Hay ocho ciudades celestiales, de las cuales K’un-Lun es una. Cada ciudad tiene un dragón que es la manifestación de su Chi. Pero ahora alguien ha reunido un ejército de muertos vivientes para atacar cada una de las Ciudades Celestiales, matar a sus dragones y recoger sus corazones, ¡robando así su Chi! Danny Rand y Fooh, su socio de K’un-Lun, deben manifestar estas ciudades en la Tierra y reclutar a otros héroes para ayudar a contener a las hordas de no muertos.
Hay autores que son capaces de crear una mitología alrededor de un personaje que enriquece su trasfondo, sin contradecir la continuidad existente hasta la fecha. En el caso de Puño de Hierro, Ed Brubaker, Matt Fraction y David Aja construyeron en su Inmortal Puño de Hierro, allá por 2007, todo un pasado que giraba acerca del poder del puño de hierro como legado que pasaba de generación en generación. No sólo eso, sino que además se sacaron de la manga seis ciudades legendarias más, aparte de K’un-Lun, que estaban protegidas por sendos guardianes con poderes místicos. No sólo la serie fue un éxito de crítica y público, sino que además cimentó unas bases para el personaje que han servido como fuente de inspiración para autores posteriores. Es el caso de este El Corazón del Dragón, la historia de Puño de Hierro en la que el veterano guionista Larry Hama se une al más joven Dave Wachter para ahondar en esa mitología y traernos una historia con tintes de videojuego o serie de animación, merced a su estructura episódica y su ritmo endiablado.
En El Corazón del Dragón, los autores no nos dan un respiro, puesto que ya en la página 5 tenemos a Danny Rand y su acompañante, el monje Fooh, enfrentándose a una banda de ninjas nomuertos en una de las Siete Ciudades Celestiales, custodiada por Hermano Perro. Inmediatamente entran en escena dos pesos pesados de la lucha cuerpo a cuerpo como son el Supervisor y Lady Bullseye, lo que obliga a nuestros protagonistas a ponerse las pilas. De esta manera, Danny y Fooh visitarán el resto de las Ciudades Celetiales acompañados de sus amigos Luke Cage y la joven Pei . Por cierto, muy sospechoso el parecido de ésta con la pequeña Jade, el personaje de Las Aventuras de Jackie Chan. Mientras visitan las restantes Ciudades Celestiales, este equipo de héroes se encontrarán con otros personajes del Universo Marvel como Okoye, la líder de las Dora Milaje (la Guardia Real de Wakanda), el mutante brasileño Mancha solar y varios otros defensores de las Siete Ciudades Celestiales, como Cobra Gorda, el Príncipe de los Huérfanos y la Novia de las Nueve Arañas. Asímismo, el guionista recupera a la amante / villana de Puño de Hierro Brenda Swanson, que a partir de esta historia adquiere el nom de guerre de Yama Matadragones.
Lo cierto es que a este cómic no le falta de nada, excepto tomarse un poco más en serio. Al guion de Larry Hama (Veneno) se le ve el cartón al utilizar a esos ninjas nomuertos como villanos «masilla» (muchos y poco peligrosos), un recurso muy manido para mantener a unos miembros del equipo ocupados mientras el resto hace avanzar la trama según convenga al guionista. Por otro lado, los diálogos resultan forzados y muy reminiscentes de las series de dibujos animados donde cada personaje tiene que tener su frase y su momento de protagonismo, amén de desarrollar la historia visitando las distintas ciudades como si fueran fases de un videojuego, con su jefe de final de pantalla incluido. Esto no quiere decir que El Corazón del Dragón sea un tebeo malo. Al contrario, son muchas sus virtudes, y la principal de ellas es que no aburre en ningún momento. Gran parte del disfrute de esta obra viene de la mano del dibujante Dave Wachter (Las Tortugas Ninja), cuyo estilo dinámico y de trazo muy suelto va como anillo al dedo a esta historia dirigida a un público claramente más joven que yo. Tal vez la idea sea relanzar al personaje para una nueva generación de lectores (no se me ocurre otro motivo para meter a una niña como sidekick), tras el fiasco de la serie de Netflix.
Puño de Hierro: El Corazón del Dragón es, en definitiva, una buena historia de aventuras, fantasía y artes marciales. No es perfecta, claro: a Larry Hama le pesan los años y el estilo de historias que funcionaba en los ochenta ya no se lleva. Por suerte, conserva su sentido del ritmo y la aventura, que unido al dinámico dibujo de Wachter hace que la lectura no se sienta lastrada en ningún momento. Esta historia sirve de puerta de entrada a una nueva etapa de Puño de Hierro, de la que no sabemos nada por el momento. Sin embargo, si sigue por la senda de El Corazón del Dragón, puede resultar una serie bastante interesante.