Hoy rompemos la racha europeista que llevo arrastrando desde que comencé a aparecer por éstos lares para acercarnos a un tomito del hombre muerciélago: Thrillkiller de Howard Chaykin y Dan Brereton. Y precisamente mi querencia a sendos autores es lo que me hizo lanzarme de cabeza a por ésta obra.
La línea Elseworlds de DC comics la verdad es que nos ha ofrecido múltiples y agradables sorpresas a lo largo de su recorrido. El Gotham Gaslight de Mignola, los Liberty Files de Harris, el par de Clavos de Davis e incluso aquellas entretenidas Generations de Byrne… Todas ellas son obras, tal vez por la imaginación de la que hace alarde el autor de turno o por lo efímero de los mundos planteados, que suelen calar bastante entre los lectores.
En ésta ocasión Chaykin plantea una Gotham en el año 1961. Aunque sinceramente muchas veces durante la lectura yo creía por el tono de la historia y el aspecto gráfico que es más bien los años 30 con sus mafiosos, gansters, garitos, etc… en lugar de la época de la generación beat. Y como protagonista no tenemos al caballero oscuro, en su lugar está la «caballera» oscura. Porque el dúo dinámico lo forman Batgirl y Robin. Una Batgirl encarnada por una Bárbara Gordon alejada de su padre y que adquirió la mansión Wayne cuando el crack del 29 obligó a su propietario a ponerla en venta por el cataclismo económico de sus empresas. Un Robin, Richart Graustark, cuyos padres siguen vivos pero que dejó el circo para irse con ella para iniciar una cruzada contra la corrupción y el crimen en Gotham. Y un Bruce Wayne que en éste universo es un detective de policía que resulta ser uno de los pocos hombres de confianza del comisario Gordon. Ambos no están nada de acuerdo con el modo de funcionar el engranaje policial y político de la ciudad, en la que en ocasiones cuesta distinguir un lado del otro de la supuesta «ley».
Y con éste panorama planteado por los autores tenemos una aventura que hay que reconocer que no va a trascender a la historia del personaje, y siendo sincero probablemente si no fuese por los dibujos de Brereton pasaría con más bien pena que gloria. Pero… ¡¡Y lo bonitas que son las acuarelas de Dan!! ¡¡Y lo atractivas y «reales» que son las damiselas que dibuja!! ¡¡Y lo que me gusta a mí éste dibujante!! Aunque debo reconocer que ése ombliguillo al aire, por más delicioso que me parezca, me chirría ligeramente para la supuesta época en la que se ambienta la trama.
En el tomo de ECC además de la serie limitada de 3 números que da nombre al volúmen encontramos el one-shot que hizo de secuela un año más tarde, en el que se ampliaría ligeramente éste universo al presentarnos versiones alternativas de Canario Negro, Roy Harper o Harley Quinn. Un broche perfecto para seguir quedándonos embobados con el dibujo y divertirnos con los malabarismos argumentales que realiza el guionista para integrarlos en la historia.
Resumiendo, no es la historia definitiva de Batman. No es el mejor elseworld que existe. Incluso se podría decir que no es la mejor obra de éstos autores. Pero entretiene mucho y supera con creces el nivel medio de calidad que suelen tener las series regulares. Con éso a mí me vale… ¿y a tí?
Como tontería final y para los coleccionistas de muñecos, aquí tienen una instantánea de los correspondientes a Batman y Batgirl de éste universo. Que, por cierto, en el de ella tiene marcado el ombligo… ¡¡ainsss… qué maravilla de ombligo!!