Decir a estas alturas que Junji Ito es sinónimo de comercialidad es algo que no sorprenderá a nadie. El genial autor de Uzumaki (próximamente una serie de animación de Adult Swim, los de Rick y Morty) está viviendo una segunda juventud en España gracias a las reediciones llevadas a cabo por ECC en formato flexibook. Ya hemos podido ver Frankenstein, Tomie, Black Paradox, Hellstar Remina o, la que hoy nos ocupa, Punzadas de fantasmas.
Editada por primera vez en abril de 2016, Punzadas de fantasmas regresa a las librerías con una nueva portada y con la intención de provocarnos más de un escalofrío. Pero antes que nada conviene avisar que esta obra no es un manga al uso, sino más bien una colección de relatos escritos por Hirokatu Kihara con ilustraciones del maestro Ito. En total tenemos nueve cuentos más una historia corta que, ahora sí, es un cómic escrito y dibujado por nuestro mangaka de terror preferido.
Debo reconocer que desconocía por completo el nombre de Hirotaku Kihara. Viendo su trayectoria, ha trabajado en la producción de dos clásicos de la animación de la talla de Mi vecino Totoro y Nicky, la aprendiz de bruja. No obstante, su fama le viene por los guiones para la antología de terror Kaidan Shin Mimibukuro.
Sobre estas líneas se reproduce la cubierta de la anterior edición
Los relatos recopilados en Punzadas de fantasmas (o Kai, Sasu en el original) vieron la luz originalmente entre el año 2009 y 2010 en la revista Gekkan Shônen Sunday. En ellos, Kihara escribe una serie de relatos fantásticos que supuestamente tienen algún tipo de base realista (guiño, guiño).
Punzadas de fantasmas. Terror en formato de libro ilustrado
Si bien hemos dicho que Ito sólo ilustra los textos de Punzadas de fantasmas, hay que reconocer que el estilo del escritor encaja a la perfección, sobre todo a la hora de sacar oro de situaciones habituales en el costumbrismo de una sociedad tan conservadora como es la japonesa. Es precisamente ese conservadurismo lo más llamativo en este tipo de historias, que saltan de la “realidad” a un mundo plagado de onis y yokais, y que, no sé a vosotros, pero a mí particularmente siempre me ha llamado mucho la atención por resultar de lo más atractivo.
Ya sea por el poder de lo macabro o por la oscuridad que puede englobar lo cotidiano. Kihara nos regala unas Punzadas de fantasmas muy bien escritas que llegan a provocar algún que otro escalofrío. Una lectura satisfactoria, llena de grandes y espeluznantes momentos que además (dado su formato) estimula la imaginación del lector para sacar sus propias conclusiones, a la vista del desenlace de muchas de las historias.
La parte negativa de un formato tan propicio para el género de terror como es el cuento corto es que en Punzadas de fantasmas es excesivamente corto. Apenas unas ocho páginas por historia (que además están petadas de ilustraciones de Ito) que dejan cojas y con ganas de más muchas de las ideas sembradas.
En lo relativo a las historias tenemos un poco de todo: Desde las típicas leyendas urbanas sobre las casas encantadas o espíritus domésticos a las moralejas relativas a respetar a los mayores o la curiosidad mató al gato. Eso sí, todas son distintas y todas tienen algún elemento destacable.
Mención aparte se merecen los dibujos de Junji Ito. Y es que son sencillamente impresionantes por su capacidad para plasmar la anatomía de manera acertadísima y de ahí pasar a retratar los espectros y fantasmas llegados de los más oscuros rincones de la mitología japonesa. Pequeñas obras de arte ideales para ilustrar los textos de Kihara.
En definitiva, Punzadas de fantasmas es un excelente complemento para nuestra colección de mangas de Junji Ito, cuya única pega es dejarnos con unas ganas locas de leer más y desear que la obra, en lugar de poco más de cien páginas, hubiera tenido una extensión mucho mayor.