allí donde ningún otro ha pisado antes. Han pasado 13 años desde la publicación USA del tebeo y ya se sienten nuevos vientos agitando los bravos espíritus de la exploración espacial: La Luna, Marte, Europa… Y por fin ECC se decide a publicar Orbitador, obra hasta la fecha inédita en nuestro país. ¿Coincidencia…? Juzguen ustedes.

Orbitador cuenta la historia del transbordador espacial Venture, de regreso a la Tierra después de 10 años en paradero desconocido. A raíz del accidente (la desaparición del Venture), Ellis plantea un contexto en el que la NASA ha cancelado las misiones espaciales con astronautas. Nadie de carne y hueso ha subido al espacio en los últimos años, y eso casi parece haber tenido algún tipo de efecto en la moral de la humanidad. En la realidad del tebeo, el Centro Espacial Kennedy está rodeado de chabolas y su abandono es patente. Ahora que el Venture ha vuelto, el ejército de los USA reúne un equipo multidisciplinar preparado (o no) para desentrañar los misterios que el transbordador trae de su aventura por el espacio.

Orbitador

A cargo del guion tenemos a un Warren Ellis en muy buena forma en 2003, aunque quizá no al nivel de lo que el mismo autor de Essex haría después; o de lo que sigue haciendo hoy en día, porque en mi opinión este es uno de esos autores que mejora con el tiempo, como el buen vino. El planteamiento del tebeo destila Ellis por los cuatro costados: Ciencia-ficción, misterio, conspiración y personajes deslenguados. A estas alturas lo que no nos va a resultar Orbitador es original. De hecho la idea de partida ha sido resobada por Ellis en multitud de ocasiones. Que me vengan a la memoria: Super God, Planetary o Global Frecuency han tenido el todo o la parte de lo que aquí se plantea. Lo que propone Orbitador nos sonará a ya visto, y sin embargo en ninguno de esos casos los conceptos derivados del planteamiento y las posibilidades potenciales han sido explorados como merecen. En este caso, Ellis consigue que la historia fluya de forma dinámica, incluso descompresiva, pero introduciendo un montón de información para deleite de los que amamos este tipo de historias.

Como hemos dicho, el Venture regresa a la Tierra y un equipo de científicos es reunido para investigar el acontecimiento. Página a página iremos viendo como la astronave contiene indescifrables misterios, como la capa de piel viva que la recubre, los órganos internos que le proporcionan la capacidad de viajar a velocidades relativistas o el misterioso superviviente de su interior. Puestas las cartas sobre la mesa, el tebeo se presenta como una suerte de asombrosa autopsia a un transbordador que, no cabe duda, ya no es el que era.

Orbitador

El equipo de especialistas está conformado por el ingeniero Terry Marx, del equipo de propulsión de avance de la NASA, el típico genio excéntrico que va a su bola al que corresponden las mejores líneas de ciencia fantástica del relato; la Doctora Anna Bracken, bióloga y antigua astronauta que escenifica esa melancolía por el abandono de las estrellas; y, por último, la psiquiatra de la NASA Anna Bracken, un personaje al que tardamos en ubicar pero que no tarda en hacerse con una posición predominante sobre el resto del reparto. La premisa del equipo multidisciplinar que tiene que investigar un misterio que da miedo pero que al mismo tiempo despierta una fascinación irrefrenable, me resulta, en sí misma, suficientemente atractiva. Ante una propuesta de este estilo no puedo decir que no, y si encima el misterio proviene del espacio y el que escribe es Warren Ellis, diría que es casi imposible que el resultado no me guste. Por ahí me tienen pillado antes de empezar a leer, y, afortunadamente, también al terminar de hacerlo.

En el apartado gráfico tenemos a Colleen Doran, conocida por mí antes de este Orbitador por su trabajo en Sandman. Por lo que puede leerse en el epílogo firmado por el propio Ellis que ECC incluye al final del tomo, Collen tuvo una cuota de responsabilidad importante a la hora de poner en marcha el proyecto, compartiendo como comparte con Warren Ellis su amor por la exploración espacial. Personalmente creo que, en este caso, la tinta le hace bastante daño a los lápices de la dibujante Americana, ensuciando unos dibujos que son mucho más preciosistas vistos a lápiz. Además la narración puede pecar de confusa en algún momento, con la gravedad que le añade al asunto el hecho de que prácticamente no salgan de un hangar durante todo el tebeo… No obstante, es obligatorio destacar varias páginas a doble cara verdaderamente espectaculares donde Collen Doran raya a gran nivel.

colleen-doran

Colleen Doran firmando en alguna convención de cómics.

En resumen, Orbitador es una obra imprescindible para los que nos apasionan las historias del espacio y consideramos que Warren Ellis es uno de los mejores guionistas que ha dado el cómic USA. Y quizá sea ese su mayor inconveniente. El exceso de conceptos cienciaficcioneros bastante hard (aunque siempre muy fantásticos) y la ausencia de acción en el sentido literal de la palabra puede que eche para atrás al resto…

Para los muy cafeteros.