Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reseña: Old Pa Anderson

Mississippi, años 50. Old Pa es un negro atrapado en un mundo que odia a los negros. Old Pa y Old Ma Anderson cuidaban de su nieta Lizzie como si fuera su propia hija, hasta que un día la niña desaparece sin dejar rastro y sus vidas cambian para siempre. Es fácil adivinar que el asunto no va a solucionarse. En Mississippi a nadie le importa el destino de una niña negra; nadie siente empatía por sus dos desconsolados abuelos, sobre todo si en la tragedia hay hombres blancos involucrados. Old Pa siempre lo ha sospechado. Viejos y cansados, Old Ma y Old Pa Anderson viven sin vivir en la sala de espera de la muerte. Desde la desaparición de Lizzie nada tiene sentido. Pero entonces, un giro de los acontecimientos va a hacer que Old Pa se convenza de que ya no tiene nada que perder…

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Guion: Yves H.
Dibujo: Hermann
Editorial: ECC
Formato: 56 págs. Color.
Precio: 12,95 €


El tebeo que hoy tenemos entre manos está guionizado por el magnífico escritor belga Yves Huppen, autor, entre otras, de la interesantísima serie Tras la huella de Drácula. A los lápices todo un clásico de la BD: Hermann, responsable de obras maestras como Comanche, uno de mis tebeos favoritos del Oeste, sino el mejor.

Old Pa Anderson es una historia ambientada en el sur de los EE UU, allá por los racistas años cincuenta. En la línea de otros productos del estilo, como podrían ser las películas Arde Mississippi o En el Calor de la Noche, Old Pa Anderson recrea esa atmósfera cálida y asfixiante en la que los hombres de raza negra son tratados como animales. El ambiente que se establece en las páginas del tebeo es demoledor. Realista y creíble como debe serlo. La violencia desgarradora que se filtra entre viñetas, no siempre y no sólo en su acepción más física, hace incluso incómoda la lectura de este Old Pa Anderson.

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El argumento es muy sencillo pero efectivo, perfecto para que Hermann demuestre de lo que es capaz. La década de los 50 está recreada aquí de forma soberbia, y casi puedes sentir el sudor y el sufrimiento de los personajes. En una narración que apenas contiene diálogos, la habilidad de Hermann para generar atmósferas toma el protagonismo, a través de viñetas que se suceden conectadas por tremendos silencios que lo dicen todo. Un buen ejemplo de que la narrativa descompresiva no sólo es un recurso barato para vender muchos tebeos trabajando lo menos posible. En este caso lo importante es lo que no se dice.

Los personajes que pululan por las páginas de Old Pa Anderson, empezando por el propio Old Pa, son realistas y humanos como ellos solos. La naturaleza torturada de los Anderson, que esconde ese aire de reproche hacia Old Pa por pusilánime y patético, examinado de por vida bajo su propia lupa y la de su mujer, sólo es transformada por la imparable decadencia de sus miserables vidas. La sensación de sinsentido que trasmiten las primeras páginas del día a día de los Anderson es muy poderosa, y contrasta a las mil maravillas con el momento en el que la vida de Old Pa reencuentra una razón de ser.

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Respecto a los demás personajes negros, vecinos de los Anderson, recluidos en barrios y bares para los de su color, lo cierto es que no despiertan especial simpatía; cobardes y amilanados por una población de blancos que arregla las cosas a su manera. Los que ayudan a Old Pa lo harán a regañadientes, provocando en el lector una sensación de rechazo casi (casi) mayor que la que producen los propios racistas.

En todo caso, como buena historia de injusticias que se precie, los personajes acosadores son suficientemente aborrecibles como para que el lector desee su muerte con todas sus fuerzas. Aunque la mayoría de los blancos pasan brevemente por las 64 páginas del tebeo, cada intervención es suficiente como para que les cojamos el asco necesario para que la historia funcione. Sobre todo tengo un problema con las fuerzas del orden en este caso, absolutamente despreciables.

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Para terminar, Old Pa Anderson es una muy buena historia de racismo y violencia en la América profunda. La historia es muy simple y tardarás en leerlo muy poco, pero la atmósfera que consiguen los autores, cimentada sobre todo en el extraordinario trabajo de Hermann, bien merece una oportunidad.