Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reseña – Flashpoint

Uno de los grandes problemas de comprar tebeo americano es que de vez en cuando te clavan un macroevento. Que no digo que no merezcan la pena, que algunos la merecen. Pero la mayor parte de las veces es un sacacuartos sin pies ni cabeza. Lo que empezó con Secret “doce tebeos para vender muñequitos” Wars y con Crisis En (la salud mental del tipo que tuviera que buscar de dónde habían salido tantos personajes raros) Tierras Infinitas ha acabado degenerando cosa mala. En los últimos años nos hemos tenido que tragar ponzoña en DC del nivel del Mundos En Guerra (512 páginas en total, 512 más de las necesarias) o Amazons Attack (que levante la mano el que, habiendo comprado el tomo 1 llegara a acercarse al 2). Y en Marvel no están mucho mejor, que allí el panorama es desolador con, por ejemplo, Civil War y sus millones de crossovers (muchos innecesarios, pero si te saltas algunos no terminas de entender qué pasa en según qué momentos, lo cual es grave en un tebeo cuyo argumento principal se resume enhostias a lo bobo“) o Miedo Encarnado y su “no, si queríamos que cada martillo acentuara un rasgo de personalidad distinto, pero como no se nos ocurría nada, lo dejamos en que había que destrozar muchas cosas” (y quien no se lo crea, que lea el Spot On del número 1).

Así que este deceíta, recién salido de La Noche Más Oscura (que viene a ser La Guerra De Los Sinestro Corps pero con más colorines y muchos más números) suspiró con resignación cuando tocó Flashpoint. Y cuando llegó el primer tomo, con la serie principal…

Así sí se programa un evento, joder.

 

A ver, Flashpoint no es una historia con mucha chicha. Bueno, vale, quizás es más simple de lo que debería. A estas alturas ya os supongo a todos enterados: en un momento determinado, alguien cambia un suceso del pasado y la historia cambia, y el nuevo mundo es un caos memorable. Que sí, que es una historia usada mil veces, y no hace falta pensar “Era de Apocalipsis“, que no es el único caso. “Regreso Al Futuro II” también vale. O el capítulo de Misfits de los nazis. O, según me cuenta mi señora, ese esquema sale hasta en algún capítulo de Phineas & Ferb.

¿Qué tiene de bueno, entonces?

Empezando por los valores meramente historietísticos, Andy Kubert hace un trabajo impecable (vale, me consta que hay gente que no soporta acercarse a tebeos de este hombre, allá cada cual), y Geoff Johns, aún habiendo dejado atrás la calidad que tuvo en JSA (aviso, quien no haya leído los cinco tomos de Norma y los doce primeros de Planeta, ya tarda), Flash o sus primeros años en Green Lantern, demuestra que conoce el oficio y hace un tebeo que cumple. Que no te aburre y que no es ofensivo. Lo mismo, habrá quien eche espumarajos con la sola mención del nombre de este tipo. Que coja las páginas amarillas para buscar un exorcista y deje de molestar.

Otro punto muy a favor de Flashpoint es que puedes leer lo que te apetezca. ¿Qué extensión tiene el evento? La que tú quieras que tenga, ni más ni menos. Si agarras el tomo con la serie central y te la lees… no te pierdes nada. No hace falta haberse leído el tomo de Flash: The Road To Flashpoint, aunque si lo has hecho sabrás un poquito más del origen del cambio que desencadena todo. ¿Crossovers? Uy, los hay a patadas. 16 miniseries de 3 números, 4 especiales y 4 números de la serie de Booster Gold. 55 tebeos adicionales a la miniserie central de 5. ¿Y cuantos son necesarios…? ¡Absolutamente ninguno! Que si te los lees aportan más color a la historia central, sí. Pero no vas a perderte nada imprescindible. Así como especialmente recomendables podríamos hablar de Batman: Knight Of Vengeance (la de Azzarello y Risso, que demuestran que sí pueden hacer algo decente con Batman, cosa que quedaba en entredicho leyendo Ciudad Rota), de  Frankenstein And The Creatures Of The Unknown (el día que lea algo de Jeff Lemire que no me convenza pensaré que firma guiones escritos por otro tipo), Kid Flash Lost (de Sterling Gates, cualquiera pensaría que el tipo que garrapateaba historias en Supergirl podría llegar a hacer algo interesante), de Project Superman (eh, Scott Snyder y Gene Ha) o de Secret Seven (Peter Milligan se reencuentra con Shade dibujado por George Pérez). Legibles que aportan algo y no hacen daño a la vista están Emperor Aquaman, Wonder Woman and The Furies y Lois Lane and The Resistance (en estas tres cuentan por qué Europa está bajo las aguas y el origen del conflicto que ha llevado a esa situación),  Deadman & The Flying Graysons (que tiene su gracia, sin más) o Citizen Cold (siempre es un placer volver a ver a Scott Kolins dibujando a la galería de villanos de Flash). ¿Ponzoña? Sí, claro, también hay ponzoña. La tontería de Deathstroke (en plan pirata) o la pérdida de tiempo de Canterbury Cricket (¿eso qué es? ¿la versión Flashpoint de Ambush Bug?), por ejemplo. Pero lo dicho, que tampoco hace falta tragárselos.

Ya hemos hablado de que no hace falta haber leído nada previo, que no hay que tragarse un chorreón de tebeos paralelos… ¿y de cara al futuro? Pues está muy bien cerradito, la verdad. Si dejas la historia donde pone “Fin” no vas a tener muchos problemas. Pero sí que tiene consecuencias. ¿Has oído hablar de algo llamado The New 52? Pues aquí es donde empieza todo… Y aquí es donde dejan claro que el reboot no es tal, que es algo temporal. ¿Soy yo acaso el único que ha interpretado así eso de “The timelines must become one again. You can help me fix that, Barry Allen.”?