Es la hora de las tortas!!!

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Reseña Creepy presenta Alex Toth

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Creepy presenta Alex Toth
Guión de Alex Toth, Archie Goodwin, Gerry Boudreau, Rich Margopoulos, Roger McKenzie, Doug Moench, Nicola Cuti, Bill DuBay y Steve Skeates
Dibujo de Alex Toth, Carmine Infantino, Leo Duranona, Leo Summers y Alexis Romero (Romeo Tanghal)
Planetacomic
2016

Sin tener ni idea de música, me he arriesgado más de una vez a decir que el jazz es una música que puede gustar a cualquiera pero que está especialmente enfocada a músicos. Quizá esté algo más puesto en el mundo del cómic, pero me sirve de excusa para arrancar con mi premisa de esta reseña de Creepy presenta Alex Toth. Toth es un dibujante que cualquier puede disfrutar, pero que es especialmente reconocido entre dibujantes. Autores consagradísimos como David Mazzuccheli, Frank Miller o Jaime Hernández son clarísimos deudores de este autor neoyorquino y, en segunda generación, también los son Michael Lark o David Aja. Pero sólo estoy citando a los más evidentes, ya que Alex Toth es sin duda uno de los grandes a la altura de los Kirby, Esiner o Kurtzman.

¿Y por qué no tiene Toth unos premios con su nombre? ¿Por qué incluso es posible que incluso a algunos de los que leéis esta reseña no conozcáis su obra? Quizá porque su mayor virtud fue también su mayor flaqueza. Con la salvedad de El Zorro, no hay ninguna obra con la que se pueda identificar a este dibujante. Toth era un culo de la asiento, un inconformista que no podía parar quieto mucho tiempo en una misma editorial, personaje, disciplina (recordemos que trabajó mucho tiempo en animación) o incluso estilo.

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De hecho incluso su identidad visual es una contradicción. Gracias a su inmensa personalidad podemos identificar algunos de sus rasgos estilísticos siendo el uso del negro en todas sus vertientes la principal: La sobreabundancia de negro en los fondos, los silueteados, las iluminaciones deudoras de expresionismo alemán, las sombras perfectamente definidas en apenas una pincelada… sin embargo, estas señas sólo son identificables en retrospectiva de toda su obra ya que otra de sus señas es la experimentación constante. Toth parecía aburrirse en un estilo y cambiaba con cada obra. Cada nueva historia era un cambio de registro, un nuevo método narrativo desde los más radical de su estilo. Pensándolo fríamente, cada historia debería tener su propio estilo y parece obvio, pero hace falta un talento como el de Alex Toth para conseguirlo.

No me gusta empezar las reseñas con vida y milagros del autor, porque normalmente viene a ser poco más que relleno, pero en esta ocasión está justificado porque homenaje Creepy presenta Alex Toth abarca tres décadas de historias en las revistas Creepy y Eerie, una colección de estilos y propuestas que actúan a la vez de resumen y homenaje a la obra de Alex Toth.

Creepy presenta Alex Toth 3

Y es que pese a tener nombres en este tomos como Archie Goodwin, Roger McKenzie, o Doug Moench, pese a que hay incluso historias en las que ni siquiera dibuja, limitándose tan solo del acabado de los lápices de Romeo Thangal o su compañero de fatigas, Carmine Infantino, la personalidad de Toth sobresale por encima de todos ellos.

Tal como Creepy nos tiene acostumbrados, lo que nos vamos a encontrar en este tomo son historias sencillas, basadas en una sola idea potente y un giro final. El terror es el eje de fondo, pero las temáticas y ambientaciones son tan variadas como los planteamientos visuales. Pese a que los nombres que encontramos en los guiones y sin querer menospreciar las historias, todo el peso de este tomo recae en el dibujo. Cada historia es un nuevo planteamiento visual y narrativo. Como un camaléon, Alex Toth se transforma en un dibujante distinto con cada título: desde unas primeras historias con un cierto parecido a su amigo Carmine Infantino, hasta otras más cercanas a Breccia o Hugo Pratt (todos ellos deudores de Milton Caniff) o incluso una historia que recuerda poderosamente al estilo que tomará Frank Miller en su Sin City. Con o sin grises, de trazo sintético o absolutamente realista, de narrativa clásica o arriesgado en las composiciones, cada historia es de una madre, pero de un solo padre: el genio de Alex Toth.

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Hay historias con planteamientos narrativos muy adelantados a su época como la claustrofóbica propuesta de Atrapado, prodigios de ambientación como Supervivencia, que evoca otras obras como El eternauta o La carretera o verdaderas lecciones de desglose de las acción Tibor Miko o Unreel.

La edición que Planeta Cómic nos trae de Creepy presenta Alex Toth está orientada al coleccionista con un formato revista y cartoné con la calidad a la que nos tienes acostumbrados, salvo por un fallo monumental y es que encontrar en la traducción cosas como ‘silla electrizante’, ‘atrapar mi avión’ o ‘cangrenado’ hacen palidecer lo que a todas luces es un objeto de colección a mayor gloria de ese genio inquieto llamado Alex Toth.