LOS ZOMBIS QUE SE COMIERON EL MUNDO
Guión: Jerry Frissen
Dibujo: Guy Davis
Color: Charlie Kirchoff
Edición original: Les Zombis qui ont mangé le monde vol 1 a 4 FRA (Les Humanoides Asocies)
Formato: Libro rústica, 208 págs
Editorial: Norma
Precio: 18,5 €
La descabellada premisa de Los zombis que se comieron el mundo ya llama la atención. Imaginad un mundo donde los zombis regresan de la tumba a un ritmo tan espectacular que se convierten en algo habitual y conviven de forma más o menos pacifica con el resto del mundo. Bajo esta idea imaginad un cruce entre Asterix y Obelix, el cine de lo Monty Python y La Noche de los Muertos Vivientes. Aún así, todo esto no conseguiría sintetizar lo que podéis encontrar en este tomo que ha publicado Norma.
Karl Neard y Freddy Merckx son dos cazadores de zombis, pero con todo lo que eso implica en la ciudad de Los Ángeles en el 2064. Los muertos vivientes son algo tan habitual que se instalan en las casa de los vivos y conviven con ellos, con lo que la labor de este par se limita a librar a los vivos de sus molestas mascotas. Por sus páginas veremos circular todo tipo de delirantes situaciones: intrigas políticas y religiosas, racismo zombi, terribles suegras no muertas, papas y mesías resucitados y todo lo que les pasa a sus dos autores por la cabeza con la violencia gratuita y el humor negro y absurdo como protagonistas.
El padre de la idea de semejante macarrada es Jerry Frissen, guionista belga afincado en Los Ángeles que triunfa actualmente con el también irreverente Lucha Libre, para Les Humanoides Asocies. Su origen además queda muy de manifiesto en este cómic en que los belgas aparecen como pueblerinos descerebrados en lo que esperemos que sea una especie de guiño. El objetivo de Frissen parece claro, pensar todas las situaciones más delirantes que se le puedan ocurrir, darles un hilo conductor y pasarlas papel a través de dos personajes que nos podemos evitar que nos recuerden a otros dos clásicos del cómic francobelga. Karl Neard es todo un friki pequeño y acomplejado, pervertido y misógino, pero el cerebro del equipo al fin y al cabo. Freddy Merckx es un enorme belga bruto y descerebrado, pero inocente y enamoradizo. Además se enfada mucho cuando le llaman gordo. Con semejante para no parece extraño que lo que debía ser un trabajo rutinario se convierta en una alocada catástrofe que salpica a las más altas esferas de la política y la religión.
A los dibujos está uno de esos autores veteranos que no se dejan ver demasiado por los circuitos más comerciales, Guy Davis. Tras varios años pululando por las independientes como Arrow Comics o Caliber Press, terminó recalando en Vertigo donde dibujó la mayoría de las sagas de Sandman Mystery Theatre. No obstante parece asentado dibujando AIDP la serie surgida del universo Hellboy de su amigo Mike Mignola. Esto no le exime para que de vez en cuando haga una pequeña escapada para otro tipo de proyectos como The Marquis o Los Zombis que se comieron el mundo. Para esta ocasión, este experto dibujante de monstruos, pone su ágil y aparentemente desordenado trazo, al servicio de la historia en una faceta quizá algo más caricaturesca de la que estamos acostumbrados a verle. Quizá sea el hecho de que se trata de un producto para el mercado europeo, pero se podría llegar a decir que la estilización de algunos personajes recuerda a la de algunos clásicos francobelgas como Asterix o Spirou. Si a esta nueva faceta le sumamos su habitual buen hacer, el resultado gráfico es impecable.
Veamos, haciendo un resumen tenemos toda una paradoja un cómic para el mercado europeo (con todo lo que se supone que connota), con un grafismo profundamente eficaz, referencias al propio cómic europeo y a la vez una verdadera macarrada pasarratos. Haciendo la típica frase de contraportada, diría ‘Descerebrado, divertido y brillantemente ejecutado”.