¿Sabéis eso que suelen hacer Marvel y DC de lanzar una serie con un equipo de lujo para cambiarlo en unos números por segundas o terceras espadas? Claro que lo sabéis, podemos verlo cada pocos meses desde… desde siempre, diría yo. Ya era algo viejo cuando Jotace lo inmortalizó en su blog hace más de quince años y no ha cambiado lo más mínimo. Bien, pues Relatos de los Titanes es esto mismo pero comprimido en sólo 4 números.
Tras Crisis Oscura en Tierras Infinitas y con la Liga de la Justicia fuera de plano, los Titanes — ya no tan jóvenes — se postulan como el principal supergrupo del universo DC. Es por eso que acaba de salir la nueva serie a cargo de Tom Taylor y Nicola Scott, que antes o después se pasará por esta vuestra web. Sin embargo, a modo de aperitivo nos llega esta antología de cuatro números donde, en cada uno de ellos, asistimos a una historia concreta para profundizar en alguno de sus personajes. Starfire, Raven, Donna Troy y Beast Boy serán los elegidos, cada cual con un equipo creativo distinto.
Y aquí es donde volvemos a lo que comentábamos al principio. Arranca la serie con Shannon Hale y Javier Rodríguez. Aunque no sea ajena al mismo, Hale no es especialmente popular en el mundillo comiquero, pero hablamos de una escritora bestseller de novelas para jóvenes y adultos, multipremiada e incluso con una adaptación al cine de su novela Austenland. El asturiano Javier Rodríguez no es que necesite presentación por estos lares, pero sin duda su trabajo en Spiderwoman, Historia del Universo Marvel o Defensores le han dado ya en los USA el estatus de estrella que sin duda merece.
Sin embargo, para el segundo número ya tenemos a Tini Howard, que no es que sea una mindundi, pero tampoco una primera línea. Goza actualmente de cierta popularidad por su trabajo en los mutantes con Excalibur o Corporación X y con Catwoman en DC, pero no hablamos de uno de esos nombres que mueven al público masivo. Lo mismo sucede con Eleonora Carlini, una artista italiana bastante resultona que también hemos podido ver en los mutantes, concretamente en Merodeadores, así como en los cómics de Doctor Who.
Para el tercero pasamos a Steve Orlando, para nada un recién llegado y tiene algún que otro modesto hit como Midnighter y Apolo o Detective Marciano, pero admitamos que ya hablamos más de un guionista de retaguardia. Le acompaña la costarricense Kath Lobo, con ciertos mimbres y visualmente prometedora, pero notoriamente falta de veteranía.
Y llegando al cuarto tenemos al australiano Andrew Constant, prácticamente un desconocido al que en España apenas hemos podido leer más allá de números sueltos y la miniserie de Demon, y, al dibujo, la pareja formada por Ted Brant y Ro Stein, conocidos sobre todo por la inédita en España Crowded, pero sin apenas obra publicada en nuestro país.
Y sucede lo que tenía que suceder. La primera historia, con Hale y Rodríguez centrados en Starfire, sale bastante airosa, sobre todo en el plano gráfico, donde está pletórico. Pero tampoco está exenta de aciertos en lo literario, con una revisión de los roles que tenemos asignados a la buena de Koriand’r y algunos detalles de caracterización bastante curiosos.
El segundo de estos Relatos de los Titanes aún mantiene el tipo, con Tini Howard y Eleonora Carlini llevando a Raven a una historia que le hace enfrentarse a sus orígenes. Tal vez resulta un tanto predecible si tenemos en cuenta que parte de su peso está en el giro, pero hace una labor de caracterización digna y destaca sobre todo la labor de Carlini, por más que en alguna ocasión pueda resultar un tanto excesiva.
La historia de Donna Troy con Steve Orlando y Kath Lobo ya bordea el naufragio, con una incursión a Markovia llena de clichés sin el más mínimo juego con ellos y un maniqueísmo un tanto vergonzoso. Se salva mínimamente por el atractivo visual de la dibujante, pero no deja de ser apreciable una falta de tablas con el acting y la desenvoltura del movimiento, lo que no ayuda a levantar una historia que parte ya con desventaja. Además, ni siquiera dibuja la totalidad de la historia, sino que la termina Bob Quinn (Senda de X), con un resultado más que competente, pero con un flaco favor a la coherencia gráfica de un relato de solo 24 páginas.
Y tampoco es que la propuesta de Constant para Beast Boy sea peor que la anterior, con lo que pararíamos un poco la progresión en picado, pero el trabajo gráfico de Brant y Stein resulta tosco, rígido y a juzgar por la escasez de fondos, muy probablemente apresurado, cosa que, junto con la presencia de dos dibujantes en el capítulo anterior, nos hace sospechar que no se trabajaría con plazos muy holgados precisamente.
Relatos de los Titanes conforma así una suerte de subproducto aprovechando el tirón, que si bien deja teasers de algunas tramas personales que se desarrollarán en la serie principal, exceptuando el número de arranque y reclamo, resulta bastante olvidable. Hay un esfuerzo en que sirva de presentación tanto a los nuevos lectores que no conocen el lore de los Titanes, como para que aquellos que ya están familiarizados vean aquí a sus personajes retratados con cierto cuidado y abriendo nuevas líneas argumentales en este nuevo punto en el que los Jóvenes Titanes ya no son tan jóvenes. No obstante, no pasa de ser un tebeo puramente explotativo sin casi nada de la locura que precisamente las explotaciones permiten.
Relatos de los Titanes es un ejemplo de lo que sucede cuando una editorial lanza un planteamiento con mimo de caducidad rápida. Es una lástima que en una iniciativa a tan corto plazo se caiga en los recortes e improvisación, pero parece que la prioridad es llenar las estanterías todo los meses.
