En 1998, DC publica a través de su sello Paradox Press una novela gráfica escrita por Max Allan Collins y dibujada por Richard Piers Rayner. Su título, Camino a la Perdición, con un juego de palabras por el destino físico y moral de sus protagonistas. Cuatro años más tarde se estrenaría la adaptación cinematográfica dirigida por Sam Mendes y con actores de la talla de Paul Newman, Tom Hanks, Jude Law, o Daniel Craig entre otros. La película acabaría recibiendo seis nominaciones a los premios de la Academia de 2003 consiguiendo solo el de mejor fotografía. ECC reedita ahora la novela gráfica, tras las dos ediciones anteriores de Dolmen en 1998 y Panini en 2010 y 2012. Todo un clásico moderno que se ha ganado un sitio en cualquier buena biblioteca que se precie. La obra es una hija bastarda de El Lobo Solitario y su Cachorro, reconocido por el propio autor, con un planteamiento similar, pero ambientado en el EE.UU. de principios del siglo XX, con la ley seca de fondo y los asuntos de Al Capone y compañía de telón de fondo.
La historia.
John Patrick Looney fue el capo de una importante familia mafiosa de origen irlandés a principios de los años 20 en la ciudad de Rock Island en Illinois. En esta historia nos cuentan cómo tras enviar a su hijo Connor y a su principal teniente Michael O’Sullivan (de los pocos personajes ficticios) a encargarse de la tasa por protección de Bill Gabel (otro personaje real), el hijo mayor de O’Sullivan presencia accidentalmente el asesinato de Gabel. Desde ese momento, y a pesar de comprometerse a hacerse cargo del asunto, Looney encarga la muerte del que apodan su Arcángel de la muerte, y solo consigue matar a su esposa y su hijo pequeño. Desde ese momento, O’Sullivan emprenderá una vendetta personal contra Connor y John Looney junto a su hijo adolescente, aunque tenga que cruzarse en el camino de pesos pesados como Frank Nitti o Al Capone para llegar a su objetivo. El destino final será dejar a Michael Jr. en la ciudad de Perdición, en Kansas, junto a la familia de su madre. Pero antes, tendrá que encargarse de los asesinos de su familia.
Los autores.
Max Allan Collins ha sido el sucesor de Chester Gould al frente de los guiones de Dick Tracy desde 1977 a 1993. Ha escrito numerosas novelas, entre las que destacan sus series con Quarry, Nolan, Eliot Ness, o la que más premios le ha traído, la serie de Nathan Heller. También es el responsable de la novelización de un buen número de películas como Salvar al Soldado Ryan, Air Force One, la saga de La Momia, o G.I.Joe. Así mismo, es el responsable de las novelas de series de TV como CSI (en todas sus facciones) o Mentes Criminales. Como guionista de cómics, ha destacado en series independientes como Ms. Tree y ha trabajado para Marvel (Capitán América: Rojo, azul y blanco) y DC (Batman, Action Comics…). Como curiosidad, decir que es el creador del personaje de DC Wild Dog, cuya popularidad ha crecido recientemente gracias a su participación en la serie de TV Arrow.
El dibujo es obra de Richard Piers Rayner, dibujante inglés que participó en la etapa de Hellblazer de Jamie Delano, que le valió el premio Eisner al debutante más prometedor en 1989 y cuya carrera ha sido demasiado corta, vista su calidad artística, con colaboraciones puntuales en series como L.E.G.I.O.N., La Cosa del Pantano o Dr. Fate.
En la historia se nota mucho el oficio de Collins, con una historia muy bien planteada, en tres libros o actos, cada uno con su propia estructura independiente narrativamente hablando. Pensaba publicarlo originalmente como una serie de cómics, pero finalmente el sello Paradox Press donde vio la luz, no funcionó como se esperaba y acabó publicándose como una novela gráfica única y autoconclusiva. Cuenta Collins en su larga introducción que pensaba haberla dejado abierta, pero que Andrew Helfer, su editor, le pidió que dejara la historia cerrada. El diseño de personajes no da para mucho, pues la mayoría son personajes reales, si bien la documentación es exhaustiva y en el libro podemos ver escenas que aunque han sido adaptadas a nuestra historia, sucedieron realmente (como el accidente en el que acabó quemado el barco-casino de Looney). El personaje de O’Sullivan sí está muy bien caracterizado. Es un hombre recto, serio y que tiene sus ideas muy claras. Es raro verlo perder la calma y siempre lo tiene todo previsto. Lo interesante de esta historia es que está contada desde el punto de vista de Michael Jr., un chico adolescente, por lo que algunas escenas son lo que él cree que pasó, dejando siempre abierta la puerta a que no hubiera sido así por si algún lector remilgado objeta sobre la fidelidad histórica.
Decíamos antes que se nota y el propio autor reconoce la influencia de Koike y Kojima con su Lobo Solitario. No es nada raro. La obra de Koike y Kojima es una de las obras más influyentes de finales del siglo XX, y si bien los autores japoneses, usaban la inocencia de Daigoro como contrapunto a la de Itto Ogami, aquí Collins decide escoger a un chico mayor, adolescente casi, y que tiene la tentación de cruzar esa línea de la vida delictiva y cómo su padre se opone en todo momento y busca que lleve una vida honrada y honesta.
El dibujo de Rayner es muy realista. Con un trazo grueso y rápido que intenta esconder lo detallado que es, tiene un estilo hiperrealista, con imágenes que vamos a ver claramente como adaptaciones de fotos reales. De hecho, no es difícil encontrar los referentes de los personajes. Michael O’Sullivan adopta el rostro en muchas ocasiones de Montgomery Clift, aunque alguna vez se le escapa un Kevin Costner. Los paisajes son espectaculares, especialmente los de las grandes ciudades y están dibujados con un estilo que parece representar una reproducción de periódico antiguo de las fotografías, con poca resolución y una tinta muy voluble. Además, Rayner usa una estructura de página muy ágil, con planteamientos de tan solo 3-4 viñetas por página que, además de permitirle detallar mejor los dibujos y hacerlos más grandes, le dan un ritmo bastante atractivo.
En la redacción de la web hemos discutido bastante sobre la adaptación cinematográfica, habiendo un bando en su contra y otra a favor, que lidero. Tal vez fuera por haberla visto antes que leído esta obra, pero a mí la película me parece que está bien adaptada, si bien es cierto que hay veces que Mendes ha sacrificado la fidelidad por la forma y por el preciosismo visual. No obstante, su desenlace me parece más complaciente que el de la novela, en el que sin spoilear demasiado, me he quedado con las ganas de ver la cara del malo fastidiado al final. A pesar de ser una adaptación bastante fiel en su primera mitad, con escenas literalmente calcadas casi hasta en encuadres, hacia la segunda mitad cambia por completo, llegando incluso a introducir personajes nuevos, como el que encarna Jude Law, que no aparece en el cómic y prescindiendo de otros importantes en la novela gráfica como el propio Eliot Ness. Y como curiosidad, Tyler Hoechlin, que interpreta en la película a Michael Jr. es el nuevo Superman en la serie de CW Supergirl.
En definitiva, Camino a la Perdición.
Un clásico moderno. Un must have. Historia de mafiosos, con aroma a Koike y Kojima. Camino a la Perdición es una obra fantástica para leer en una tarde lluviosa, y sumergirte en la venganza de Michael O’Sullivan contra Connor y John Looney. A raíz del éxito de la película, Collins realizó una secuela con dibujo de José Luis García-López y Steve Lieber.
ECC nos trae esta edición de Camino a la Perdición en un tomo cartoné de 304 páginas en blanco y negro con un papel poroso a un precio de 27,50€.
Lo mejor: La agilidad narrativa. La historia. Lo bien contada que está.
Lo peor: Leerla después de ver la película y ponerte a hacer comparaciones.
Para amantes de historias de gángsters. Para fans de historias de género negro autocontenidas. Para los que quieran tener una biblioteca con grandes obras del cómic.