Es la hora de las tortas!!!

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Reseña: La muerte del Capitán América

En el año seis de este mismo siglo, la editorial Marvel comenzaba a publicar Civil War, uno de los crossovers más exitosos de su larga trayectoria y que a la postre se consolidaría como una de las historias más influyentes para el Universo Marvel y aledaños (véase la peli de ya no tan reciente estreno Capitán América: Civil War) En la guerra civil marvelita los superhéroes cerraban filas en torno a dos posturas enfrentadas. Una de ellas, la defendida por Tony Stark, apostaba por la seguridad y por el Acta de Registro de Superhumanos. La otra, representada por Steve Rogers, se decantaba por la libertad y por el anonimato (a voluntad) de los justicieros enmascarados. Los héroes se liaron a palos en New York, volvieron a dejarlo todo hecho unos zorros, y el que salió rebotado fue el Capi, increpado incluso por los propios ciudadanos que él mismo intentaba proteger. El caso es que al  Centinela de la Libertad, de camino al juicio sumarísimo que le esperaba por haberse puesto rebelde, le meten varios tiros en el pecho. Ya lo dijeron en las noticias y en los periódicos patrios mucho antes de que el tebeo se publicara en nuestro país: El Capitán América ha muerto. Lo dejaron muñeco. Caput. Finito. De esta manera, el número #25 del volumen 5 de la serie regular del personaje (en manos de Ed Brubaker desde hacía 24 brillantes números) se establece como el epílogo del evento Civil War. Lo que ocurre a continuación versa sobre el relevo del que fuera símbolo y protector de los valores americanos: sean la cirugía estética, los dos coches en cada garaje y la tarta de manzana, por decir algunos.

la muerte del capitán américa
Guion: Ed Brubaker.
Dibujo: Steve Epting, Butch Guice, Roberto de la Torre y otros.
Editorial: Panini Cómics.
Formato: Libro en tapa dura. 504 páginas.
Contiene: The Confession, Captain America v5, 25-42 USA
Precio: 39.95 €


Cuando se pone manos a la obra con el Capi, Ed Brubaker venía de su no demasiado destacable etapa en la Patrulla X. No muy destacable al menos para mí, que la considero disfrutona a ratos, pero manchada por ese molesto ejercicio de retrocontinuidad en el que Bru se saca de la manga a un nuevo hermano Summers. Al menos yo prefiero olvidarme de eso. Su trabajo en los X-Men no pasará a la historia, pero bien es verdad que los superhéroes no son su liga (ni siquiera su jodido deporte). Antes de ponerse a los mandos de la serie del Capitán América, Brubaker había destacado (y mucho) en series con un tono completamente diferente, como Sleeper -para el sello Wildstorm– o en Gotham Central, junto a su colega Greg Rucka. Ambas del 2003 y ambas con algo en común: el género negro.

En el año 2005, Marvel reinicia por quinta vez la numeración de la colección del Capitán América en solitario y confía en Brubaker para el relanzamiento. Su Capitán América favorito es el de Steranko, el superespía, y la idiosincrasia del personaje se puede adaptar mucho mejor que los mutantes a ese tono noir que tanto le gusta al guionista de Maryland. Blanco y en botella. Bru se lanza a entregarnos historias de género thriller, tirando a realistas, colocando a héroes en mallas dentro de intricadas tramas plagadas de espías y conspiradores, y bebiendo de las fuentes del cine de este tipo de géneros. El Capitán América de Bru es serio, muy serio, tanto que un niño de 12 años no acaba de poder con él. También es realista, bastante realista, con enmarañadas tramas políticas que hacen bostezar al mismo niño de antes. Y también es cinemático, sin apenas líneas cinéticas ni onomatopeyas que nos recuerden que estamos leyendo un tebeo, y sí muchas viñetas enmarcadas en negro que nos inviten a pensar que asistimos a la última de James Bond.

la muerte del capitán américa 3

Los primeros 24 números del mencionado Vol. 5 (escrito íntegramente por Brubaker) se centran en la vuelta de Bucky Barnes como El Soldado de Invierno. Otra vez retrocontinuidad, pero esta vez de la buena, si es que eso es posible. Para mí lo mejor de la etapa. Después llega la mencionada Civil War y las desavenencias entre Rogers y Stark. El tomo recopilatorio de Panini que hoy nos traemos entre manos entra al terreno de juego en este minuto, arrancando con un one-shot titulado La Confesión, guionizado por Bendis y dibujado por Alex Maleev, que hurga un poco en la herida entre los dos héroes y antiguos amigos. Tras esta breve intro asistimos a las consecuencias de todo este embrollo en la serie regular. La muerte del Capi está contada en tres arcos argumentales de seis números cada uno en los que se le da vueltas y revueltas al asunto. Los tres arcos, titulados La muerte del sueño, El peso de los sueños y El hombre que compró América, funcionan como una sola historia (larga, tardó en publicarse año y medio) sin apenas distinción entre actos. Una vez muerto el viejo héroe hay que dar paso al sustituto, pero Bru se lo va a tomar con calma. El soldado de invierno tarda 12 números en asumir el manto del Capi, ahí es nada. Y entre tanta indecisión, resulta que una carta escrita de puño y letra de Steve Rogers a Iron Man (mira, como la de la peli) tendrá cierta relevancia en el asunto. Otro Capitán América chiflado que andaba por ahí en los años 50 -¡cómo le gusta a nuestro amigo Bru rescatar personajes olvidados!- y una merienda de villanos unidos entre los que destacan Cráneo Rojo, Fausto y Zola, completan la intriga que se habrá de desentramar leyendo el tochal.

la muerte del capitán américa 2

Como se ha mencionado más arriba, el Capi de Brubaker tiene pie y medio en la realidad. Los tebeos contenidos en el tomo (algunos de ellos) se publicaban en 2008, el fatídico año en el que explotó la famosa crisis financiera. Bru aprovecha el tirón del descontento generalizado y añade las maquinaciones de Cráneo Rojo al problema de la burbuja hipotecaria. Para qué queremos más. En este sentido la historia me recuerda un poco a las pelis de espías de la guerra fría a las que el tebeo referencia, donde los malos más malos siempre vienen de fuera y los villanos nativos tan sólo son tipos corruptos y sin escrúpulos. Para enfrentarse a este tipo de complots, el nuevo Capitán América lleva una pistola. Como el propio Bru dice, Bucky no es Steve, aunque dispare a las piernas de los malutos para intentar parecérsele.

En el apartado gráfico, Steve Epting se hace cargo de la mayoría de los números del tomo (salvo por algún pinchazo por resfriado, dícese), y también de la mayor parte de los números del volumen 5 de la colección, todo hay que decirlo. El dibujante americano hace gala de su estilo realista y algo noir. Muy cinemático, como decíamos, perfectamente apropiado para el tipo de historia que nos están contando. El dibujo está muy bien, pero personalmente, y en este estilo, prefiero a Michael Lark, que también se pasa por la serie en alguna ocasión. Respecto a los diseños, en los extras del integral publicado por Panini (muy recomendables por cierto, con dos entrevistas a sendos autores la mar de interesantes) se explica como el propio diseño del nuevo Capitán América encarnado por Bucky fue encargado a Alex Ross. Ross propone un disfraz bastante horterilla, con una pechera que recuerda al escudo original del personaje, pero es Epting quien lo somete a un proceso de chapa y pintura consiguiendo un acabado bastante más interesante, a mi entender.

Capitán América bucky

En definitiva, La muerte del Capitán América es un tebeo excelentemente escrito y muy bien dibujado, perfecto y absolutamente recomendado para cualquier aficionado al género negro y de espías. Como decíamos al principio, aunque hay superhéroes en mallas y acción suficiente, todo lo que pasa aquí es muy serio y bastante “realista”. Si vuestro Capi es el de la fantasía desquiciada y los villanos locos a lo Kirby, este no es vuestro tebeo. No obstante, Brubaker traería de vuelta a Steve Rogers metiéndose de lleno en los jardines de la ciencia-ficción, pero esa es otra historia que merece ser contada en otra ocasión.