El Incidente Darwin, Shikimori, Keigo Maki y Ranger Reject han sido los primeros lanzamientos de Distrito Manga, el sello de cómic japonés del gigante editorial Random House. No es ni mucho menos la primera vez que se fijan en este material, de hecho, suya es la versión más reciente de Old Boy. Pero ahora ponen toda la carne en el asador. Y es que si bien es cierto que el índice de lectores ha subido desde que explotó la pandemia, el manga ha alcanzado cifras monumentales en nuestro país.

Se dice que durante el confinamiento estricto el consumo de anime en streaming se disparó. Esto provocó que muchos potenciales lectores quisieran leer las historias originales de las aventuras que habían visto en sus tablets, teléfonos o televisores. El siguiente paso fue una guerra de licencias, que ha visto cómo éxitos de la talla de Tokyo Revengers (calificado por Norma como el lanzamiento más importante de la historia de la editorial) o Haikyû (por parte de Planeta) se han colado en la lista generalista de libros más vendidos en nuestro país.

Por eso, no debería pillar a nadie por sorpresa que Distrito Manga (como hizo Yermo con Arechi o Hidra con su línea dedicada al tebeo nipón) haya aparecido con fuerza con cinco títulos iniciales y la promesa de ampliar su producción hasta llegar a más de doscientos tomos publicados el próximo año 2023.

Ranger Reject. Vuelve el Super Sentai a España

Por nuestra parte vamos a hablar del primer volumen de Ranger Reject, un cómic un tanto atípico publicado por Kodansha dentro de su Shônen Magazine con seis tomos recopilatorios en formato Tankoubon publicados ya en su país de origen. El artífice de Ranger Reject es Negi Haruba, conocido mangaka autor de Las Quintillizas, cuyos catorce tomos ha publicado de manera íntegra Norma.

Originalmente el título de la obra es Sentai Daishikkaku. Como su nombre indica, estaría englobada dentro del género Super Sentai. Ya sabéis, el que está protagonizado por una pandilla de chavales que tienen algún cacharro que les da poderes y cuyas peleas normalmente se saldan con el uso de algún arma descomunal o de un robot confeccionado por pequeños vehículos.

En España se trata de un género muy popular desde los años 80 con la emisión de series como Bioman, Winspector, Turbo Rangers, Masked Rider o ese engendro llamado Power Rangers (quienes conozcan la verdadera génesis de la serie sabrán a qué me refiero con engendro), que eclosionó a principios de los años 90, perdurando todavía en nuestros días.

Ranger Reject parte de una premisa muy original. La cosa va tal que así: un buen día un castillo alienígena aparece en el cielo y de él brotan unos tipejos humanoides (con un aspecto que recuerda a los malos genéricos o masillas de los mencionados Power Rangers). Para combatirlos se crea a la Patrulla Dragón Divino, cuyos miembros denominados Dragon Keepers dan una paliza cada semana a los pobres invasores.

Sí, he dicho pobres invasores, porque de esta supuesta fuerza del mal solo quedan los curritos, ya que todos los jefes fueron exterminados por los llamados defensores de la paz. Pero lejos de acabar aquí la cosa, los Dragon Keepers obligan a los alienígenas a producir un monstruo a la semana y a sufrir una derrota tras otra.

De esta guisa se nos presenta este original shônen que conseguirá que nos posicionemos del lado del enemigo. Una obra contada desde el punto de vista del “malo”, que además arroja una mirada bastante ácida al entretenimiento de consumo que muchas veces ve cómo algunas producciones son estiradas hasta la náusea, ya que el engranaje de hacer pasta no debe pararse nunca.

Más allá de esto, Ranger Reject entre risa y risa (con algo de humor negro en ocasiones puntuales) arroja al lector un puñado de personajes rotos, deprimidos, cansados y hastiados de una existencia que les obliga a ser derrotados semana tras semana.

Y esto no es más que el principio, porque lo que empieza como una sencilla serie de superhéroes japoneses acaba adquiriendo tintes más propios de un manga de misterio. El autor consigue que la obra nos interese desde el primer momento, dejando con ganas de más. Solo el tiempo dirá cuánto da la premisa de sí. Y lo cierto es que tampoco os he contado de qué va en realidad la serie, pero ahora mismo tengo muchas ganas de que llegue septiembre para poder leer la continuación.

En la parte artística, Haruba se limita a cumplir el expediente con un dibujo que peca de falta de espectacularidad para lo que debería ser un manga como Ranger Reject. Brilla más en los diseños de héroes, villanos y todo el plantel de criaturas creadas para la ocasión.

No ha empezado mal Distrito Manga, no señor.