El mar de la muerte, del que se dice que nadie ha regresado con vida después de cruzarlo. Al otro lado, un país en el que todos sus habitantes son demonios sanguinarios que viven por y para la lucha. Kenshirô se adentra en el país de los Asuras con la intención de rescatar a Lin, víctima del rapto de Jask. ¡Se inicia una serie de batallas contra los Asuras y sus poderosísimos líderes supremos! «¡¡Aquel que mancilla el honor de un hombre no merece menos que la muerte!!»
Tras unos cuantos números en que esta serie parecía haber perdido el norte, y era una continua huída hacia adelante, los recientes volúmenes de El Puño de la Estrella del Norte parecen haber vuelto a encontrar su pulso. Han pasado unos diez años desde la primera vez que vimos a nuestro héroe Kenshirô, que ahora sigue la pista de Lin, la ya no tan niña amiga que hizo en los primeros números de la serie, secuestrada por Jask. Lin ha sido llevada a un país al otro lado del mar de la muerte, donde todos los niños son entrenados para convertirse en guerreros implacables, una especie de sociedad espartana donde sólo los más fuertes sobreviven para convertirse en asuras (demonios).
Es verdad que una colección como esta ha sufrido del síndrome Dragon Ball, donde el único leitmotiv de la serie es la aparición de nuevos enemigos a cada cual más poderoso, a los que Ken se irá enfrentando. Aquí descubrimos que el Puño de la Estrella del Norte no es la única escuela de lucha Hokuto, sino que también existe el Hokuto Ryûken. No cabe la menor duda de que Ken seguirá siendo el luchador más poderoso de todos y acabaré venciendo a cuantos enemigos se le pongan por delante, sin importar qué estilo de lucha dominen o lo grandes que sean. Pero aun así, la serie mantiene el interés por ver cuántas nuevas formas truculentas de matar a un hombre son capaces de sacarse de la manga los autores Buronson y Tetsuo Hara.
Personajes gigantescos, técnicas marciales imposibles y testosterona a espuertas son los ingredientes de un manga que nos voló la cabeza allá a principios de los noventa. La serie original en Japón data de 1983, y a lo largo de 5 años no fueran pocas las influencias que tuvo de otros medios. Sin ir más lejos, en este mismo volumen encontramos referencias gráficas a las películas Cobra, el brazo fuerte de la ley (George Pan Cosmatos, 1986) y Los Goonies (Richard Donner, 1985). Aunque seguramente su máxima influencia proviene del cine postapocalíptico, del que Mad Max (George Miller, 1979) fue el mayor exponente.
El Puño de la Estrella del Norte es un festival de puñetazos como panes de pueblo, repartidos por luchadores con físico de culturistas (no como esos Caballeros del Zodiaco, que eran unos tirillas). Si hay un motivo para leer esta serie es la sublimación de la fantasía de poder adolescente, de la ley del más fuerte, de arreglarlo todo a mamporros. Es pelearse porque sí, a ver quién es más fuerte o la tiene más larga. Y al fin y al cabo, de vez en cuando apetece liberar algo de testosterona y recordar por qué nos sale pelo en el pecho. Mañana volveremos a ser seres humanos civilizados y educados, pero hoy, leyendo este manga, toca ser bárbaros musculosos y desollarse los nudillos.