Jérémie Moreau lleva ganando premios desde que era muy joven. Con 16 años ya se hacía con un premio para estudiantes en el festival de Angoulême y cada nueva obra que ha sacado le ha valido alguna nominación o premio, siendo su consagración definitiva la publicación de La saga de Grimr, obra con la que consigue el premio a la mejor obra en dicho festival. Ahora nos llega su obra posterior, Penss y los pliegues del mundo, que también publica en España Norma Editorial. Una obra naturalista, que nos presenta el descubrimiento de la observación de la naturaleza y de la agricultura por parte de un joven que no encaja con su tribu.

En su clan, Penss es un bicho raro: no muestra ningún interés por la caza y, mientras el resto de su tribu consigue los alimentos con los que subsistir, él prefiere contemplar los ríos, las montañas y los árboles y plantas frutales. Observa la naturaleza e intenta comprender cómo está formado el mundo y cómo puede crecer y mantenerse. Pero un día, acabará separándose de su propia tribu y comenzando el proyecto más ambicioso y arriesgado para una sociedad como la suya, primitiva y plagada por el desconocimiento del entorno que les rodea: tomar las semillas de los árboles y plantas que dan frutas y verduras, e intentando reproducirlas en la tierra y vivir de la recolecta.

La obra destaca por ese halo filosófico que emana en cada página, ya no por ser un canto a la naturaleza y al respeto al mundo animal, sino porque Penss ve este mundo que crece y va teniendo pliegues en su crecimiento que son muescas de dicho crecimiento y evolución. El modo que tiene Moreau de contar la historia es bastante llamativo en ese aspecto porque, no se corta a la hora de usar anacronismos si vienen bien a la historia, y aporta un punto de vista realista en el sentido en que, no por el hecho de dotar en todo momento de un tono melancólico y poético a la historia, esconde las repercusiones que puede tener una empresa como la que lleva a cabo Penss. Y es que la siembra lleva su tiempo, y si no cazas y comes animales hay gente que puede llegar a morir de inanición.

Es curioso ver cómo, siendo una obra que destaca por el deslumbramiento del protagonista por la espectacular naturaleza que le rodea, muestra esa misma naturaleza con un estilo muy sintético y figurativo, con acuarelas que acaparan todo el color dando poco espacio al detalle. Pero es que Moreau intenta transmitir más esa sensación de inmensidad pero no tiene un estilo que pueda deslumbrar igualmente al lector con detallados paisajes con árboles o montañas que puedan invitar a detenernos con grandes dobles páginas de entornos naturistas. En todo caso, funciona bien y creo que persiste la idea que pretende transmitir en todo momento. Ese dibujo sintético contrasta con una narrativa más desarrollada, donde alterna transiciones lentas entre grandes viñetas con otras páginas repletas de pequeñas viñetas detalle que retrasan la lectura. Y concretamente hay una escena romántica que me ha encantado, contada a través de esta segunda fórmula, con exquisita delicadeza y sutilidad.

La edición de esta Penss y los pliegues del mundo es correcta, con un tamaño ligeramente reducido y un papel offset de alto gramaje que reproduce muy bien esas acuarelas para el color, aunque se echa en falta que hubiera contado con algunos extras en forma de artículos o bocetos del autor. En una obra en la que el simbolismo es tan alto y pretende elevar ese mensaje naturalista, habría estado bien poder contar con algún artículo en esa línea, aunque entiendo que la edición es fiel al original.

En definitiva, Penss y los pliegues del mundo es una de esas obras que invita a la reflexión sobre el respeto a la naturaleza, y cómo podríamos cuidar mejor nuestro entorno y el mundo que nos rodea. Igualmente deja con ganas de darte un paseo por algún entorno rural y contemplar los paisajes que tenemos al alcance de la mano, cuando terminamos la lectura. Para ello recurre a una historia, podríamos decir, de aventuras en las que vamos a acompañar a Penss en su interacción con otras personas, tribus y que deja claro aquello de «Homo homini lupus», siendo la naturaleza humana el principal enemigo que tiene la Tierra a día de hoy, poniendo en juego la viabilidad de nuestro medio a largo plazo, si no hacemos algo por evitar seguir contribuyendo a su deterioro.

Lo mejor: El tono melancólico y poético que tiene la obra. Que a pesar del mensaje naturalista, no se pierda en una utopía y muestre que a veces es necesario recurrir a la caza para la supervivencia del protagonista.

Lo peor: Con el desenlace que tiene, creo que el mensaje que queda a modo de moraleja es algo más difuso de lo que debería.