El adjetivo Tarantiniano se ha abierto paso en nuestro vocabulario para definir algo que ya tenía una palabra asignada, aunque de uso mucho menos extendido: pulp. El género pulp se caracteriza por ser de consumo rápido, barato y popular. Herederas de los folletines decimonónicos (los dime novels y penny dreadfuls), las novelas pulp nos trajeron a héroes como Doc Savage, Flash Gordon o Conan el Bárbaro, por nombrar sólo unos pocos.
Tarantino lo único que hizo fue rendir homenaje al género cinematográfico “exploitation” setentero, que a su vez era la lógica traducción al lenguaje del cine de las novelas pulp. De ahí viene su Pulp Fiction, aunque luego repitió la jugada con su Death Proof, sin ir más lejos.
¿Y a qué viene todo esto? A que el cómic Doggy Bags, que ha publicado recientemente Dibbuks, es un claro exponente de estas historias pulp: violencia, algo de erotismo, crimen… Todo muy adulto, muy explícito (menos el sexo, no sé por qué), y envuelto en un aura de “cutre” que le da al tebeo un encanto especial: desde el diseño de las portadas, a los divertidos anuncios de productos ficticios, pasando por la propia textura del papel, bastante gruesa.
Doggy Bags (para quien no lo sepa, así es como llaman en EEUU a las bolsitas de papel que uno pide en restaurantes para llevarse las sobras a casa «para el perro») es una recopilación de tres historias, de unas 30 páginas cada una, de tres autores diferentes, y coordinada por RUN (a través del sello 619 Label), que también es autor de una de ellas.
La primera historia, Fresh Flesh and Hot Chrome, firmada por Guillaume Singuelin, es una reinvención de Abierto hasta el amanecer, pero con moteros en vez de camioneros, y hombres lobo en lugar de vampiros. Así es: imaginaos a los Ángeles del Infierno, convertidos en hombres lobo cuando hay luna llena. Como para conducir de noche por esas carreteras. No es una historia original, para qué engañarnos, pero está dibujada con muchísima fuerza, con viñetas que son auténticas explosiones gráficas, y un dinamismo fuera de lo corriente.
La segunda historia, Masiko, está escrita y dibujada por Florent Maudoux, de quien Dibbuks ya ha publicado varias obras en nuestro país. Masiko es una ex-asesina que huye de su jefa con su hija atada a la espalda. ¿Os suena? El lobo solitario y su cachorro, efectivamente, es la inspiración más directa de este personaje. Pero las similitudes acaban ahí, porque aunque el estilo de Maudoux esté bastante influido por el manga, la ambientación y el estilo de los combates no se parecen en nada a la serie de Koike y Gojima. Masiko contiene altas dosis de humor, acción y un toque picante, y es para mí la historia más interesante del tomo. A ver si Dibbuks se decide a publicar la continuación.
La última de las historias de este tomo, Vivo o Muerto, es obra del propio Run, que también ejerce como coordinador de la antología. Igual que las otras dos historias son reinvenciones de otras obras, Vivo o Muerto revisita esas viejas Historias de la Cripta para traernos las desventuras de un fugitivo con un funesto destino… que no desvelaremos aquí. Aunque no sabría ahora mismo identificar la historia exacta, estoy convencido de que ya he visto algo muy parecido en televisión. De manera que la lectura de este episodio me ha dejado un sabor agridulce, porque aun estando gráficamente muy conseguido, no podía quitarme la sensación de déja vu.
Doggy Bags es un tebeo muy necesario, para satisfacer a los amantes del género pulp de nuestro país, que cada vez son más: autores como Miguel Ángel Naharro y Pablo García Naranjo, y editoriales como DLorean están sacando material pulp que está teniendo muy buena acogida. Doggy Bags es una excelente adición al pulp disponible en España.