Habitualmente no soy muy nostálgico, de hecho creo que serlo empaña mucho el recuerdo y hace que veamos las cosas pasadas mejor de lo que son. Pero hoy me alejo del cómic y voy a dejarme llevar por la pura nostalgia noventera, pero es que el tema lo merece.
Los Power Rangers. Los primeros, los que llenaron nuestras tardes, nuestras jugueterías, nuestros patios de colegio, esa serie basada en Super Sentai (algo que desconocíamos entonces) y que llegó a principios de los noventa para convertirse en un auténtico hito.
A tal punto que dos décadas después siguen haciéndose capítulos nuevos, la historia no ha dejado de crecer (siempre siguiendo líneas de la original) y con una nueva película que bajo el aspecto de ser para público juvenil late otra realidad, la de todos los treintañeros (y más) que acudiremos en masa a la sala para poder estar de nuevo frente a nuestros héroes.
No es la primera vez que pasará, eso fue en 1995 con Mighty Morphin Power Rangers: The Movie. Producción que se inspiraba en lo que habíamos visto en pantalla, pero que no formaba parte del canon establecido. La única que lo hacía, ya que los posteriores filmes sí están encajados dentro de la continuidad, siendo parte de un todo mucho mayor.
¿Y qué tenían estos Rangers para que lograran tal éxito?
Es complicado decirlo. Una serie que en gran medida estaba hecha de cortes de otra, que en muchos aspectos se veía barata y que argumentalmente (debe decirse) podía ser muy tontorrona. Pero molaba.
Era divertida, entretenida, los villanos eran excéntricos y coloristas, los héroes eran puros y practicaban artes marciales, y además parecían superhéroes. De hecho la historia de un joven que se encuentra un amuleto que le da grandes habilidades y debe responder ante una entidad superior es muy habitual, me viene a la mente Linterna Verde como el mejor ejemplo de este tipo de historia.
Quizá eso fue, al menos en mi caso, lo que hizo que me enganchara. Hablamos de un momento en el que no era nada habitual que en la televisión se pusieran producciones basadas en los superhéroes del cómic, sí que había varias de animación pero no de acción real. Por supuesto estaba Flash, el relámpago humano, pero apenas tuvo duración y menos todavía logró conformar un producto que pudiera crear un universo propio.
Los Power Rangers sirvieron para llenar ese hueco, para que la imaginación volase y que nos hiciera soñar con ser esos muchachos, con sus aventuras, con su valentía, con una historia que les hizo crecer y evolucionar. Y sí, con esas mallas de colores que bien podían estar sacadas de cualquier historieta de DC Comics.
No, no me he olvidado de él.
De Jason David Frank, de Tommy Oliver, del Green Ranger (entre otros, ya que fue evolucionando).
Uno de los personajes más relevantes de la franquicia y de los más queridos, lo que queda en que ha ido apareciendo en varias de las series que conforman esta larga saga, se le considera el mejor Ranger de todos y también se le vio en 2015 en el imprescindible especial Power Rangers Super Megaforce: The Legendary Battle que es una pura delicia para todos los fans de la serie.
Ahora van a volver. Los clásicos, los (para nosotros) originales, los Mighty Morphin Power Rangers, los héroes de nuestra infancia. Lo hacen en una película titulada simplemente Power Rangers con un reparto en el que están Bryan Cranston, Elizabeth Banks y Bill Hader, cuyo trailer desencadenó una reacción muy positiva entre el público.
Solo queda esperar y ver.