Un vez más, Fulgencio Pimentel trae una de esas obras que difícilmente dejará al lector indiferente, bien sea por el tipo de propuesta, estilo narrativo de los autores como por la propia edición. En este caso, La playa más bonita del mar del Norte es una obra que cumple con creces esa definición, porque se trata de una historia de corte intimista, muy cortita y que busca transportar al lector a un paisaje extraño pero con sensaciones que le llevarán a lugares comunes. Una historia escrita y dibujada a cuatro manos, por la china Sun Bai y el francés Lucas Burtin quienes, se graduaron en Bellas Artes por la Universidad de Le Mans.
La historia es muy sencilla: el nivel de las aguas se ha elevado hasta el punto de convertir la Tierra en un lugar de riesgo para la vida. Eso provoca que la mayor parte de la población haya abandonado el planeta en busca de un hogar estable. En ese escenario, una mujer se desplaza hasta una población costera del mar del Norte para encontrarse, por última vez, con un hombre. Él tarda en aparecer, por lo que ella aprovecha para dar un paseo y ver la playa y la gente que aún sigue por allí.
El tono de la historia me ha recordado en cierto modo a Jiro Taniguchi. Los autores buscan en todo momento transmitir ese mar de calma dentro de un mundo en el que lo normal es perder el control y salir huyendo desesperado. Con un dibujo estático, encuadres conservadores y un predominio de rejillas de pagina de 2-3 viñetas horizontales, la historia se mueve en una narrativa sosegada que intenta transmitir una sensación de entrega a la situación de los habitantes de la afamada playa más bonita del mar del Norte. Los que siguen allí no muestran intención alguna de intentar sobrevivir a la apocalíptica situación, y se han dejado arrastrar ya por la desidia.
Precisamente esa propuesta de los autores, forma parte de lo que pretenden provocar en el lector. Es cierto que la sinopsis a primera vista resulta muy llamativa y levanta la curiosidad en torno a qué es lo que ha llevado a la Tierra a esta situación y cómo está afrontándola. Pero todo es un mero McGuffin que no hace más que ambientar la historia y provocar un interés que no será apaciguado. La historia de ambos protagonistas podría perfectamente haberse contado igual en otro escenario menos periapocalíptico, simplemente para mostrar la despedida de una pareja que bien podría haber llegado al final de una relación o bien podría haberse tenido que romper por motivos de un trabajo en el extranjero. Pero eso habría provocado menos extrañeza en el lector. Y no cabe duda que la intención de los autores es precisamente la de desconcertar.
En definitiva, La playa más bonita del mar del Norte es una obra interesante que busca provocar sensaciones en el lector y transmitir melancolía, sin necesidad de dar muchos más detalles sobre la premisa apocalíptica que desencadena ese encuentro entre los personajes. Con un estilo sencillo y una narrativa premeditadamente conservadora que huye de grandes artificios y evita cualquier obstáculo que dificulte mantener la vista en esa protagonista tranquila, segura y con un objetivo muy claro. Una edición cuidada por parte de Fulgencio Pimentel que seguramente sufra las comparaciones con otros cómics en cuanto a que por lo que nos dura la lectura es, por hacer un símil, como pagar el precio de una entrada de cine por ver un cortometraje. Si, como yo, disfrutáis con una obra que sepa provocar sensaciones en el lector, merecerá la pena, pero si buscáis una historia con desarrollo y más trama, tal vez se os quede corta.
Lo mejor: Sabe dirigir muy bien la narrativa para transmitir lo que pretende: paz, melancolía y tristeza contenida.
Lo peor: A pesar de ser muy disfrutable, la lectura dura un suspiro.