KASAJIRÔ, EL CLAVA-TATAMIS NÚM. 02 (DE 2)
Kazuo Koikey Goseki Kojima
EDICIÓN ORIGINAL: Tatamitori vol. 2 JP
Rústica, 448 págs. Blanco y negro.
Junio de 2016
14,95 €
Con el presente tomo concluye la historia de Kasajirô, discípulo de Asa el Ejecutor, reconocido como uno de los mejores policías de la ciudad de Edo en el siglo XIX. Esta vez, nuestro protagonista tendrá que descifrar un enigma para impedir un gran robo que ha de producirse a la medianoche del día siguiente.
ECC Ediciones acaba de publicar el segundo y último tomo de esta serie que surgió como un spin-off protagonizado por dos personajes recurrentes de la serie Asa el Ejecutor, también obra del equipo por Kazuo Koike y Goseki Kojima. Como ya dijimos en nuestra anterior reseña, los protagonistas son Kasajirô y Shinko, un matrimonio formado por dos policías en el Japón feudal (¿os acordáis de la serie Hart to Hart? Pues tiene un aire). Los episodios alternan la investigación policial con la comedia costumbrista y el erotismo. Después de todo, se trata de un matrimonio joven, que está buscando un hijo, y aprovechan cada momento que pueden para jugar a envainar la katana.
En este tomo se resuelve el caso inconcluso que cerraba el tomo anterior, además de presentar un par de casos nuevos, y tres historias cortas de Asa el Ejecutor quien, no olvidemos, actúa para Kasajirô y Shinko tanto como mentor como de figura paterna.
Esta serie presenta una gran diferencia con respecto a otras series de Koike / Kojima, y es su aire más desenfadado y el tono de comedia que emplea (similar al de El Hombre Sediento). Lo cual es muy de agradecer, porque a veces conviene desengrasar entre tanto honor, sangre y venganza. Sí, en estas historias también hay de eso: no olvidemos que se trata de historias de crímenes en el Japón feudal. Pero Koike lo entremezcla hábilmente con la vida privada del matrimonio protagonista, de cómo expresan su amor, sus peleas, sus miedos, sus ganas de tener un hijo… Son historias duras y tensas, especialmente la última, acerca del secuestro de un bebé, pero Koike lo entronca con el anhelo paternal del matrimonio policía, y el resultado es una historia seria, sí, pero al mismo tiempo tierna y entrañable.
Las historias cortas de Asa el Ejecutor que aparecen aquí no guardan ninguna relación con el resto de tramas de Kasajirô y Shinko, y ellos ni tan siquiera aparecen en ellas. Suponemos que quedarían inéditas en su momento y los editores japoneses decidieron incluirlas en este tomo, a modo de complemento. No desentonan, puesto que Asa sí que está relacionado con nuestros protagonistas, pero aparte de esta relación no tienen mucha razón de ser aquí. No obstante, al ser historias cortas, siempre relacionadas con la última voluntad de los condenados a muerte, se leen con gran agrado y nos permiten reencontrarnos con este gran personaje.
¿Qué hace que Kasajirô el clava-tatamis no sea para mí una obra menor de Koike / Kojima, pese a su brevedad (sólo 2 tomos) y no haber trascendido tanto como otros personajes icónicos? Es la ternura con la que escribe sus personajes. Kasajirô y Shiko son jóvenes amantes, recién casados, y como tales aún se están conociendo. Juguetean sexualmente, coquetean, discuten, cometen errores, aún están aprendiendo lo que significa el matrimonio y cómo compaginarlo con su profesión. Una historia en concreto, Fingiendo ser desconocidos, comienza con la pareja manteniendo una conversación en la cama ¡de 24 páginas! Esto lo hace Bendis y lo crucifican en la plaza del pueblo. Pero recordemos que el manga tiene su propio ritmo narrativo, y no se hace para nada tedioso, sobre todo por el cariz que toman los acontecimientos a continuación. Es más, estos momentos de intimidad, de descanso entre caso y caso, nos ayudan a conocer mejor a los protagonistas y a tomarles cariño, a empatizar con ellos. Algo que no podías hacer con Asaemon Yamada (Asa el Ejecutor) o Mondo Kainage (El Hombre Sediento), por ejemplo.
Kasajirô el clava-tatamis puede que no pase a la posteridad como una gran obra de Koike y Kojima, pero ha sido un gran descubrimiento para mí, y un soplo de aire fresco entre el manga de samurais, gracias a sus dosis de comedia, romance y ternura. Y recordad, niños:
