Es la hora de las tortas!!!

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Reseña: “El Príncipe” de Maquiavelo, el manga

La tercera entrega de la colección de Herder Editorial dedicada a acercar las obras de filosofía clásicas a los más jóvenes en formato manga, lleva por título “El Príncipe”, y no es sino un acercamiento a la figura de Nicolás de Maquiavelo, poniendo sus reflexiones sobre el gobierno eficaz de la nación en el contexto histórico de la Italia convulsa de su tiempo.

Tal como dicen en la nota de prensa de la editorial,

Clásico de la literatura universal, El Príncipe es un tratado de doctrina política redactado por Maquiavelo en 1513, cuando el retorno al poder de los Médicis lo había condenado al ostracismo. He aquí la versión manga de esta obra que aborda la complejidad de la política y la esencia del poder y que ha ejercido una enorme influencia en la cultura occidental.

Esta versión de El Príncipe (aquí podéis ver un adelanto de algunas páginas) se diferencia de los anteriores mangas de Herder en que se basa en hechos y personajes históricos reales, como el propio Maquiavelo o César Borgia. El grueso de la obra consiste en el relato de las peripecias de Maquiavelo y su ascenso al poder, comenzando como un simple funcionario del gobierno florentino, hasta ser el secretario del confaloniero de la ciudad estado de Florencia, para acabar sus días en el destierro. En este aspecto, me ha gustado más que Zaratustra y La Divina Comedia, puesto que la puesta en antecedentes inicial que nos hacen en el tomo ayuda a entender el contexto histórico en el que hay que ubicar las ideas maquiavélicas.

De hecho, la palabra maquiavélico es usada en nuestros días para referirse a “las éticas inmorales u acciones consideradas negativas en la sociedad en general”. No obstante, en su obra El Príncipe, Maquiavelo únicamente refleja fríamente y sin juzgar lo que sus ojos vieron en la persona de César Borgia, un líder severo y cruel, que pese al temor que infundía a súbditos y enemigos, llegó a ganarse el amor de los primeros al ser capaz de traer la paz y la cohesión a una Italia asolada por las guerras internas, el pillaje de los soldados mercenarios y las incursiones invasoras del rey de Francia.

A la vista de lo que el joven Borgia logró con su mano de hierro, Maquiavelo concluye que la mejor manera de gobernar una nación es llegar a ser temido, pero no odiado, y que el fin (la paz, la estabilidad de la nación) justifica los medios (la severidad y los castigos crueles a los infractores).

La obra de Maquiavelo fue inicialmente mal recibida, e incluso perseguida, por ser considerda retorcida e injusta. No fue hasta la llegada de la Edad Moderna que la obra fue debidamente puesta en su contexto político, y sus ideas pudieron ser adaptadas a los gobernantes actuales. De hecho, al leerla hoy uno puede encontrar similitudes con las políticas llevadas a cabo en nuestro país por diversos partidos, e incluso antes de la llegada de la Democracia.

La versión en manga sigue la línea de los dos mangas ya publicados por Herder: una edición sencilla pero cuidada, con sentido de lectura occidental y una rotulación correcta. Tal vez el traductor peque de usar algunos términos demasiado coloquiales y varios modernismos, que suenan demasiado anacrónicos en boca de personajes renacentistas, pero se puede excusar aludiendo a que el público objetivo de este manga son los lectores más jóvenes, y se ha intentado adaptar el lenguaje a los usos actuales.

Un punto a corregir para ediciones posteriores es la paginación: los números de página sólo aparecen en algunas (las menos) de las páginas. En la mayorías de éstas los números están tapados por las viñetas inferiores. Algunos lectores también agradecerían una referencia a los autores, pues aunque se aun trabajo de encargo realizado por estudio y autores poco conocidos, creemos que éstos al menos merecen cierto reconocimiento en los créditos del tebeo. Aunque, por lo que sabemos, en la edición original de East Press tampoco constan sus nombres.

Como conclusión, he de decir que éste es el manga de Herder que más me ha gustado hasta ahora, por la amena recreación de la Italia renacentista y sus personalidades políticas, y por ser el que más ha sido capaz de acercar el pensamiento filosófico clásico al lector actual.