Llevo mucho tiempo diciendo que Peter Milligan es uno de mis guionistas preferidos de la historia del cómic. Suyas son algunas de las series más interesantes que dio el sello Vertigo de DC, como The Extremist o Enigma, pero también ha brillado en el cómic superheroico en la memorable X-Statix. Así que cuando se anuncia una nueva serie suya, la lectura es obligatoria, toque el tema que toque. Incluso aunque sea una historia de… ¿piratas? Mira, no me esperaba algo así de este autor. Pero su nombre es motivo suficiente para leer Reina Pirata.
Cuando uno piensa en Peter Milligan, lo primero que le vienen a la cabeza son historias experimentales que reflexionan principalmente sobre la identidad y la personalidad, sobre qué es lo que hace humano al ser humano, una especie de quiénes somos y por qué lo somos. Pero este autor también tiene historias más desenfadadas, no todo en su carrera es Shade, el hombre cambiante o Blanco humano. También hay sitio para los superhéroes más clásicos, como Spiderman o la Patrulla-X. Y en este tipo de obras, menos personales y más comerciales, es donde se encuentra Reina Pirata.
Esta serie limitada de la extraña editorial Bad Idea sigue a Lunes Ryan, una pirata, hija de un pirata que vive en un barco pirata y tiene una relación con un pirata chino del que espera un hijo. Parece una vida intensa y llena de aventuras, pero también de peligros. Y así empieza esta obra: Lunes, junto con el resto de sus compañeros, han sido capturados por la Marina inglesa y van a ser colgados en la horca, pero según la ley, no se puede ejecutar a una mujer embarazada. Por ello, Lunes se salva, no así el resto de su tripulación. Y así empieza una fuga y una misión de venganza que durará varios años.
Aunque estemos ante la versión más amable de Peter Milligan, se permite hacer ciertos experimentos con la narración. Los saltos temporales son constantes a lo largo de la obra, desde el principio in media res pasando por una sucesión de flashbacks que nos ponen en contexto y nos explican por qué nuestra protagonista tiene la soga al cuello -literalmente- en la primerísima página de la historia. Por otro lado, cada número de los cuatro que forman esta miniserie termina en un cliffhanger que no es resuelto, inmediatamente al menos, en las primeras páginas del siguiente. Y aún así, la lectura de la obra es totalmente fluida, como es necesario en una historia de corte clásico, aunque con ciertos giros argumentales que evitan que caiga en el estereotipo de una historia que a priori puede resultar tan manida como piratas y venganza. El único pero que quizás se le puede poner es que la resolución de la historia puede parecer un tanto precipitada. Milligan tiene un oficio que pocos autores tienen, y nos consigue capturar en prácticamente todas las obras que ha escrito en las últimas décadas. Y aunque Reina Pirata no se centre en sus temas habituales, no deja de ser una historia de personajes.
Al dibujo tenemos a Adam Pollina tras una reinvención personal que ha dejado irreconocible -para bien- al autor. Aunque firmó algún trabajo puntual previo, la mayoría lo conocimos en X-Force tras la Era de Apocalipsis, durante la Marvelution y con guiones de John Francis Moore. También fue la época en la que muchos nos bajamos de la serie de los pupilos de Cable. Tras tres años, desaparece del mundo del cómic, dando el salto al cine (donde es el responsable del diseño de la Terminator de T3), a los videojuegos (donde diseña personajes para juegos como Golden Eye o God of War) y a la música (donde dirige videoclips para gente como los numetaleros Sevendust). En 2018 vuelve al mundo del cómic, haciendo varios trabajos para Valiant y posteriormente para Bad Idea, el experimento fundado por Dinesh Shamdasani y Jason Kothari, los relanzadores de Valiant años antes. En Reina Pirata, Pollina ya no es el autor noventero superheroico de aspecto alargado e hiperbólico. A estas alturas tiene un estilo mucho más cercano al cómic europeo, recordando por momentos a un Frank Quitely con dejes de Milo Manara, que al género superheroico del que viene.
La edición de Moztros de esta obra es impecable. Estamos ante un tomo en la tradicional tapa dura, con papel satinado y una correcta reproducción del material original. Como extras, tenemos una breve sección de bocetos y diseños de personajes de Pollina.
Reina Pirata es un cómic de entretenimiento puro, sin pretensiones de revolucionar el medio ni provocar reflexiones filosóficas, pero que no trata al lector como tonto. Nos cuenta lo que nos quiere contar de una forma ágil y absorbente, pero sin limitarse a una narrativa lineal clásica. Totalmente recomendable para los que quieran pasar un buen rato de lectura y, por supuesto, para los aficionados al género de los piratas. ¡Arrr!