Como podemos leer en la portada, «Este no es un tebeo de Astérix». Aunque no lo parezca por el título, ¡Por Tutatis! es una historia de Lapinot, pero por desgracia, el particular conejo creado por Lewis Trondheim hace ya casi treinta años, no ha tenido excesiva suerte en España.
Antes de recorrer la accidentada historia de publicación de Lapinot por estos lares, no está de más dar unas pequeñas notas sobre su autor, ya que aunque podría considerarse una de las figuras clave de la bande dessinée de la frontera entre siglos, la fortuna comercial de su obra en castellano no está a la altura de sus logros.
Lewis Trondheim, junto con sus compañeros Jean-Christophe Menu, David B., Mattt Konture, Patrice Killoffer, Stanislas y Mokeït, funda L’Association en 1990, uno de los máximos exponentes de lo que se dio en llamar la nouvelle BD, que revolucionó la manera de hacer cómics en Europa. Este autor de Fontainebleau acumula premios y nominaciones a nivel internacional como muy pocos y su nombre se ha visto en los Eisner, los Harvey, los Ignatz, Angouleme, Inkpot, Haxtur y prácticamente cualquiera que se os ocurra, pero la publicación de su extensa obra nos ha llegado de un modo bastante errático.
Tal vez su obra más conocida y con mejor suerte sea La Mazmorra, creada con su colega Joann Sfar, pero hemos podido ver otros muchos y muy variados títulos como La Mosca, Kaput & Zosky — ambas con sendas series animadas— , El rey catástrofe o Mis circunstancias y rara ha sido la editorial española que no ha picoteado con alguno de sus títulos. Sin embargo, su publicación ha sido dispersa y con montones de huecos y para ilustrarlo, lo mejor es ver la carrera de Lapinot en nuestro país.
Lapinot tiene varias series en Francia y ya la primera en llegar a España de la mano de Planeta Cómic en 2001, lo haría algo mutilada. Más allá de la reducción de tamaño de esta edición, esta serie tiene una especie de número cero que publicaría más tarde Astiberri, Las zanahorias de la Patagonia, pero pongamos que se quedó fuera por no pertenecer estrictamente a la serie. Sin embargo, Mildiu también saldría por otro lado de la mano de la extinta Burz Comics y permanecen inéditos Blacktown y La couleur de l’enfer. Saldría después la serie de Las aventuras sin Lapinot, de la que Norma dejaría sin publicar la última entrega y, por si fuera poco, tiene en Francia una tercera serie, Les nouvelles aventures de Lapinot, que ya lleva ocho tomos, de los cuáles ¡Por Tutatis! es el primero en llegar por aquí.
Probablemente todo este contexto sea un tanto excesivo si os digo que no hace falta haber leído absolutamente nada de Lapinot para disfrutar de ¡Por Tutatis! y ojalá este punto de entrada pueda servir para recuperar con un poco más de mimo las aventuras del personaje más característico de Lewis Trondheim.
La premisa de ¡Por Tutatis! es lo que en Japón se viene a llamar un isekai. Lapinot despierta en el mundo de Astérix y Obélix, pero todos lo ven como el pequeño y bigotudo galo. Mientras termina a acostumbrarse a su nueva situación, llegará alguien que dice ser el mismo dios Tutatis, que avisa de un ataque romano, que esta vez será asistido por el mismísimo Júpiter.
Como en todas las historias de Lapinot, los humanos no son humanos, sino animales antropomórficos, incluidos nuestros galos favoritos, y Lapinot no deja de ser un habitante del primer mundo en el siglo XXI, con lo que gran parte del encanto de ¡Por Tutatis! está en la autoconsciencia y en las disparatadas situaciones a las que esto dará lugar.
Sí sería necesario, sin embargo, haber leído Astérix para disfrutar de ¡Por Tutatis! o como mínimo haber visto las películas animadas. Es decir, no es imprescindible ser un experto en Astérix, pero sí conocer el lore y estar al tanto de algunas aventuras concretas, porque esta historia está repleta de guiños, aunque nada especialmente rebuscado. Sin embargo, cierta familiaridad es necesaria, aunque solo sea para ver cómo se le dan la vuelta a algunas de las reglas de aquellas historias de Goscinny y Uderzo que conocemos. No olvidemos que cuando Lapinot aparece en la aldea, no está en un tebeo sino que para él es el mundo real… con peculiares consecuencias.
Comparte también con las aventuras de Astérix y Obélix la querencia por dejar cierto discurso mordaz sobre la realidad con la envoltura de una divertida ficción juvenil y nos deja caer pequeñas punzadas sobre la religión, el gregarismo, la violencia o incluso los nacionalismos.
¡Por Tutatis! no es sin embargo una historia juvenil porque, aunque muy caricaturizada por el habitual estilo gráfico de Trondheim, la violencia es explícita y motivo de cachondeo, con lo que esta viene a ser una historia para aquellos que leyeron Astérix en su infancia, que ya la han dejado atrás hace un buen puñado de años.
¡Por Tutatis! sirve tanto de homenaje, como de desmitificación de aquellos cómics de Astérix que, sin duda, Trondheim leyó de niño y se permite una divertida mirada con una mezcla de ironía y cariño, que se lee sola.
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