Es la hora de las tortas!!!

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Reseña: Lobezno va al Infierno

El Infierno. Seguro que habéis oído hablar de ese terrible lugar. Allí las almas en pena aguardamos el fin de los tiempos sobre un lecho de brasas ardientes, día sí día también llueve ácido, y los ríos son de sangre. En el Infierno habitan demonios y todo tipo de aberraciones y cosas monstruosas abyectamente diseñadas para el tormento de los que fuimos malvados en vida. Y sí, hablamos del Infierno, no del Limbo, ni de cualquier otro sucedáneo de supra-dimensión demoniaca. El Infierno de verdad, el de la Biblia, donde el casero es el mismísimo Satán y las penas se purgan en eones de sufrimiento. Pues bien, ahí es donde ha ido a parar Lobezno, a lo más profundo del Averno. Alguien se la ha jugado, otra vez… Y ese alguien se ha metido en un buen lío.

lobezno va al infierno
Guion: Jason Aaron.
Dibujo: Renato Guedes y Daniel Acuña.
Editorial: Panini Comics.
Contiene: Wolverine: The Road To Hell Falling y Wolverine v4, 1-9 USA.
Precio: 25’95 €

Con esta premisa a priori tan rocambolesca, el guionista Jason Aaron asume el mando de la serie regular de Lobezno en el cuarto reinicio de su numeración (Noviembre de 2010), en lo que pasaría a ser el volumen 4 de dicha colección. En aquel momento, Aaron no era un novato en lo que a escribir historias del mutante de las garras se refiere. Años atrás había ganado un concurso Marvel de escritura de guion, precisamente con una historia de Lobezno. También había escrito la miniserie Destino Manifiesto, previa al debut de la serie regular de Arma X, de la que escribió los 12 primeros números. Además, a las riendas de la misma serie regular, Aaron se había encargado de varios números del volumen 3, creando el celebrado arco argumental La caza de Mística. Con este bagaje, el escritor de Alabama se echaba a la espalda la colección de uno de los personajes más populares de la editorial más popular.

Respecto a la edición española, el tomo que nos presenta Panini en su cuidadísima línea Marvel Deluxe arranca con el One-Shot Wolverine: The Road To Hell Falling. Unas 7 páginas de caída a los infiernos que funcionan a modo de prólogo de lo que está por venir. La acción comienza in media res, con Lobezno ya condenado, no sabemos ni cómo ni por quién, en caída libre (literal, ya decíamos) al Infierno. A partir de aquí el tomo reúne los nueve primeros números del mencionado volumen 4 de la serie regular del personaje.

dientes de sable infierno

Los cinco primeros números de la colección conforman el arco argumental Lobezno va al Infierno, eje central de los acontecimientos en lo sucesivo y apertura de una serie de tramas que (ojo) no se cierran en este mismo tomo. Como decíamos, Lobezno ha sido manipulado nuevamente. Su alma es enviada al mismo Infierno, mientras que su cuerpo es usurpado por una entidad demoníaca que persigue hacer el mayor mal posible a sus seres queridos más cercanos… ¿Os suena de algo? No es la primera vez que Logan es controlado por sus enemigos, recordad la etapa Mark Millar, por poner un ejemplo. Y si la memoria no me falla, tampoco es la primera vez que un villano o villanos van tras sus seres queridos con intenciones asesinas (aquellos números de Frank Tieri y Sean Chen).

Ya hemos comentado alguna vez (en el podcast, por ejemplo), que Jason Aaron, en ocasiones, puede pecar de cierta falta de originalidad. No es la primera vez que comprobamos como repite esquemas que ya se han visto anteriormente, en la obra de otros o incluso en tebeos escritos por él mismo: pensad en el Asesino de Dioses de su aclamado paso por Thor, Dios del Trueno, al fin y al cabo una idea que ya tuvo en su momento el mucho menos prestigioso Dan Jurgens, con John Romita Jr. a los lápices. O la misma resolución de estas mismas tramas infernales (cuando lleguen), que van a recordar a algo escrito por el propio Aaron en Puño de Hierro. Así, en un repaso rápido y de memoria, parece que hemos pillado al guionista de Lobezno va al Infierno con las manos en la masa en un par de trampillas. Casualidad o no, estas coincidencias existen… Y aun así, en mi opinión, Jason Aaron es uno de los mejores.

wolverine goes to hell 2

Dicho esto, en este caso es el mismo Aaron quien se complica aún más la vida apostando por una idea difícil de vender. El planteamiento inicial de Lobezno va al Infierno puede resultar demasiado absurdo y alocado para algunos. Doy fe de que hay quien no pasa por el aro del auténtico Infierno bíblico metido con calzador en el Universo Marvel. Está claro que si no aceptas la propuesta, no hay nada que hacer. Personalmente, creo que gran parte de la grandeza de los tebeos pijameros radica precisamente en esto, en su capacidad para absorber todo tipo de géneros y elementos de la cultura (popular o ancestral) y devolverlos en forma de aventuras pop, pulp, fantásticas, de ciencia-fición o de lo que haga falta. De hecho, no es la primera vez que vemos a los Hombres X en el InfiernoLa Patrulla X atravesó los círculos del Infierno de Dante (por obra de hechicería ilusionista, también es verdad) en el Anual #4 de Uncanny X-Men, dibujado por Romita Jr. Desde el principio, los X-Men lo mismo viajan al espacio que se enfrentan al mismísimo Drácula, al de verdad, al de Bram Stoker, no a cualquier trasunto de nosferatu que se le pueda parecer. Esto siempre ha sido así, es una parte esencial de este tipo de historias y a mí personalmente me parece estupendo. Por tanto, partimos de la base de que no albergo ningún prejuicio respecto a la idea de que Lobezno vaya al Infierno y le enseñe las garras a Lucifer.

Por otro lado, y como sugeríamos, el misterioso complot que hay por detrás de tal infernal planteamiento puede resultar repetitivo y ya visto, sobre todo el tema de Lobezno siendo controlado por sus enemigos. Personalmente, los pasajes de la historia ambientados en la Tierra, con el Lobezno poseído (o Hellverine) cazando a los seres queridos del mutante, me resultan bastante menos interesantes. A este respecto, hay que destacar que cada número de la edición americana terminaba con una historia corta (de unas 7 páginas) que se centraba en cada uno de estos asaltos. Todas estas historias de apoyo, publicadas bajo el título Tierra Quemada a lo largo de este primer arco argumental, cada una dibujada por un artista diferente, también están incluidas en la edición Marvel Deluxe.

lobezno torturado

En cualquier caso, la maestría de Jason Aaron a la hora de relatar ciertos pasajes del Infierno, junto a su demostrada capacidad para crear diálogos ágiles e interesantes, hacen de estos primeros capítulos, a mi entender, lo más interesante del tomo. Aaron conoce a la perfección al mutante canadiense, y sabe manejarlo como nadie. Es sabido que el clásico recurso de hacer sufrir al personaje protagonista, de exprimir al héroe hasta la última gota de esperanza abandonándolo a su suerte en el fondo de un cubo de basura, siempre resulta efectivo. ¡Qué mejor lugar que el Infierno para ofrecer algo así! Jason Aaron coloca a Lobezno en la peor situación posible, pero incluso en las más dramáticas circunstancias que se puedan imaginar, consigue que Logan conserve su esencia (esa esencia maravillosamente arrogante, por otro lado). Lobezno es él mismo incluso en el Infierno. Su personalidad chulesca, agresiva, por momentos reflexiva, se mantiene y se traslada a sus diálogos con amigos y enemigos moradores del Abismo. Es, en mi opinión, la propia interacción entre Logan y Satán, el desafío que el mutante supone para el Señor del Infierno, lo más potente del libro. Y es que qué se puede esperar que ocurra con Lobezno en el Infierno, ese lugar al que ha enviado a cientos, pero que tiene un sitio reservado para él por esa misma razón… Pues como mínimo que lo ponga todo patas arriba.

Todo este sindiós en el Infierno está perfectamente representado por el artista brasileño Renato Guedes. El dibujo, muy detallado y de líneas claras, es perfecto para trasmitir la atmósfera opresiva y espeluznante del Inframundo, plagado de seres monstruosos y lugares de pesadilla. La paleta de colores elegida, de tonos amarillentos, resulta muy apropiada para la ocasión, aunque tengo que decir que los dibujos originales a lápiz ofrecidos en los extras al final del tomo resultan incluso más atractivos que el resultado final. Mención especial al tratamiento de los personajes infernales ‘buenos’ como son los Motoristas Fantasma o Hellstrom, con un papel secundario en la trama pero muy atractivos visualmente.

wolverine goes to hell 5

Cerrado el primer asalto, Daniel Acuña toma el relevo a los lápices. En el siguiente arco argumental, titulado Lobezno Vs. La Patrulla X (#6-8 USA), Lobezno regresa a su cuerpo en la Tierra y descubre que su mente está inundada de entidades demoníacas invasoras que aún aspiran a controlarlo. A lo largo de 3 números La Patrulla X intenta detenerlo (acabando con él o liberándolo, habrá que ver) en unos números de transición cargados de acción y fantásticamente dibujados por uno de nuestros artistas más prestigiosos. Aunque el interés decae un poco, la historia no deja de tener sus momentos álgidos, como cuando las chicas X entran en la mente de Lobezno para apoyarle (a él y a las múltiples versiones de sí mismo) en su lucha interior contra los demonios okupas. Absolutamente genial el concepto de las habitaciones cerradas que representan los rincones más oscuros de su psique. Esta idea sirve como recurso para resolver el entuerto de forma original, enclavándolo perfectamente en la mitología marvelita, y además da pie a que Melita Garner vaya pasando de habitación en habitación viendo cosas que no quiere ver. Tremendo.

Para terminar, el último número que incluye el tomo (#9 USA) echa el cierre al mencionado arco La caza de Mística, en el que Lobezno busca venganza contra los responsables de lo que ha sucedido. Daniel Acuña vuelve a rayar a gran altura, y el sorprendente final nos deja con ganas de más.

lobezno acuña

Antes de que se me olvide, indispensable recordar que las portadas de cada número están dibujadas por Jae Lee, con un tono pictórico dentro de su particular estilo que a mí personalmente me gusta mucho.

En resumen, puede ser cierto que Jason Aaron, en ocasiones, recurra a lugares comunes y tire de ideas ya vistas previamente, desarrolladas por él mismo o no; pero también es cierto que siempre consigue dar una vuelta a esos conceptos y crear algo nuevo y divertido. Unas veces, como con su versión del Carnicero de Dioses, el nivel alcanza estadios muy elevados, casi de obra maestra; otras, como con Lobezno va al Infierno, el resultado es simple y totalmente satisfactorio.